🥥𝐊𝐨𝐤𝐨𝐧𝐨𝐢 𝐇𝐚𝐣𝐢𝐦𝐞🥥

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Bonten

Las luces naranjas eran las únicas que iluminaban aquel establecimiento para mayores de edad.

Mesas con mafiosos mirando los espectáculos que montaban las mujeres con prendas reveladoras.

Era 31 de octubre y por supuesto todo estaba decorado con decoración de Halloween.

Al igual que las bailarinas, que la ropa interior que llevaban era decorativa.

Ese establecimiento era famoso tanto por las chicas como por los diferentes trajes que les hacían, uno diferente a la semana y sin falta.

Pero la ropa es lo de menos...

Una de las salas fue reservada por una gran suma de dinero, en este se encontraban dos personas.

La cartera de una de las mafias más influyentes en Japón, y una de las bailarinas exóticas de ese club.

La chica estaba acorralada en la pared, con el peli blanco en su cuello mientras le quitaba las pocas prendas que tenía de forma desesperada.

Nunca se decían nada, por qué todo lo que tenían que decir se lo decían de esa manera.

No era la primera vez que Kokonoi Hajime visitaba ese lugar, pero todo lo hacía por ella.

La chica que según el, más se parecía a su primer amor. Tez clara, pelo rubio con flequillo, pero lo único que la diferenciaba eran sus ojos, que no eran verdes sino azules como el mar, un mar cristalino.

La primera vez que Kokonoi la vio de lejos, no lo pudo creer. Y fue por suerte ya que fue obligado por sus compañeros a visitar ese lugar.

Cuando tanto el sujetador como el tanga ya estaban en el suelo, la mano derecha del mafioso viajo hasta el centro de placer de la chica. Tocándola justo como ella quería.

Como si la conociera desde siempre, pues nunca le pregunto si le gustaba o si no.

Con unos pocos roces, ya tenía a la chica a sus pies. Gimiendo sin pudor alguno mientras esta miraba al techo extasiada.

Kokonoi sonreía egocentrico, pues le llenaba el ego. Entonces empezó a besar el cuello de la mujer, mordiendo en algunas ocasiones.

Dependiendo de las horas, estar con ella podría costar entre 15.800—79.400¥ que equivaldría a 100-500€ pero él se pasaba al pagar lo que serían 10.000€ para pasar toda la noche con ella.

Kokonoi la agarró en brazos, para llevarla a la cama de la habitación. La tumbó y entonces se quitó la camiseta.

Ella bajó sus pantalones, liberando su ereccion completamente erecta para pasar su lengua desde el principio hasta la punta.

La rubia miró a Kokonoi a los ojos, esperando que hiciera algo que le diera permiso a seguir. Entonces este le sonrió, ella le sonrió de vuelta y la metió en su boca.

Mientras, el peli blanco soltaba jadeos. Le encantaba como lo hacía la chica, su Airi, mote que le puso ya que no le podían decir su nombre real.

Cuando la metió completa, Koko tuvo que morder su labio, lo que provocó una pequeña herida.

Bajo su mano izquierda hasta la cabellera de la chica para hacer una especie de coleta con su mano y marcar el ritmo. El cual iba incrementando de vez en cuando.

Airi era joven, la mayoría de su experiencia la aprendió junto a él.

Cuando el peli blanco llegó a su punto máximo de placer, metió toda su masculinidad en la boca de la mujer. Haciendo que instintivamente ella tuviera que tragar su semen, sin derramar nada.

Tokyo Revengers one shots🜸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora