Attack on Titan - Panaverso

Capítulo 8: Presas

Los titanes son unos seres muy extraños, y de los cuales no tenemos apenas información. No sabemos cómo se originaron, si son racionales o no, si son capaces de comunicarse de alguna manera... Pero lo que sí sabemos son pequeñas cosas, como que no mueren de inanición, ya que fuera de los muros no se pueden alimentar de humanos, pero obvian por completo a los animales, así que realmente no necesitan comernos. También, por ejemplo, que se regeneran a no ser que se les corte la nuca, o que oscilan entre los tres a quince metros. Hay titanes que suelen saltarse alguna norma de comportamiento, y a esos los llamamos "excéntricos". 

A pesar de esto, recientemente han aparecido varios titanes excéntricos que han roto con muchas normas y comportamientos que hasta ahora ni un excéntrico ha roto. Dichos titanes los he bautizado como "Acorazado", "Colosal", "Bestia" y, con este último, "Hembra". Sus características únicas son, respectivamente, una piel dura como la piedra, un tamaño de más de cincuenta metros, un aspecto más de animal que de humano y unas características físicas femeninas muy marcadas. Aunque todos tienen sus peculiaridades, todos parecen seguir la misma conducta de ignorar a los humanos, o bueno, por lo menos no comérselos. Y hasta ahora no hemos sabido utilizar eso a nuestro favor. Hasta ahora.

Enganchados a la espalda del titán hembra, somos testigos de un fuego amigo que nunca antes habíamos presenciado. Mientras ella pisotea furiosamente la cabeza de uno de los otros dos titanes repetidamente, Jesús, Javi y yo nos aferramos fuertemente a ella para no caer al suelo, lugar en el que moriríamos aplastados por el pie de la titán. Aprovechando un momento en el que su pie se queda enganchado en el cráneo abierto del titán, nos desenganchamos de ella y nos balanceamos hasta un tejado de un edificio a unos treinta metros de allí.

—¿Estoy...? ¿E-estoy viendo lo mismo que vosotros? —pregunta Jesús, observando impresionado, a la par que asustado, a la titán.

Los tres estamos inmóviles, contemplando la escena con la misma expresión que Jesús.

—Cagon mis muelas... ¿Y eso es un titán? —dice Javi.

—E-eso parece... —respondo.

—Pues no veas el culito que me carga, ¿eh? —comenta Javi.

Tanto Jesús como yo nos lo quedamos mirando con cara indiferente, como diciendo "ahora no es el momento". Aunque este momento dura más bien poco, ya que los pisotones de unos titanes hacen que giremos nuestras cabezas en su dirección, que es detrás de nosotros.

En cuanto nos giramos, nos percatamos de que estamos siendo acechados por un par de titanes de unos nueve metros. Rápidamente y sin necesidad de hablar, desenvainamos los sables y nos disponemos a defendernos de ellos, yendo Jesús y yo a por uno y Javi a por el otro. A pesar de la buena disposición y la ventaja numérica, nuestra iniciativa se ve interrumpida por un factor inesperado; de pronto, la cabeza de un titán, el que rápidamente reconocemos como el que estaba siendo pisoteado por la titán hembra, atraviesa nuestro edificio, derrumbándolo y haciéndonos caer sin posibilidad de tener tiempo de engancharnos a nada.

Pasan unos segundos hasta que impactamos contra el suelo y nos cubrimos con los brazos para que no nos caiga ningún escombro en la cabeza. Gimoteando del dolor de la caída, espero a que el edificio se derrumbe por completo y, cuando llega el momento, me sacudo el polvo y piedras de la cara y cuerpo para ver algo. Cuando aclaro la vista, me doy cuenta de que tanto Javi como Jesús están bien, por lo menos hasta ahora, ya que rápidamente miro en dirección a los titanes que nos acechaban, los que ahora están de cuclillas, mirándonos como quien mira un sabroso bistec.

Inmovilizados por el miedo, no nos queda otra que ver cómo, lentamente, tienden sus brazos para alcanzarnos y agarrarnos. El final parecía ya escrito hasta que, de pronto, dos destellos pasan por detrás de los titanes, cruzándose entre ellos y subiendo al cielo, para luego caer en picado. Un destello comienza a rotar sobre sí mismo mientras cae, como si fuera una peonza, y el otro baja con una velocidad y potencia vertiginosas. Espera un momento, yo conozco esos movimientos...