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🌼Conocer🌼

Era una mañana tranquila en el campamento Corazón. Honor, dolor y mimos resonaba entre algunos reclutas que exclamaban aquel lema con orgullo.
Otros simplemente haciendo sus entrenamientos diarios. El cansancio y la fatiga rodeaba el lugar, suspiros desolados y preocupados, ante la guerra y la añoranza de volver pronto a su hogar...

—"¡Deja de meterte en donde no te llaman!"—Exclamó un oso de pelaje azulado, tan suave como una brisa de aire fresco y unos ojos azulados como el mar cristalino, tan profundos y hermosos desperdiciados en esa actitud tan grosera y espontánea.

—"Azulin, cálmate."—Dijo un oso algo más robusto que el anterior, de un pelaje rosado al igual que sus ojos, con un color rosa mas intenso, era el contrario a su hermano, quien lo apartó bruscamente debido a su enfado acercándose a su mayor dolor de cabeza.

—"¿Crees que por ser el jefe de reclutas tienes el derecho a entrometerte en todo?"— Dijo aquel oso azulado, llamado Azulin, cruzando sus brazos y mirando a su mayor rival, Coco, quien simplemente empezaba a acostumbrarse a sus estallidos, ni siquiera lo consideraba un rival, porque lo consideraba débil.

—"El sargento Caricias me nombro jefe de reclutas para controlarlos y guiarlos, así que sí, estoy en mi derecho de "entrometerme" en donde no me llaman."— Decía mientras simulaba comillas con sus dedos mirando con sus fuertes ojos purpura a aquel oso azulado más bajo—"¿Por qué siempre tienes que meterte en problemas y estar a la defensiva? ¿Eres incapaz de tener algo de compañerismo?"

—¿Compañerismo? ¿Con quiénes? ¿Con quién se burlo de mi por maquillar mis ojeras?"—Preguntó Azulin sarcástico mientras lanzaba una mirada furtiva hacia Achuchones, este apartando su mirada dorada hacia otra parte, también molesto (aunque también asustado) de la otra noche.

—"Dios, compórtense de una vez, las flechas van hacia esos unicornios, ¡No entre nosotros!"—Exclamó Coco frustrado, posteriormente indicando al resto que siguieran con el tiro con arco, todos obedecieron, mirando con desdén a Azulin, quien gruñió por lo bajo.

—"Tu estúpida medalla no servirá de nada ahí fuera."—Dijo de forma tajante Azulin, agarrando su arco nuevamente para concentrarse en disparar, aunque, imaginando que era Coco, en vez de a un unicornio, y funcionaba en cierta forma.

Horas mas tarde.

Llegó el mejor momento del día, la hora del descanso, todos los reclutas descansaban pacíficamente en unas bancas, bebiendo algo de agua y hablando de diversas cosas, todos excepto Azulin, quien se alejo de su grupo a estar solo, Gordi trato de acompañarlo pero este se negó rotundamente, quería estar solo.

Entrar al ejército fue bastante duro, toda su estancia en ese lugar era horrible y constante, el hecho de entrenar diariamente ya era mas que suficiente como para aguantar a compañeros, la continua competitividad... Y sobretodo lo último, desde que tuvo aquella charla con el Padre, no pudo no dejar de esforzarse en ser el mejor.

"Quien beba la sangre del último unicornio se convertirá en ser hermoso y eterno..."

Hermoso. Eterno. Era todo lo que Azulin necesitaba, quizá la solución a sus problemas, si fuera mas hermoso, si fuera el que bebiera la sangre del último unicornio, todos le respetarían y lo admirarían, eso es lo que mas quería. Sentirse admirado y amado.

—"¡Vamos Pompon!"—Se escuchó una voz aclamando a la cercanía, de tanto estar perdido en sus pensamientos no se había percatado de que estaba cerca de una zona de entrenamiento, iba a darse media vuelta e ignorar el lugar, ya tenia bastante por hoy de entrenamiento y ejercicio. Pero, de todas formas, ¿A dónde iría?, lo pensó unos minutos y decidió quedarse, observando a un oso hacer su entrenamiento.

Y no era cualquier oso, era el cabo Pompon, no era la primera vez que escuchaba sobre él o lo veía, anteriormente ya había escuchado rumores de que era nieto del coronel, que consiguió su puesto en base a eso y entre otras cosas.

Pero en la forma en la que se movía con rápidez, su fuerza y pasión hicieron que Azulin no apartara la mirada, además, era la primera vez que lo veía sin esa estúpida boina, su pelaje dorado resaltaba en todo su esplendor en aquel atardecer, por algún motivo una cicatriz en una de sus orejas que siempre solía ocultar con la boina...
Antes de siquiera poder pensar algo más, Pompon erminó aquel circuito con rapidez, quizá demasiada.

—"Creo que tarde más de la cuenta."—Comentó Pompon, mientras cerraba sus ojos púrpura y bebía aquel agua con ansia, el sudor de su cuerpo cayendo por sus hombros y su rostro pecoso.

—"¿Bromeas? ¡Has superado tu propio récord!"—Dijo un osito mucho mas pequeño que Pompon, bastante peludo, casi como el pelaje de Achuchones, era de un color morado como las moras.

—"Heh, supongo que llevar a esa bola de grasa aumenta mi fuerza."—Mencionó de forma arrogante Pompon mientras flexionaba uno de sus músculos, bromeando un poco con su amigo, aunque, en el fondo era cierto, el comandante Fluffy no pesaba poco exactamente que digamos...

Ambos amigos siguieron charlando de forma animada, ensimismados en su entrenamiento y conversación como para notar que alguien los observaba, o más bien, como observaban a Pompon.

Azulin simplemente quedó embobado por unos momentos, claro que no era la primera vez que veía a un soldado fuerte y hábil, pero por algún motivo, sintió curiosidad por aquel cabo.

Quizá debería conocerlo más...

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⏰ Última actualización: Sep 28 ⏰

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