31- Prueba de fuego

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Jay y Sunghoon no dejaban de correr por todo el cine, mirando los posters de las películas y pidiéndole dinero a sus profesores para comprar más comida y golosinas mientras esperaban que empezara su función. Parecían niños pequeños en un parque de diversiones por primera vez. 

— ¿No están bastante grandecitos ya para actuar así? — le comentó Jungkook a Jimin mientras los observaba ir de aquí para allá sin parar. Si fueran otros niños cualquiera ya los habría regañado por ser tan escandalosos, pero había algo lindo en ver a esos dos ser felices y disfrutar de algo simple como ir al cine por un rato.

— Nunca habían venido a un cine tan grande en la ciudad. Las entradas son costosas. Déjalos que se diviertan y que sean niños — respondió el rubio. Él también estaba feliz de verlos así. Y sobre todo porque recuperaron su amistad. 

— Sí, pero nos van a dejar secos — se quejó el pelinegro.

— No tenías que darles dinero. Yo tengo.

— Igual quería colaborar.

— Entonces no te quejes.

— Claro que me voy a quejar. Me encanta desquitarme contigo — le sonrió Jungkook.

— Qué tonto. Oye…gracias por hacer que esos dos se amigaran, en serio — cambió de tema luego. — Jay había estado triste estos días debido a su pelea. 

— Yo no hice nada. Solo lo llevé a su casa. Él dijo lo que tenía que decir. 

— Pero lo apoyaste. Eso significa mucho para él. No ha tenido un adulto a su lado que haga eso. Gracias, hyung — Jimin lo miró orgulloso y Jungkook no pudo evitar sentirse increíble. Pero trató de disimularlo.

— Bueno, ellos siempre han sido muy unidos, yo solo quería mostrarle que la amistad es algo que valía la pena salvar — explicó.

— Sí, tienes razón — asintió Jimin. — Por eso…nosotros decidimos ser amigos ¿verdad? Porque valía la pena rescatar eso — pensó.

— Ah, sí, claro — respondió Jungkook un poco incómodo quizás. 

Debería estar feliz. La lógica de Jimin le decía eso. Su compañero era alguien que valoraba el significado de la amistad y las relaciones con las personas que le importaban. Su mente lo entendía y apreciaba. Pero ¿cómo se lo hacía entender a su corazón? ¿Cómo hacía para convencerlo de que eso era suficiente?

Una parte de él seguía triste por no ser correspondido y se detestaba por ello. Pero trataba de no pensar en eso, al menos no en ese momento. Estaban en una salida divertida con los chicos y la iba a disfrutar. Ahora ellos eran lo más importante. 

Al final se decidieron por una película de terror sobre asesinatos para mayores de 16 años. Claramente Jimin no había estado de acuerdo porque a sus alumnos no les daba la edad, pero como habían insistido, terminó accediendo como siempre. Y Jungkook obvio había estado del lado de los adolescentes. 

Así que ahora estaba allí en su asiento presenciando espantado unas horripilantes escenas de sangre, terror y asesinatos. A su izquierda, volteó en un momento a ver a los chicos, preocupado por su salud mental, sin embargo éstos estaban como si nada, disfrutando de la película, golpeándose y riendo cada vez que se asustaban por alguna escena. 

— No entiendo qué tiene esto de divertido — le susurró al pelinegro a su derecha. Éste tampoco se veía afectado, pero eso no le sorprendía. Se trataba de Jungkook después de todo.

— Admite que tú eres el que tiene miedo, Park — se burló su compañero.

— Por favor, claro que no tengo-

La teoría del amor - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora