Después de todo lo que ha pasado me di cuenta de que Matias era un buen chico, el de verdad me amaba, ojala yo pudiera decir lo mismo, pero cada vez que mira, veo en sus ojos los reflejos de Araceli, aunque trate de olvidarla mil veces, no pude, intente de infinitas formas, incluso teniendo otro novio, pero de lo unico que me sirvió fue para darme cuenta que mi amor por ella iba creciendo cada vez más, cada dia más, cada minuto, segundo, de verdad no paraba de pensar en ella, sobre todo despues de lo qué pasó ayer con Matias, sabia que si estaba con el, no iba a parar de pensar en Araceli.
Entonces me arme de valor y decidí terminar de una vez por todas con el, antes de que se siguiera ilusionando.Nos sentamos en el mismo banco de siempre, el aire estaba cargado de una tensión que no habíamos podido ignorar durante los últimos días. Sabía que había llegado el momento. No podía seguir mintiéndome ni a mí misma ni a él. Matías me miraba con una mezcla de incertidumbre y esperanza en los ojos, como si supiera lo que venía, pero aún así no quisiera aceptarlo.
—Matías... —empecé, sintiendo cómo las palabras se atoraban en mi garganta—. Tenemos que hablar.
—Ya lo sé... —susurró, mirando al suelo antes de volver a clavar sus ojos en mí—. Pero no tiene que ser así, Jaz.
—No puedo seguir con esto... no puedo seguir engañándote —dije, mis manos temblando ligeramente mientras jugaba con los bordes de mi camiseta.
—*[Él sacudió la cabeza suavemente, como si quisiera borrar lo que yo estaba a punto de decir]*. No, no tienes que engañarme, Jaz. Solo... dame tiempo. Te prometo que puedo hacerte feliz. Que puedo lograr que te enamores de mí como yo lo estoy de ti.
—*[Suspiré, sintiendo el peso de sus palabras]*. Matías, lo hemos intentado. Sabes que lo hemos intentado, pero... no puedo sentir lo que tú sientes. No puedo obligarme a amarte de esa manera.
—*[Se acercó, con los ojos llenos de lágrimas, su voz baja pero firme]*. Pero yo sí lo creo. Creo que si me das la oportunidad... puedo hacer que cambies de opinión. Puedo hacer que te enamores de mí, Jaz. Te conozco, sé lo que te gusta, sé cómo hacer que sonrías. Yo puedo ser todo lo que necesitas.
—*[Sentí que una lágrima rodaba por mi mejilla, tratando de contener el dolor en mi pecho]*. No es justo para ti, ni para mí. Sabes que hay algo más, algo que no puedo ignorar...
—*[Él cerró los ojos, tragando fuerte antes de hablar]*. Araceli.
Asentí en silencio, mi voz temblorosa mientras intentaba explicarme.
—No puedo evitar lo que siento por ella. Lo he intentado... de verdad lo he intentado, pero no puedo mentirte ni mentirme a mí misma. No es justo para ninguno de los dos.
—*[Matías soltó una risa amarga, pasando las manos por su cabello]*. ¿Y qué? ¿Vas a dejar todo lo que tenemos por alguien que ni siquiera te mira? ¿Por alguien que ni siquiera sabe lo que vales? Yo estoy aquí, Jaz. Yo te amo, te lo he demostrado. No puedo creer que esto termine así, por alguien que no va a darte ni la mitad de lo que yo puedo darte.
—*[Me dolió escucharlo decir eso, porque sabía que estaba hablando desde el corazón]*. Lo sé... sé cuánto me quieres, y eso es lo que lo hace aún más difícil. No quiero herirte, Matías, pero no puedo seguir fingiendo que algún día voy a sentir lo mismo.
—*[Se arrodilló frente a mí, su voz quebrada]*. Jaz, por favor... No me dejes. Podemos hacerlo funcionar. No tienes que escoger entre ella y yo, solo déjame estar contigo. Te prometo que algún día vas a amarme como yo te amo. Solo dame una oportunidad.
—*[Las lágrimas ya caían sin control]*. No puedo, Matías. No sería justo para ti... ni para mí. No puedo hacer que te quedes esperando por algo que nunca va a suceder. No puedes vivir con la esperanza de que voy a cambiar.
—*[Él dejó caer los hombros, derrotado, las lágrimas ya surcando su rostro]*. Pero yo te amo, Jaz. Te amo más de lo que puedes imaginar... ¿Eso no es suficiente?
—*[Lo miré a los ojos, con el corazón roto]*. No es que no te quiera, Matías. Es que... no te amo de la forma en que tú me amas. Y tú mereces que alguien te ame de verdad, con todo su corazón. No soy yo... y no puedo seguir haciéndote daño al quedarme contigo.
Matías se quedó en silencio, su respiración entrecortada mientras las lágrimas caían. No sabía qué más decirle. Nos quedamos así, los dos llorando, sabiendo que, aunque nos importábamos, no podíamos seguir adelante. Sabíamos que esto era el final, aunque doliera.
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ALMAS GEMELAS
RomanceUna chica que ama con todas sus fuerzas a otra y hará todo por conseguir su amor