Ojalá nada fuese así ...

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Emma:

-Vicky -grito Mauro desde fuera de la habitación, después de tocar esta-

-pasa -hablo la chica ya sin llorar-

Para al Mauro abrir la puerta, casi pedir una explicación con una simple mirada.

-Desde cuando? -pregunto el chico mirándonos-

Nosotras ya no estábamos abrazadas, aunque mi mano ahora se encontraba sobre el muslo de Vicky.

-hace unas semanas -hable yo-

-y porque no me dijeron nada?

-tenia miedo -confese-

Una lágrima calló por la mejilla de aquel chico y en ese instante apareció Mariana y Bona a su espalda, aunque sin decir nada.

-yo también tengo que contaros algo

-lo se -solte antes de que siguiera con la frase-

-el que sabes? -pregunto esta vez Bonaroti-

-estais juntos -hable-

En ese instante María Victoria nos miró confundida, tanto a Mauro y Bonaroti como a mí, para que al esta ver la cara de Mariana, quedar totalmente impactada.

-Soy la única que no lo sabía?

Para al ver cómo Mauro agachaba su cabeza y Bona acariciaba su hombro, entendiéramos que si.
Mariana era obvio que lo sabía y a mí no había hecho falta que nadie me lo dijera.

-como lo supiste? -pregunto Bonaroti-

-nadie mira a un amigo como tú lo miras a él -hable con una sonrisa de boca cerrada-

-Maria Victoria, tus manos -espeto Mariana al darse cuenta de las manos ensangrentadas de la pelirroja-

-no es nada -espeto la chica para guardar sus manos tras su espalda-

-Pueden dejarnos solas? -hable yo casi en una suplica- hablamos después de todo esto

Para que ellos tan solo asintieran y se marcharán, cerrando la puerta a su espalda para así dejarnos a ambas solas.

-Dejame verlas -hable con un tono calmado, estendiendo las palmas de mis manos-

Para que esta con mirada triste pudiera sus manos sobre mis palmas, dejándome ver así sus nudillos.

-porque hiciste eso princesa? -pregunte con un tono triste-

-estaba enfadada -hablo esta como si de una niña indefensa se tratara-

-anda vamos al baño, te curaré -hable dedicándole una media sonrisa-

Para así levantarme de la cama y caminar hasta aquel baño privado de la habitación, mientras que esta me seguía.

-siéntate -le dije mirando el inodoro-

Esta no dijo nada, tan solo se sento para dejar que yo sacara aquel botiquín.

Una condena por amor silenciado (Young Miko) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora