21. Sanar heridas

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Mientras se alejaba de la mansión de sus padres, solo estaba pensando en los tres lugares mencionados por Tomura, no estaba seguro, se dirigía a la mansión de Tomura cuando una corazonada lo hizo dar una vuelta muy cerrada en su motocicleta

Katsuki aceleraba por la carretera, el viento golpeaba su rostro, pero no lograba despejar el caos en su mente. Su cuerpo aún estaba dolorido, sus músculos tensos, pero nada de eso importaba, el vinculó con su omega se debilitaba y eso solo significaba una cosa, "su omega estaba en grave peligro"

Había decidido ir primero a la mansión de Tomura, pero algo dentro de él comenzó a golpearlo, su instinto alfa, le decía que ese no era el sitió al que tenía que llegar, Tomura había mencionado que no creía que Hisashi se refugiara en la mansión después de traicionarlo, y aunque la mansión era la opción más lógica, Katsuki sabía que Hisashi no era tan predecible, su lógica le dictaba que un hombre que planea traicionar a su propio aliado no sería tan obvio.

Con un gruñido frustrado, Katsuki hizo una maniobra brusca, y la motocicleta giró en una curva cerrada cambiando su rumbo sin disminuir la velocidad, decidió ir al sur, hacia las montañas, en ese momento su mente le decía que su objetivo era la villa abandonada, un lugar aislado lo que le daría a Hisashi el entorno perfecto para llevar a cabo sus planes, el almacén también podría ser un punto pero no iba a ser un lugar tan privado como la villa, además lo peor para Katsuki en ese momento era, la distancia.

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Su mente estaba cubierta por una especie de niebla, no podía ver donde estaba, pero avanzó, cuando dio el primer paso se dio cuenta que estaba descalzo, cuando llevó su mira a sus pies notó que no traía la ropa que llevaba puesta, en su lugar había una túnica blanca, observó sus manos estaban limpias y suaves

—¿Qué significa esto? — se preguntó en voz alta mientras que en medio de la niebla vio una sombra acercarse a él.

—Ha pasado tiempo hermanito — esa voz, no, imposible

—¿Estoy muerto? — se preguntó

—No, no lo estas, pero el golpe que recibiste fue tan fuerte que ahora estas frente a nosotros — respondió la persona frente a él que poco a poco se veía con mayor claridad.

—¿Yami? — preguntó con duda mientras veía al pequeño niño de diez años que poco a poco iba creciendo hasta alcanzar la edad actual que debía tener si estuviera vivo.

—Has crecido, hermanito y durante este crecimiento te perdiste

—¿Me perdí? — preguntó Izuku sin entender, que estaba pasando, dio un paso hacia él, pero Yami levantó su mano impidiendo que avanzara.

—Izuku no debes avanzar hacia mí, si lo haces ahora si no habrá vuelta atrás, tu alma esta en una especie de transición, el golpe que recibiste fue demasiado fuerte, pero no estas muerto, estoy aquí para guiarte de regreso.

Las lagrimas salieron de los ojos del omega, — De verdad eres tú Yami

—Si, hermanito, soy yo, y déjame decirte que aunque ya no estoy físicamente contigo siempre estoy a tu lado, en tu corazón y veo con tristeza como te encerraste en lugar de vivir, de darte una oportunidad en la vida de ser verdaderamente feliz.

—¿Cómo me pides que sea ser feliz? Si tu y mamá lo eran todo para mi — preguntó casi como quejándose

Yami sonrió con tristeza y también comprensión — Entiendo tu dolor Izuku, pero debes ver mas allá de ese dolor, o ¿acaso crees que estas verdaderamente solo?

—Yo...

—No, Izuku — interrumpió Yami, sabiendo perfectamente que diría su hermano — Entiendo tu dolor, imagina el mío, que te veo desde este sitio el como sufres realmente tras esa mascara de indiferencia — Elevó su mano como si buscara acariciar a su hermano, pero había una pared invisible que los separaba, aun así, una suave brisa se dejó sentir y acarició la mejilla de Izuku quien sintió esa calidez.

—No estas solo, tienes a Mitsuki, Masaru incluso Denki, Eijiro, Hanta, Mina, ¿Qué me dices de la pequeña Eri? O ¿de Katsuki

Izuku sentía que el nudo en su garganta era cada vez mas grande que comenzaba a batallar para respirar

—Te he extrañado tanto y a mamá — susurro Izuku dejándose caer de rodillas

Yami sonrió nuevamente con tristeza, — Yo también hermanito, pero no es el momento de venir aquí, aun tienes mucho que hacer allá, principalmente vengarte del hombre que causo todo esto, además tienes a tu destinado, él está desesperado por encontrarte.

—Ese alfa idiota no será mi alfa, aunque el destino me lo haya impuesto

Yami soltó suave carcajada y una sonrisa con ternura se formó en sus labios — Sabes perfectamente que lo que dices no es verdad, Izuku, lo que sientes por él es real, pero tienes miedo, y aunque es un miedo justificable no debes dejar que ese miedo gane

—No lo sé, Yami... No sé si puedo confiar en él, no después de todo lo que ha pasado. —Izuku apretó los dientes, luchando con la tormenta interna de emociones que lo inundaba.

—No te estoy diciendo que confíes ciegamente, pero debes darte la oportunidad de ver más allá del dolor y la desconfianza. —Yami lo miró con seriedad, pero con un aire de calidez—. Tienes que regresar, Izuku, termina con lo que nuestro padre inicio y deja que tu y tu omega se abran al amor, Katsuki es tu destino.

—y ¿Qué hago con el dolor?

—Hermano, el dolor no es algo que debas dejar atrás, no completamente. —La voz de Yami era suave pero llena de verdad — Pero no puedes dejar que te controle, solo mira a tu alrededor, Izuku. Katsuki no es perfecto, pero ha hecho todo lo posible por estar a tu lado, a pesar de tus malos tratos, incluso por protegerte, él te ama, aunque quizás aún no sepa cómo demostrarlo del todo. No puedes seguir huyendo del destino que te une a él.

—Yami... —empezó a decir, pero su hermano lo interrumpió suavemente.

—No lo pienses demasiado, Izuku, vuelve antes de que sea demasiado tarde. Katsuki te está buscando, luchando contra todo para encontrarte, no puedes rendirte ahora, confía en él.

Las palabras de Yami empezaron a desvanecerse, junto con él —Te estaré observando desde aquí y ver en lo que te conviertes antes de que nos reencontremos, te quiero mucho hermanito — Izuku intentó extender una mano hacia él, desesperado por retenerlo un poco más, pero la distancia entre ellos crecía. El corazón de Izuku se aceleró mientras el entorno empezaba a cambiar a su alrededor.

—¡Yami, espera! —gritó, pero su hermano ya no estaba

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Tenia otros planes pero Yami no me dejó, aunque la verdad me gusto el resultado


Sombras del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora