Capítulo 16: Fuga

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El sonido de las campanas al entrar en la pequeña cafetería del pueblo llenaba el aire, un eco suave que hacía juego con el acogedor ambiente. La decoración era sencilla, mesas de madera dispersas, luces cálidas colgando del techo, y una barra desgastada por el uso. El aroma a café recién hecho era inconfundible, y el lugar estaba casi vacío, lo que le daba a Joe y Kathryn una sensación de tranquilidad.

Se sentaron en una de las mesas cerca de la ventana, donde la luz del sol se colaba con suavidad, proyectando sombras largas sobre el suelo. Kathryn miró el menú, pero ya sabía lo que iba a pedir. Joe, a su lado, jugaba con el servilletero.

— Bueno, ya estamos aquí — dijo Joe con una sonrisa mientras miraba a Kathryn

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— Bueno, ya estamos aquí — dijo Joe con una sonrisa mientras miraba a Kathryn. —Te prometo que el lugar que te llevaré te va a sorprender —

Kathryn sonrió de lado, apoyando los codos en la mesa. — ¿Más te vale, Locke. Si no me sorprendes, voy a pedir un reembolso —dijo, en tono bromista.

Joe se echó a reír. — Oh, no te preocupes, lo último que querrías es un reembolso de esta aventura — Luego, levantó la mano para llamar a la camarera y pidió dos cafés y un par de emparedados. Kathryn observaba cómo Joe trataba de aparentar calma, pero era evidente que quería hacerla sentir mejor. Él la conocía lo suficiente para saber que las noticias matutinas la habían afectado, pero confiaba en que, con lo que había planeado, ese mal sabor de boca desaparecería.

— ¿Seguro que dos emparedados serán suficientes? — preguntó Kathryn, bromeando mientras miraba el menú por segunda vez.

Joe la miró con una sonrisa traviesa.
— Podemos pedir más si te quedas con hambre. Nadie se va de aquí con el estómago vacío —

Ambos se levantaron y caminaron hacia el mostrador. Mientras discutían cuántos aperitivos llevar y si realmente necesitaban tantos, la cajera, una mujer mayor con una sonrisa amable, los observaba divertida. Finalmente, Joe terminó de pedir y la cajera, con una risita juguetona, comentó:

— Son una pareja muy extraña y divertida—  dijo mientras tomaba su pedido.

Kathryn arqueó una ceja y Joe soltó una carcajada. — Oh, no, no somos pareja-, dijo Joe rápidamente.— Solo somos buenos amigos —

La cajera frunció el ceño, sorprendida, y rápidamente se disculpó. — ¡Oh! Lo siento mucho, es que parecen... bueno, parecían una pareja —

Kathryn solo sonrió y lanzó una mirada burlona a Joe, quien todavía estaba sonriendo mientras recogían su pedido. Salieron del café y se dirigieron al auto, con bolsas llenas de aperitivos. Joe abrió la puerta del coche para que Kathryn subiera, lo que provocó una sonrisa de agradecimiento en su rostro.

Tomaron la carretera principal, dejando atrás el pequeño pueblo. Kathryn encendió la radio, buscando algo que acompañara el viaje. Después de unos segundos, una melodía suave pero algo melancólica llenó el coche.

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