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Culiacán, Sin📍 Enero, 2024 9:45 pm 🚨🚫💔 El Peso del Pasado
La noche ya estaba bien entrada en Culiacán, y las luces de la ciudad brillaban como estrellas, pero pa' Sofía, todo eso no importaba. Tenía en mente una sola cosa: atrapar a Ovidio Guzmán. Esta misión la había esperado desde hacía años, y ahora, que ya estaba al frente del operativo, sabía que era su momento. La adrenalina le corría por las venas mientras avanzaban hacia la casa, pero en el fondo, había algo más pesado que la responsabilidad del deber: el pasado.
Cinco años habían pasado desde la última vez que lo vio, cinco años en los que se había preparado para enfrentarlo. Antes de que todo cambiara, antes de que ella decidiera hacerse policía, Ovidio había sido su vida entera. Lo conoció cuando ella no tenía ni idea de a lo que se estaba metiendo. El hijo de una leyenda, de un hombre al que todo el mundo le temía, pero que, a sus ojos, solo era Ovidio. Se dejó llevar por esa mezcla peligrosa de atracción y peligro. A su lado, las emociones eran intensas, y la vida... impredecible.
Pero eso ya era cosa del pasado, o al menos, eso quería creer.
El equipo de élite rodeaba la casa, moviéndose como sombras, listos para actuar. Sofía respiró hondo, preparándose mentalmente para lo que venía. El operativo no tardaría en empezar, y cuando todo estallara, sería ella quien tendría que dar la cara, quien haría la captura. Aunque, en el fondo, sabía que enfrentarse a Ovidio no era solo una misión más. No era solo arrestar a un criminal.
━ ¡Entramos ya! ━ ordenó uno de los agentes a su lado.
La puerta de la casa se desplomó con un fuerte golpe, y en cuestión de segundos, todo se llenó de gritos, órdenes y luces deslumbrantes. El sonido de las botas resonaba en el piso de mármol, y los rifles apuntaban en todas direcciones, buscando cualquier amenaza.
Y entonces lo vio. Ahí estaba él.
Sentado con una calma que casi parecía una burla, Ovidio Guzmán alzó la vista cuando entraron. No había pánico en sus ojos. No había miedo. Al contrario, su rostro estaba tan tranquilo como siempre, como si ya hubiera esperado que ese momento llegara.
Sus miradas se cruzaron, y fue como si el mundo se detuviera.
Sofía sintió el golpe de los recuerdos. No importaba cuánto lo había intentado olvidar, ahí estaba él, y todo lo que alguna vez había sido volvió de golpe. Por un segundo, sintió que seguía siendo aquella Sofía de antes, la que lo amaba sin pensar en las consecuencias. Pero ahora era diferente. Ahora era policía, y él... era uno de los criminales más buscados del país.
━ Sabía que ibas a venir por mí ━ dijo Ovidio, su voz baja, calmada, como si estuvieran hablando de cualquier cosa. ━Pero no pensé que serías tú.
Sofía apretó la mandíbula. Levantó su arma, apuntándolo con firmeza, pero por dentro, todo era un caos. ¿Por qué tenía que ser él?
━ Ovidio, ya se acabó. Estás arrestado ━ respondió, aunque su voz no sonaba tan firme como esperaba.
Él soltó una pequeña risa, esa que tantas veces la desarmó en el pasado. Se inclinó hacia adelante, dejando el vaso que tenía en la mano sobre la mesa. ━ ¿Arrestarme tú? Sabes que esto no es tan fácil, Sofía. Tú me conoces mejor que nadie.
Ella sintió cómo un nudo se le formaba en el estómago. Tenía razón. Lo conocía demasiado bien. Sabía cómo funcionaba su mundo, sabía que atraparlo no resolvería nada. Pero eso no era lo que la detenía. No era el miedo, ni la duda. Era el peso de lo que habían sido.
Se acercó despacio, sacando las esposas de su cinturón. ━Esto tiene que pasar, Ovidio. No puedes seguir corriendo.
Él la miró fijamente, sin moverse.━ ¿Estás segura de que esto es lo que quieres hacer? Porque a mí me parece que no estás tan convencida.
Sofía tragó saliva, sintiendo los ojos de su equipo sobre ella, esperando a que diera la orden. Sabía que si daba un paso más, todo terminaría. Lo esposaría, lo llevaría ante la justicia, y sería el fin. Pero también sabía que ese paso lo cambiaría todo entre ellos. Para siempre.
━ ¿Por qué no te fuiste antes, Ovidio?━ preguntó, con la voz quebrándose. ━¿Por qué no te alejaste de todo esto?
Ovidio la miró, y por un momento, pudo ver en sus ojos al hombre del que una vez se enamoró. El hombre que, en otra vida, tal vez podría haber sido diferente. ━ No es tan fácil, Sofía. Yo no elegí esta vida, nací en ella. Y tú... tú decidiste alejarte.
Ella bajó la mirada, sintiendo el peso de sus palabras. Él no había cambiado, y ella tampoco. Pero eso no hacía que las cosas fueran más fáciles.
Los gritos de los agentes llenaban el ambiente, pero para Sofía, todo era silencio. Este era el momento de decidir.
Finalmente, levantó las esposas, pero su mano temblaba. Ovidio no la apartaba de los ojos, esperando lo inevitable. Sofía cerró los ojos un segundo, respirando profundo. Y entonces, con un susurro apenas audible, dijo:
━ Vete.
Él no se movió de inmediato, como si no pudiera creer lo que estaba escuchando. Pero luego, poco a poco, se levantó, sin prisa. Al pasar junto a ella, sus dedos rozaron los de Sofía por un breve instante, como un último recuerdo de lo que alguna vez fueron.
━ No pensé que te atreverías a dejarme ir ━ murmuró cerca de su oído antes de desaparecer por una puerta lateral, sin hacer ruido.
Cuando los agentes regresaron, ya no había rastro de Ovidio. Uno de ellos se le acercó, con el ceño fruncido.
━ ¿Qué pasó? ¿Dónde está Guzmán? ━ preguntó con incredulidad.
Sofía, con la mirada perdida, respondió con voz fría: ━ Se nos escapó.
Sabía que lo que acababa de hacer la perseguiría el resto de su vida. Sabía que habría consecuencias, que su carrera tal vez ya no sería la misma. Pero esa noche, al menos por un instante, había seguido el corazón en lugar del deber.
Y eso la marcaría para siempre.
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