Dame tu mano

30. Ya no quiero vivir.

Noel se sentía bastante raro, sobrio, duchado y medio presentable, había lavado sus dientes arduamente para desaparecer el olor a alcohol.

Al llegar al departamento de Noel, Philip le dio una copia de la llave y le pidió que lo llamara por cualquier cosa.

Al entrar vio a Edgar sentado en la sala con la mirada perdida, su corazón se rompió.

- Edgar...

Al oír su voz Edgar giro inmediatamente la cabeza... y comenzó a llorar.

Noel se acercó rápidamente y al querer abrazarlo Edgar rechazó el contacto.

- Edgar yo...

- No quiero que nadie... me toque.

- Lo entiendo.

Estuvieron en silencio un largo rato y cuando Edgar volvió a mirar a Noel, este último no pudo evitar notar un pequeño brillo en sus ojos.

- Cómo supiste donde estaba?

- Te paseabas casi frente a mi ventana todos los días, los primeros días pensé que ya me había vuelto loco de tanto que te veía.

- Fue coincidencia que llegará aquí.

- Si... es un buen punto para vivir, tienes cerca todo.

- Ahora todo lo siento demasiado cerca.

- Que fue lo que...

- No quiero hablar de eso...

- Entiendo...

- Yo... yo ya... Noel... yo ya no quiero vivir...

Eso partió en cuerpo y alma a Noel, ahora se sentía estúpido por todo el tiempo que había perdido solo embriagandose.

- Edgar no digas...

- Es la verdad... Philip y Dan no paran de traer comida y agua y pedirme que siga adelante... pero... no puedo... no quiero...

- Quién fue?

Edgar se quedo callado y solo miraba al suelo.

- Edgar... escucha... puedes ir... a terapia y tal vez... interponer una denuncia.

- No sabes lo que pasó... como sabes que es algo denunciable.

- Cuando lastiman tu integridad, tu mente o tu cuerpo... es algo que denunciar.

Edgar levantó el rostro y siguió llorando, asentía y se cubría el rostro con las manos.

Noel no podía dejar de pensar en todo lo que era Edgar y lo que lo habían destruido... no pudo soportar más... y ambos lloraron juntos.