𝟘𝟞. 𝐑𝐞𝐜𝐞𝐭𝐚 𝐝𝐞 𝐯𝐞𝐫𝐝𝐚𝐝

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Pov. Stanford

Al fin había conseguido terminar toda la información del viaje, al fin estaria tranquilo todo el día, quizás así podría pasar más tiempo con Marta, y claro con Stanley y los niños, claro, pasar el tiempo con todos los de la casa, sí.
Salí del laboratorio y al hacerlo escuché ruidos en la cocina. Al acercarme a ver, justo la encontré sacando algunos alimentos del frigorífico.

- ¿Marta, vas a preparar algo?

Ella se giró sorprendida mirándome, se ve que no me esperaba, asintió un poco con la cabeza y luego vio hacia los ingredientes que había en la mesa antes de hablar.

- Quise preparar unas galletas para agradecer todo esto, nunca tuve este sentimiento de comodidad en una casa, quería que fuera una sorpresa, creía que estabais todos fuera.

Sonrió y me acerque a ella. ¿Como podía ser alguien tan amable? Siempre que tenía tiempo, hacía cosas así y no era necesario, ayudaba mucho en la casa y en la tienda, no debería de hacer más, eso era más que suficiente. A veces pensaba que su familia se comportaba de esa manera, por eso ella también lo hacía.

- Oh, no era necesario, Marta, no debes de hacer cosas para agradecernos, pero ya que te has puesto a preparar los ingredientes, deja que te ayude. No soy tan buen cocinero, pero te puedo dar una mano cuando lo necesites.

- Oh, gracias, Ford, bueno. ¿Si podrías ir encendiendo el horno para que esté caliente? Lo agradecería bastante.

- Claro, eso lo puedo hacer sin ningún problema, ¿algún grado en especial?

- Ponlo al máximo, es para que esté caliente cuando hagamos las galletas. Antes de meterlas, lo bajamos un poco y luego lo ponemos a su temperatura. Tardan menos en hacerse de ese modo.

Asentí y fui a poner el horno como me pidió, ella mientras continuaba sacando algunos ingredientes, cuencos y cucharas además de una bandeja, uno de los cuencos que quiso tomar estaba en las estanterías altas, me hizo mucha gracia ver cómo intentaba tomar el cuenco sin poder, me acerqué para ayudarle, pero, en ese momento me fijé que una de las mangas de su camiseta se había subido, su piel se veía, no me equivoqué ese día, tenía algo, esta vez lo vi mejor, parecían seres puntos, una cicatriz, me quedé mirando unos minutos hasta que ella se dio cuenta y se bajó la manga de nuevo, no me miro, giro la cabeza.

- Marta, ¿eso era una herida? Vi puntos.

- No, te equivocas, solo es umm... una marca de nacimiento sí, es una marca de nacimiento que tengo, es muy rara, jaja, y pues se ve como una  marca rara si no te fijas bien en ella, jajaja...

Ella se veía muy nerviosa y preocupada, no estaba creando una mentira buena, ni me miraba al hablar, no levantó ni la cabeza, empezó a sudar y su voz temblaba, repetía mucho las palabras.

- No soy tonto, llevo gafas, pero lo vi perfectamente.

- Um...

- Vale, si es solo una marca de nacimiento, enséñame, a ver.

- No...

- Marta

- No

Suspiré pesadamente, esto sería un bucle, jamás pararíamos si seguía así, podríamos tardar toda la tarde si continuábamos de ese modo, me coloque las gafas y volví a quejarme, la tomé del mentón y le levanté la cabeza para que me mirara, le volví a pedir explicaciones, pero ella no dijo palabra alguna, dirigió sus ojos al suelo con las mejillas algo coloradas, me hubiera reído en otro momento de eso, pero en este no, sabía que algo estaba ocultando, lo llevaba pensando desde hacía ya muchas semanas, pero siempre evitaba las preguntas, está vez, no podía escapar, pero tampoco daba explicaciones.

ɢᴏʟᴅ ʜᴇᴀʀᴛ | 𝓢𝓽𝓪𝓷𝓯𝓸𝓻𝓭 𝓟𝓲𝓷𝓮𝓼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora