Capítulo 2

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"Renacer en las ruinas"
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"Renacer en las ruinas"⠀⠀ ⠀⠀ ⠀⠀ ⠀⠀

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El sol ya comenzaba a elevarse cuando Jesse se despertó, pero el aire seguía fresco, como si la mañana aún luchara por despejar la pesadez del mundo. En el vecindario, el despertar era más lento. La gente se movía con cautela, casi con la misma calma tensa que siempre había acompañado a los sobrevivientes. La vida no era fácil, pero había una rutina: un propósito. Aquí, entre casas derruidas y paredes gastadas por el tiempo, la comunidad había aprendido a reconstruir algo que se pareciera a la normalidad

Se levantó de su improvisada cama en una habitación que antes había sido el salón de una casa bien cuidada. Su madre ya no estaba, pero él aún podía oír su voz en su mente, como si aún le susurrara desde algún rincón oculto del mundo. No importaba cuán vacía se sintiera su vida, siempre se levantaba. Lo hacía por ella, por lo que le había dejado: la promesa de seguir adelante.

Se asomó a la ventana. El vecindario estaba tranquilo, aunque las señales de su destrucción seguían presentes en cada rincón. Edificios rotos, ventanas estrelladas, puertas destrozadas... Pero en medio de esa desolación, había vida. La comunidad había hecho de ese lugar su hogar. Algunos cultivaban pequeños huertos, otros buscaban recursos en los alrededores, y la mayoría se dedicaba a protegerse mutuamente.

Jesse salió al exterior, su machete colgando de su cintura, como siempre. Tommy, aquel hombre que lo había acogido después de la muerte de su madre, estaba ya en el porche de su casa. Siempre madrugaba. Tommy nunca dejó que el tiempo se detuviera para él, como si hubiera aceptado que la única forma de sobrevivir era seguir adelante con determinación. Fue él quien le enseñó a cazar, a buscar refugio, a vivir con lo que el mundo ahora ofrecía. Fue quién lo consoló todos esos años después de su pérdida.

- ¿Listo para la caza de hoy?- le preguntó con una sonrisa cansada, pero genuina. Su barba gris estaba más larga que antes, pero sus ojos seguían siendo agudos, sabían lo que hacían.

El pelinegro asintió con firmeza. El trabajo no se hacía solo, y si había algo que había aprendido a lo largo de los años era que cada caza era más que una simple búsqueda de comida; era una forma de enfrentarse al mundo, de recordar lo que quedaba de él. La caza mantenía viva su conexión con el pasado y su propósito en el presente.

HOPELESS, carl grimes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora