Parecían ser las tres de la mañana, sollozos en el baño y el recuerdo de aquella noche que parecía destruir más el alma de aquel pobre hombre.
Y pensar por aceptar una salida al campo todo acabaría ahí.
Su amigo y dos extraños más y una fuerte caída mental para aquel rulado del cual le esta costando recuperarse.
Reír alrededor de personas mientras por dentro lloras sumido en un sentimiento nulo, casi imperceptible para otras personas a no ser que realmente tengas el valor de expresarlo.
¿Lo tienes?
- ¿Iván?- llamo una tímida voz mientras se acercaba hacia aquel cuerpo por suerte aún vivo - ¿Que estas haciendo?- cuestionó rápidamente mientras le quitaba de golpe lo que tenía de aquellas manos cubiertas de sangre - No otra ves...-
- Cállate.- pidió apretando aquel objeto afilado negándose a dárselo - Fue mi culpa.- murmuró.
Aquellos amigos desde antes, se habían querido contactar con él, buscando muchas alternativas, pero todas fracasando en el proceso.
Ambos adultos quedaron en el suelo, el sujeto de al lado pasándole una toalla para secar sus heridas sabiendo que su amigo no lo haría.
- ¿Porqué sigues aquí?- pregunto, un tono suave pero abrumador tensando el cuerpo del castaño.
- Por qué eres mi amigo.- respondió con suavidad - Se supone que debo cuidarte.- declaró.
Amigo. Que ironía, si tan solos sintieras lo que él siente.
De nuevo, el mismo ciclo, aquel chico abrazando desesperadamente aquella persona, sintiendo aquella piel sedosa pero fría, miró sus manos un poco pálidas mientras las acariciaba con suavidad.
Sus ojos suavemente se desviaron hacia los ojos de aquel cuerpo frío, ambos compartiendo un momento de consuelo.
Qué hiciste Iván...
Aquella pregunta era toxica para aquel rulado como si fuera su criptonita, el simple hecho de escucharlo, era como si él mismo hubiera sido uno de los muertos de aquel lugar.
- Aún no lo entiendo.- dijo - ¿Por qué yo no? ¿Por qué?- cuestionaba sin sentido.
Su mente ahogándose una y otra vez, ¿Por qué? ¿Por qué no me morí? ¿Por qué me tratan así? ¿Por qué me quieren ayudar?
¡¿Por qué?!
- ¿Iván?- llamo una voz suave - ¿Boludo que te pasa? Te quedaste estático.- dijo riendo.
Spreen por su parte simplemente guardo silencio.
- Es que todo se siente tan real...- respondió limitándose a decir más.
De nuevo, otro abrazo hacia aquel chico mientras se aferraba suavemente tratando de oler aquel aroma que jamás pensó volver a recordar.
- Amigo... Estoy olvidando tu voz.- murmuró, su voz poco a poco entrecortandose - Y no se que hacer.-
[...]
- Es que es un asesino.-...- ¡Los asesinos deben estar en la cárcel ostia! ¡ese es su lugar!- el mundo está ardiendo y no por buenas razones.
Las semanas parecen haber pasado más lento de lo normal, el tiempo poco a poco se volvía más estrecho, como si el cielo mismo tratara de contar sus días.
- Sabes, a veces pienso que el ser humano es malo por naturaleza.- decía aquel padre hacia su hijo mientras tomaba una botella con alcohol - Primero hacen algo malo y después culpan al creador, el mismo tipo al cual le niegan su existencia. Hay peores cosas en el mundo hijo.-
Estando en un balcón, ambos adultos, como una plática de padre e hijo, una muy extraña, nisiquiera sabían cómo habían llegado aquella platica.
- Gracias... Supongo, por tu frase motivadora.- si, tal vez no era una frase tan motivadora.
Solo era un crudo reflejo de la realidad.
Pero la vida sigue ¿No?
Bueno, tal vez no, no para todos. Algunos logran lo que quieren mientras que otros viven de lo que pueden. Spreen se había deprimido y dejado de hacer streams definitivamente no se sentía como antes y menos después de lo sucedido.
La mitad de su comunidad lo apoyaba pero la otra mitad por su parte estaba en contra de él.
¿De qué lado estarías tú?
- Supongo que tengo que seguir con mi vida.- murmuró intentando plasmar algo de las palabras de su padre en él.
- y ¿Vos querés?- contraátaco con aquella pregunta aquel padre al notar aquel pequeño sonido de inseguridad mientras escuchaba a su hijo tratar de auricular tan siquiera una palabra - Dilo.-
- ¡Hugo venite!- exclamó aquella madre salvando el momento.
Que suerte.
[...]
Hace dos días que paso aquello, aquel chico miraba su celular en busca de algo.
Su madre le había recomendado ir a terapia, tal vez eso le ayudaría.
Spreen por su parte, estaba en el peor paso para su terapeuta, elegirlo. Habían tantos, y peor, no sé sentía que conectará con uno, o que tan siquiera uno le llamara su atención.Estresado simplemente eligió uno al azar sin siquiera mirar su nombre abrumado por no poder encontrar uno, dando click al primer viejito que vió.
- ¿Qué haces?- cuestionó una chica saliendo detrás de él casi por arte de magia, esto claramente sobreslatando a Spreen.
- Hija de puta.- exclamó asustado atragantandose con su susto.
Ambos chicos se quedaron mirando, el pelinegro por su parte, incómodo escondió su celular.
- ¿Qué? ¿Por qué ocultas el celular como si vieras porno?- cuestión.
Spreen por su parte siguió mirándola muy confundido.
- Y... Supongo que estás aquí ¿Pooor...?- decía mientras alargaba la O es espera de que a ella se le ocurriera algo.
Al no ocurrir nada simplemente se escabulló hacia su cuarto, aturdido pero también afectado por no saber quién era.
- Hay un extraño en mi casa.- fue lo primero que se le vino a la mente saliendo de su boca - Hay Dios, hay un extraño en mi casa.- refirió para la chica mientras pasaba una mano en su pecho.
- ¿Por qué sería un extraño? Se supone que ya nos conocemos.- dijo tranquilamente estando en la habitación de nuevo sobresaltando al chico.
- ¡Ay! Podés... ¿Podés dejar de hacer eso? Castra.- pidió mientras posaba su mano de nuevo en su pecho dándole la espalda para tomar un poco de aire, al voltearse encontrándose con la nada - ¿Qué...?-
Definitivamente necesitaba a ese terapeuta o lo que sea que sea al final nunca supo a qué le dio click realmente.
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𝐏𝐒| PSICOSIS.
Short StoryUn profundo vacío sin poder rellenar puede hacerte llegar a hacer cosas que ni tú mismo pensaste hacer. Spreen abrumado por la perdida de su amigo y dos extraños, no sabrá que hacer en su vida y su última opción tal vez sea la muerte. 𝗡𝗼𝘁𝗮: La h...