Capítulo 51 · La Luz.

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➤NAIN ·

 

Las miradas entre Lynnie y Héctor eran demasiado de obvias, yo seguía haciéndome la loca porque realmente sabía que entre ellos había algo pero, si ellos no decían nada, yo no podía preguntar; todo a su tiempo.

Como mi tema con Omar, él estaba en Puerto Rico y seguíamos sin hablar, yo no me olvidaba de aquella llamada que le hice para darle aviso sobre el tema tan importante que hay entre nosotros pero, él estaba con Noelia muy ocupado —fue lo que menos me importó—, en mi cabeza, eso no fue nada. Sabía que a ella le encantaba joderme y pudo haber sido su plan, aunque no entiendo a Omar, siendo que a diario me escribía o nos llamábamos pa’ bellaquear y después, de un día para otro, cero comunicación.

—Nena, ya... Dime, ¿qué te pareció el tema?

Sentí mareos, náuseas y un fuerte dolor de cabeza que me nubló la vista, respiré profundamente y volteé con Lynnie —ella no sabía que era lo que pasaba conmigo—, le hice entender que todo estaba bien, ya que se acercó muy disimulada a mi, mientras Héctor bregaba con la consola y par de cables.

—Vuelvo ahora —dije en voz alta y salí rápido.

Justo al salir del estudio y doblar a la derecha, estaba Omar casi en mi cara. Pude notar la impresión al tenerme así, tan cerquita —pues a un paso estábamos de chocar—, yo me quedé frizada por un momento y le saqué la vuelta, yendo rápido al baño, porque no aguantaba las ganas de vomitar.

Corrí lo más rápido que pude, me encerré y vomité hasta casi temblar de las fuertes arcadas que me daban, el asco de sentir algo regresando por mi garganta, me ardía todo y el pecho me dolía. Lavé mis manos, mojé mi frente y mis mejillas, me miré en el espejo —no llevaba maquillaje, nada había en mi rostro, era perfecto—, cogía agua para enjuagar mi boca y respiraba profundo, ya me sentía un poco mejor.

—Okay, tengo que salir de aquí —me miré en el espejo por última vez.

Quité el seguro, abrí la puerta y cuando estaba a punto de dar un paso afuera, Omar puso su mano sobre mi vientre y entró, echándose casi encima de mi.

—¿Qué tú haces, cabrón? —claro que estaría a la defensiva—. Deja que salga si es que tú quieres ocupar el baño, no me dejes encerrá’ contigo...

—No, es que si quiero estar encerrao’ contigo —dijo dándome la espalda y cerrando nuevamente con el seguro.

—¿Y pa’ qué? Si primero no quieres que yo te busque y ahora tú, vienes a buscarme a mi... ¿Qué te pasa?

—¿Fuiste jeva de Yeru?

Esa pregunta me dejó totalmente en shock, no pude responderle y él seguía mirándome a los ojos, estaba súper atento a mi y yo, helada.

—¿Qué? ¿Qué tú dices, Omar? —apenas me salía la voz, era demasiado de baja y ronca—. ¿Jeva de Yeru?

Asintió desesperado, con una cara de psicópata que me asustaba mucho y él, cogiéndome por los brazos y sacudiéndome, esperando que le responda.

—¿Tuviste que ver con Yeru, Nain?

—Suéltame, Omar...

—No voy a soltarte hasta que hables, so... Habla, dime, ¿que pasaba con él?

Lo miré a los ojos y comencé a llorar, él me soltó al instante y se echó para atrás, viéndome fijamente mientras yo, no podía ni hablarle.

—¿Nain?

—Puñeta —se quejó Omar, pues ya había alguien afuera tocando la puerta.

—Mami, ¿estás bien? Vine por ti...

—¿Es Nio?

Asentí llorando aún, no podía parar.

—¿Nena? ¿Estás ahí? —insistía tocando la puerta, hablándome con cierta preocupación—. Estoy escuchándote llorar Nain, ¿me abres por favor?

Me acerqué a la puerta, Omar seguía mirándome y parecía que me odiaba, yo tuve que ignorar mis sentimientos, porque quería hablarle y decirle pero, la lloradera no me lo permitía. Así qué, quité el seguro de la puerta y salí sin decirle nada, Nio me miró y simplemente negué abrazándolo y haciendo que se fuera conmigo hacia la salida, sin soltarlo.

—Pero, ¿por qué tú lloras, mamma? ¿Qué pasó? —me acariciaba despacio, no me soltaba y agradecía que fuera así.

Sentía que iba a derrumbarme.

—Miré la guagua del tipo afuera...

—Estaba en el baño con él —suspiré fuerte y bajé la cabeza—. Sabe de Julián.

—Ay, bendito... Pero, esos eran panas...

—¿Qué? —me paré en medio del pasillo, estábamos casi en la puerta y él asintió—. ¿Cómo que eran panas?

—Mami, esos eran como Casper y yo con Movie... Literal, Yeru era como Movie con esos tipos...

—Yo no sabía que Omar y... Dios mío, él se enteró... ¿Cómo carajos se enteró si nadie..? —me cubrí la boca, hace rato Héctor había sacado par de vídeos—. Fue Dreezy...

—Nena, ¿a dónde vas? —ahí venía él junto a Lynnie—. Te estábamos esperando, ya llegó Omar... Hoy va a terminar el verso, ¿te vas ahora?

Asentí mirando a Nio, necesitaba que me sacara de esto y me abrazó nuevamente.

—Iremos pa’ Palomino... En familia.

—Ah, ¿y por qué tú no me habías hablado de eso? —Héctor me miraba molesto.

—Se me olvidó...

—Últimamente se te olvidan muchas cosas, ¿estás bien? —era demasiado agresivo con sus palabras, sabía que le molestaba que me fuera pero, ¿tanto?

—Perdóname Héctor, es que tampoco me siento muy bien aquí encerrada... Necesito distraerme, tengo muchas cosas en la cabeza, después te hablo, ¿sí?

Asintió dándose la vuelta y tomó a Lynnie de la mano, llevándola con él. Mi amiga hizo una señal para que después la llamara y asentí yéndome junto a Nio, agarrada de su brazo con fuerza mientras él se encargaba de abrir las puertas para mi.

—Héctor sospecha... ¿Lynnie lo sabe?

Negué—. Pero, también sospecha... Saben que algo está pasando y no van a preguntar.

—Eso es bueno, ¿qué va a pasar con Ousi?

—Por el momento que se joda... Yo después arreglo eso, hoy me siento débil y quiero descansar.

—Lo de Palomino no eran mentiras.

—Me voy contigo entonces.

TENTACIÓN ‹ OMAR COURTZ › Completa.✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora