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Gritos salían de la cabaña, el grupo de tres estaba discutiendo como nunca
Había querido hablar mejor todo antes de tomar caminos diferentes, intentar convencer a ford de que dejara todo atrás pero el estaba muy aferrado a su proyecto
— ¡No voy a abandonar la investigación de mi vida! — Insistió ford
Fiddleford intento calmarlo usando un tono más suave en su voz
— Ford, piensa mejor las cosas, esto está afectando tu salud apenas duermes, nisiquiera estas comiendo bien —
Era verdad, tanto él como Stanley estaban asustados y preocupados por stanford
Quien parecía caer cada vez más en la obsesión y en una posible locura
— Ford, por favor, podemos tener una vida normal quizá trabajar vendiendo algo — Dijo Stan buscando convencer a su hermano
Ford no respondía parecía haberse quedado perdido mientras cruzaba sus brazos
— Si, o quizá ya puedas ganar mucho con lo que llevas de investigación, escribe una tesis y—
Entonces finalmente Ford interrumpió a su amigo, con una expresión de molestia total
Y...¿un brillo amarillo en sus ojos?, quizá era la iluminación del Sol, aunque fuera un amarillo muy intenso
— ¿¡ Ustedes me creen idiota , no es así así?! —
Grito mucho más fuerte mientras señalaba a los otros dos
— ¡Yo se lo que han estado haciendo!, ¿¡creen que no encontré los regalos que se dan?!, ¿¡creen que noto cuando llegan de algún lugar con la ropa mal puesta?! —
Mcgucket retrocedió algunos pasos asustado por como estaba sonando Ford, jamás lo había visto asi
Agacho la cabeza sintiéndose avergonzado sin ser capaz de mirar a la cara a su amigo
Stanley al notar la reacción de fiddler, miro con más seriedad a su hermano
— ¡Ford basta!, si eso paso ¿¡y que?!, ¡no estas respondiendo sobre si dejar esto o no!, se un hombre y da la cara —
Camino con rapidez acercándose más a ford, de nuevo noto un brillo amarillo en sus ojos
— ¿Que caraj— Un quejido fue dado cuando recibió un puño en la cara por parte de Ford
— ¡Si no les parece lo que hago será mejor que se larguen! — Apretó los dientes irritado
Stanley se llevó una mano a donde había recibido el golpe, fruncio el ceño mirando a Ford