El ambiente en casa de Walter había empeorado. Su familia, cada día más violenta y cruel, parecía dispuesta a quebrarlo de una vez por todas. Los golpes y los insultos, que antes eran parte de su vida diaria, ahora se volvían más intensos y peligrosos. Sus padres ya no se conformaban con dejarlo solo en la caseta del perro o darle las sobras de comida. Ahora, la violencia iba más allá.
Una noche, después de un día particularmente malo en el que sus tíos lo habían golpeado sin razón aparente, Walter se encontraba sangrando en el suelo del patio trasero. El dolor físico era abrumador, pero lo que más le dolía era el vacío emocional. Sin embargo, en el fondo de su mente, había una imagen que le daba fuerzas para resistir: Diana. Pensar en ella, en su dulce sonrisa y en la forma en que le hablaba con amabilidad, era lo único que lo mantenía en pie.
Walter (con la voz quebrada, mientras se arrastra hacia la caseta del perro):
—Solo un poco más... solo un día más... necesito verla.Cada vez que tenía la oportunidad, Walter escapaba. Esperaba hasta que su familia se descuidara o se fueran de la casa por algún motivo, y entonces se escabullía hacia el lugar donde solía encontrarse con Diana. No era lejos, solo un par de calles, pero para él, ese breve trayecto era un viaje hacia la única felicidad que conocía.
Las escapadas eran cortas, a veces solo lograba verla por unos minutos antes de tener que regresar a casa. Sin embargo, esos minutos lo llenaban de una energía que nunca había sentido. Con Diana, no era el "niño inútil" o la "vergüenza de la familia". Era solo Walter, alguien que merecía ser escuchado, alguien que merecía una sonrisa.
Una tarde, mientras ambos estaban sentados bajo un árbol, Diana notó las marcas en los brazos de Walter, cicatrices de los castigos que su familia le infligía.
Diana (mirándolo preocupada, mientras acaricia suavemente una de las cicatrices en su brazo):
—¿Quién te hizo esto, Walter?Walter apartó la mirada, incapaz de responder. No quería que Diana supiera lo mal que estaba todo en su casa. No quería cargarla con su sufrimiento. Para él, esos momentos con ella eran lo único puro y bueno en su vida, y no quería arruinarlo.
Walter (intentando sonreír, aunque sus ojos estaban llenos de dolor):
—No es nada... Estoy bien. Solo... gracias por estar aquí.Diana no insistió, pero en su mirada había una profunda tristeza. Sabía que algo andaba mal, pero respetaba el silencio de su nuevo amigo. Sin embargo, cada vez que lo veía, notaba que las marcas en su cuerpo eran más graves, más visibles.
Con el tiempo, la familia de Walter comenzó a notar un cambio en él. A pesar de los abusos cada vez más extremos, algo en Walter había cambiado. No se quebraba tan fácilmente, no lloraba tanto como antes. En lugar de eso, había una leve chispa de esperanza en sus ojos, algo que no habían visto en mucho tiempo. Y eso los molestaba profundamente.
Madre de Walter (gruñendo, mientras lo observa desde la ventana):
—Ese niño... ¿por qué parece que no se rompe como antes?Su padre también lo notó. Walter ya no se quedaba en un rincón sumiso después de una golpiza, sino que, de alguna manera, encontraba fuerzas para levantarse. Esa pequeña resistencia, esa luz que brillaba en su interior, enfurecía a su familia. ¿Cómo era posible que, después de todo lo que le hacían, aún pudiera encontrar alguna forma de felicidad?
Fue entonces cuando comenzaron a sospechar. Empezaron a vigilarlo con más atención, a notar que, en ciertos momentos, desaparecía por cortos periodos de tiempo. Se preguntaban adónde iba, qué estaba haciendo. El hecho de que pudiera encontrar un momento de alegría fuera de su control los llenaba de rabia.
Padre de Walter (mirando con sospecha, mientras lo observa regresar a casa una tarde):
—Ese niño está escondiendo algo... lo sé.Los comentarios entre los miembros de la familia se volvieron más frecuentes. Había una creciente tensión en la casa. Algo estaba por estallar, y Walter lo sentía. Sabía que su pequeño rayo de esperanza, su escapatoria hacia la felicidad con Diana, no pasaría desapercibido por mucho más tiempo.
A pesar de todo, Walter continuaba escapándose para ver a Diana cada vez que podía. Aunque fuera solo por unos minutos, esa pequeña conexión era suficiente para recargar su corazón destrozado. Cada palabra amable, cada sonrisa de Diana, lo fortalecía. Era como si ella le diera el valor que necesitaba para enfrentar su horrible realidad.
Diana (mientras ambos juegan con hojas caídas en el parque, sonriendo despreocupada):
—Me alegra que seas mi amigo, Walter. Eres diferente a todos los demás.Esas palabras lo llenaban de una calidez que nunca había sentido antes. Diana lo veía como alguien valioso, alguien que merecía afecto. No entendía cómo alguien como ella podía ver algo bueno en él, pero no importaba. Lo único que importaba era que, al menos para Diana, él significaba algo.
Walter sabía que cada vez que escapaba, arriesgaba su vida. Sabía que, si su familia descubría a dónde iba y con quién se encontraba, las cosas podrían empeorar de una manera que ni siquiera podía imaginar. Pero cada vez que la veía, sabía que valía la pena. Diana era lo único que lo mantenía con vida, lo único que lo hacía seguir adelante.
La sospecha en la casa de Walter continuaba creciendo. Su madre, siempre vigilante, comenzó a hacer preguntas. Sus hermanos lo seguían en silencio, intentando averiguar a dónde iba cuando desaparecía. Sus tíos lo observaban con miradas de desprecio, como si estuvieran esperando el momento perfecto para deshacerse de él de una vez por todas.
Madre de Walter (hablando en voz baja con su esposo, mientras observa a Walter desde la cocina):
—Algo está pasando. Ese niño... no es el mismo. Debemos descubrir qué está ocultando.Walter, sin saberlo, estaba siendo seguido. Cada vez que escapaba, un par de ojos lo vigilaban. La tensión en el aire se volvía más densa, más opresiva. Y aunque él no lo sabía, su pequeña chispa de felicidad con Diana estaba a punto de verse amenazada.
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Entre sombras y cicatrices
RandomWalter es un joven de 19 años que, a pesar de su trágico pasado, mantiene una sonrisa brillante y una actitud optimista. Vive solo en una pequeña casa heredada tras un misterioso accidente que le arrebató a su familia. Con una vida tranquila y sin e...