15

232 61 33
                                    



Mi respiración se altero al escucharlo ingresar. Sabia que era él, su risa malévola hacia eco en mi cabeza.

—Pero que bonita vista— Lo escuche decir, silbó con morbo— Te trague un regalo— El hecho de no poder ver, me ponía tensa— Me folle a una de mis putas en el camino— Hice una mueca sin responder— Sus dedos abrieron mi boca, sentí algo húmedo y con textura de látex— Mi semen siempre será para ti— Dejó caer el contenido en mi boca—Trágalo— Quise escupirlo, pero la voz de Elías apareció en mi mente.

No lo hagas enojar”

—Sabes, Bella— Comenzó hablar y mantuvo su mano en mi boca, para evitar escupir el semen— Casi muero ese día y tu lo que hiciste fue largarte, me abandonaste— Sonaba falsamente herido, pero las escorias no tienen sentimientos— Vi las cámaras, sabes —Trague saliva— Vi como te jodiste el brazo y aun así seguiste corriendo— Su mano libero mi boca, cuando se percato que sus fluidos ya hacían en mi estómago— ¿Te dolió mucho? — Asentí. Sus dedos tocaron ligeramente mi brazo herido y aún sin recuperar— Habla— Ordenó.

—Me dolió— Dije en un susurro.

—No pareciera, en la grabación seguiste corriendo— Chille de dolor cuando soltó un golpe a mi brazo— Esto si es dolor— Mordí mi labio ensangrentado con fuerza para tratar de ahogarme— Será mejor que veas lo que tengo planeado para ti— Sin delicadeza me quito la venda, dejándome ver el panorama. En el suelo había un condón tirado, y había una mesita con ruedas con diferentes objetos.

—Alec— lo llame, tratando de calmar su enojo— Por favor— Temblé— No puedes hacerme esto— Iba a lastimarme y no sabia a ciencia cierta si estaba embarazada o no, si lo estaba lo usaría a mi favor— Estoy embarazada— Dije. Lo vi tomar una especie de martillo, la clase que usas para  ablandar la carne.

—¿Embarazada dices? — No se detuvo— No es posible, princesa—El sudor me hacia sentir incomoda, mis manos se volvieron pegajosas— No podrás concebir, nunca podremos tener hijos propios— Quise reírme, pero la risa no me salió.

—¿Qué dices? — Seguramente era uno de esos juegos psicológicos que suele usar , solo para hacerme sentir mal.

—Te jodiste hace cuatro años— Mire su rostro, buscando una pisca de burla o mentira, pero no encontré nada — Al caer por la escaleras— ¿Al caer? El me aventó como un maldito saco de papas— Te lastimaste gravemente— Me dio la espalda— Ese día también perdiste al bebé.

—¿Qué dices? — Jadee horrorizada— No es cierto, tenía el control de mi ciclo, y usaba anticonceptivos.

—No siempre funcionan— Seguía dándome la espalda— El médico me lo dijo, y preferí no decirte nada.

—Fue tu culpa— Escupí— Tu eres el culpable, pero sabes, me alegro— Su ojos se encontraron con los míos— Jamás traería al mundo a un ser inocente solo por un maldito capricho tuyo. Serias capaz de destriparlo enfrente de mi— Algo en mi pecho pesaba. Aún que no quisiera aceptarlo, dolía no poder tener algún día hijos, no con él, pero si con otro hombre— Me has jodido, Alec— Negué con ganas de llorar— Mira lo que me hiciste, mírame. Dices amarme, pero no es verdad. Esto no es amor— Si tenía emociones las ocultaba muy bien, porque no vi nada en sus ojos— Lo tuyo es rivalidad, ni si quiera se puede llamar obsesión. Odiaste tanto a Cameron que quisiste tener a la mujer que amaba.

—Cállate— Se transformó— Yo te vi primero— Murmuró con la mandíbula comprimida— Estabas destinada a mi.

— Crecí parte de mí infancia con él , no contigo. Lo ame a él  y no a ti. ¿Cuándo vas a entenderlo?

—Lo entenderé cuando me ames — Gemí ruidosamente de dolor al sentir el golpe en mi brazo con ese martillo— Después de todo, lo seguirás amando, ¿no? No vas a olvidarlo — No dije nada por qué el dolor en mi brazo era más agonizante. Elevo el martillo y supe que iba a doler, pensé que caería sobre mi brazo herido. No fue así.
Creí que era imposible escuchar el sonido de un hueso fracturase, pero mis oídos lo percibieron. Mis dedos sufrieron el doloroso impacto del martillo.

—¡¿Dónde esta tu Cameron?!— Mi grito resonó, provocando un profundo eco en el lugar. Estaba segura que muchos hombres me escucharon, pero ninguno entró para ayudarme— No esta , ¿cierto?—Se burlo— ¿Sabes por qué? Por qué no le interesas— Escupió. No podía entender sus palabras, el dolor era tanto que me cegaba y me hacia llorar— Te repudia porque sabe que me perteneces.

—No me interesa— Solloce, mi mano sana se aferró a la silla— No me interesa lo que digas— Tal vez si lo hacía enojar lo suficiente podría acabar con todo. Ese martillo terminaría en mi cabeza y yo en un lugar donde encontraré  paz y no dolor—Jamás te amaré, Alec— Dije con dificultad— No se puede amar a alguien que te ha daño de tantas maneras. No soy una puta masoquista— Temblé al ver como seguía transformándose. La verdad era que el no podía aceptar ese hecho. Le jodia no tenerme a sus pies para alabarlo como quería y eso, eso me hacía olvidar un poco el dolor  en mis extremidades.

—Siempre haciendo todo tan difícil— Arrojo el martillo al suelo. Se dio cuenta que solo quería provocarlo— Puta dramática— Quise hacerme pequeña, trate de mover mis dedos, no me respondían como deberían— Hagamos algo tu y yo— Me tense— Un trato— añadió— ¿Quieres salir? ¿Vivir tu vida? ¿A lado de él? — Me quede quieta, incluso olvidé como respirar y el lo noto. Se carcajeo, era uno de sus juegos. Nada de eso era posible— Pero si suspiras, mi amor— Quería borrarle su sonrisa arrogante, quería borrar su existencia de este plano.

—¿Qué es lo que quieres? — Pregunte cansada. Estaba dispuesta a simplemente rendirme—¿Qué quieres?— Le gustó mi pregunta, demonios que si le gustó. Me humillaba ante él. Porqué no se puede ser fuerte a lado de alguien más fuerte. Te devora viva y eso fue lo que el me hizo. Intenté no ceder, espere, fui paciente, rece con fervor, pero nadie me escucho. Alce mi bandera blanca.

—Se mía— Habló con profundidad—En cuerpo, alma y mente. Sólo quiero eso, no te pido más— Quise escupirle, gritarle barbaridades, pero no me quedaban fuerzas. ¿Amarlo? Cuando mato a mi madre, a mi amiga, a todas esas personas inocentes y a mi loro, de la peor manera. ¿Con que cara puede pedir eso? No dije nada, solo nos quedamos mirando en un profundo silencio— Piénsalo— Habló— Volveré más tarde— Lo vi salir, dejándome sola , con una mano destrozada.

A los pocos minutos ingreso Elías, de la mano de la doctora que nos asistía— Necesitará reposo por bastante tiempo— Añadió mirándome mi brazo. No comente nada, simplemente cerré mis ojos tratando de crear mi burbuja de confort. Me llevaron a la zona de la pequeña clínica que teníamos en casa. Sacaron radiografías y la mujer simplemente dijo que necesitaría cirugía para mi mano. En conclusión, Alec destrozo mis huesos.

Me hicieron una ecografía de embarazo y no había nada en mi útero, él tenía razón. Los días de retraso solo eran por estrés e insuficiencia de hierro.


—Ahora en la actualidad hay tratamientos para lograr concebir— La mujer trato de animarme. Yo solo podía mirar la pantalla donde todo era gris y manchas negras— El problema es que tu cuerpo no resistiría el embrión, a veces eso se convierte en un problema de infertilidad. Es ahí cuando los abortos ocurren— Cada palabra era un cuchillo enterrándose en mi cuerpo— Hable con el señor, hay otras maneras. Podríamos obtener sus óvulos e implantarlo en un vientre de alquiler. Es un tratamiento costoso pero su esposo me dio acceso… — Negué.

—No quiero, al menos no ahora— La mujer asintió, entendiéndome. No quería hijos de él, la sola idea me producía nauseas y un terrible miedo.

La cirugía en mi brazo fue un día después   —Usamos placas y tornillo para alinear los huesos— Escuche la voz de la doctora— Tendrá que usar la férula por un tiempo en lo que se recupera. Necesita reposo— ¿Cuántas veces he tenido que escuchar la palabra “necesita reposo” en mi matrimonio? En estos cuatro años he visitado más camas de hospital que Egipto. Bufé irritada al verlo aquí.

—Te hice mierda el brazo— Comento mirándome, cruzando sus brazos— Pero el antebrazo tu te lo jodiste, yo lo terminé por joder— Mire la férula con fastidio, pero estaba segura que era peor tener un yeso.

—Mis dedos— Murmure, el movimiento de ellos era casi nulo — No puedo moverlos— Mis ojos se nublaron.

—Es por la anestesia, el movimiento  lo recuperarás poco a poco— Dijo con voz suave, poniéndome tensa. Nada de él era suave, ni si quiera sus brazos, y el hecho de que lo fuera ahora mismo me ponía en estado de alerta—Tengo que salir, volveré pasado mañana— Asentí tratando de ignorarlo.

—No hagas nada tonto — Negué haciéndome tonta.

Se fue, pero estaba segura que puso candado a la jaula de oro en donde me encerró. Reforzando la seguridad, impidiéndome escapar. Tampoco es como si pidiera escalar.

—¿Cree que pueda darme más anestesia? — Pregunte a la enfermera, negó con lastima.

—La dosis correcta se la aplicaron hace menos de tres horas, no puedo suministrarle más— Había pena en su voz, lastima.
Brinque del susto al escuchar un estruendo cerca del área. La enferma incluso grito, poniéndome tensa. Los sonidos de disparos se podían escuchar con frecuencia por el área, aferrándonos.

—Tenemos que escondernos— Dije tratando de levantarme, con las piernas temblorosas— Joder— Murmure entre dientes al sentir el mareo. La enfermera tenía razón, la anestesia aún estaba en mi sistema. El cansancio me peso en el cuerpo. Más detonaciones hicieron que la chica gritara y saliera corriendo, dejándome sola y con la mirada perdida. Todo se nublaba. Alec no me asesino, pero sus enemigos sí lo harían.
Me apoye en la pared esperando a que frenaran  los disparos, pero no se detuvieron. Mis piernas no soportaron más y terminaron colapsando en el suelo frío. Escuche gritos y llamados furiosos, después alguien ingreso a la habitación. Mi cuerpo estaba tan anestesiado que no media el peligro que representaba el hecho de que alguien estaba aquí para matarme.

—Tenemos que salir de aquí, date prisa y llevártela— Escuche una voz desconocida, parecía de una mujer.

Me tocaron, primero mi mejilla, después la otra.

—Estoy aquí —  Era su voz. Era su cara. Al principio pensé que estaba alucinando, incluso parpadeé cinco veces tratando de aclarar mi vista. Era él. Un rayo de luz apareció en la profunda oscuridad en la que me encontraba— Ya estoy aquí, nena— Mi corazón se movió con el suyo, sincronizándose.

—Cameron




🔥3/3🔥






Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Cameron +18 ~Multiverso~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora