13

7 1 0
                                    


El tiempo volaba y, antes de darme cuenta, **solo faltaba una semana** para la Velada del Año. Los días se habían transformado en una mezcla de emociones que iban desde la excitación hasta el nerviosismo. Ya me conocía de memoria la rutina de entrenamiento, cada golpe, cada esquiva, cada técnica que había perfeccionado con sudor y esfuerzo. Todo para ese momento crucial en el que entraría al ring. Pero había algo más que me tenía inquieta.

**Oscu.**

La idea de que él estuviera presente en la Velada me llenaba de un tipo de emoción que nada tenía que ver con el boxeo. Sabía que llegaría a España **dos días antes del evento** para cantar la canción con la que haría mi entrada al ring, la misma canción que me había obsesionado desde que la escuché por primera vez. Pero no pude evitar la tentación de invitarlo a venir **una semana antes**. Quería pasar tiempo con él, fuera de la locura del evento, fuera de las luces y cámaras. Quería estar con él antes de que todo explotara.

Así que, después de pensarlo mucho, le escribí un mensaje impulsivo:

*"¿Y si vienes una semana antes? Podríamos pasar más tiempo juntos."*

Sabía que podía estar pidiéndole mucho, pero no esperaba que su respuesta llegara tan rápido:

*"No me digas dos veces. ¡Voy!"*

El simple hecho de saber que vendría una semana antes ya me tenía en las nubes. ¿Cómo iban a ser esos días? ¿Qué íbamos a hablar, qué íbamos a sentir? Todo estaba por descubrirse, y aunque intentaba enfocarme en mi entrenamiento, no podía dejar de pensar en él.

El vuelo a España fue agotador, pero cuando llegamos, el aire fresco y la atmósfera del país nos llenaron de energía. Mi entrenador, Natalia y yo nos habíamos instalado en un hotel muy cercano al lugar donde sería la Velada. El primer día fue de pura logística y organización, pero en mi mente, lo único que me preocupaba era cuándo vería a Oscu.

Estaba en la habitación, tumbada en la cama, revisando los últimos detalles de mi agenda de entrenamiento cuando Natalia entró, colgando su abrigo en una silla y dejándose caer en la cama de al lado.

"¿Cómo te sientes? Ya solo queda una semana", preguntó, mirándome con curiosidad.

"Ansiosa, nerviosa... pero lista. Creo que estoy lista", le dije mientras me estiraba. "¿Y tú? ¿Cómo va todo con Quackity?"

Natalia se rió y se sonrojó un poco, como siempre hacía cuando hablaba de él. "Va bien, ya sabes. Lo de siempre, mucho trabajo y poco tiempo para vernos, pero estamos bien." Luego, su mirada se volvió más curiosa y un poco juguetona. "¿Y Oscu? ¿Qué pasa con él?"

El solo hecho de escuchar su nombre me hizo titubear por un segundo. ¿Qué podía decirle? No habíamos definido nada, y aunque nos habíamos acercado mucho, aún había tantas incógnitas entre nosotros. Finalmente, me encogí de hombros.

"No sé. Nos seguimos hablando, pero... es complicado. No sé qué somos."

Natalia me observó un momento, como si intentara leer más allá de mis palabras. "Complicado siempre es la palabra clave para algo que te importa de verdad. Pero tú sabrás cuándo aclarar las cosas."

Antes de que pudiera responder, mi teléfono vibró en la mesa. Era un mensaje de Oscu.

*"Estoy en el vestíbulo."*

Sentí un cosquilleo de emoción recorrerme de pies a cabeza. Había llegado. Sin decirle nada a Natalia, me levanté rápidamente y tomé la chaqueta que había dejado sobre la silla. Natalia me miró con una ceja levantada.

"Voy a... salir un momento. Ya vuelvo."

Ella solo sonrió. "Dile hola a Oscu de mi parte."

Bajé en el ascensor, mi corazón latiendo más rápido con cada piso que descendía. Y cuando las puertas finalmente se abrieron, ahí estaba él, apoyado contra una columna, con su mochila al hombro y una gorra negra cubriéndole parte del rostro. A pesar de la gorra, reconocí esa sonrisa fácil que siempre llevaba.

Caminé hacia él con una mezcla de timidez y emoción, y cuando estuve lo suficientemente cerca, me sonrió aún más ampliamente.

"¿Así que no pudiste esperar a que llegara en dos días, eh?", bromeó.

"Te lo advertí. Quería pasar tiempo contigo antes de que todo esto se vuelva una locura."

Oscu rió, esa risa que siempre lograba calmarme, y me abrazó. Por un momento, todo el estrés y la ansiedad se desvanecieron. Estábamos en un país extranjero, en medio de una de las semanas más importantes de mi vida, pero en ese abrazo, todo parecía estar bien.

"¿Ya lista para la Velada?", me preguntó mientras empezábamos a caminar hacia la salida del hotel.

"Más o menos. El entrenamiento va bien, pero los nervios son inevitables", le confesé. "¿Y tú? ¿Listo para cantar en vivo frente a miles de personas?"

Oscu hizo una mueca exagerada, como si el solo pensamiento lo aterrorizará. "Intento no pensar en eso. Prefiero concentrarme en que será tu entrada. Eso lo hace más emocionante."

Nos detuvimos en una pequeña cafetería cercana, y mientras pedíamos algo para beber, la conversación fluyó de manera natural. Hablamos sobre todo y nada, como siempre. Pero mientras lo escuchaba, no podía evitar sentir una conexión más profunda, algo que había crecido desde Argentina y que ahora, en España, se sentía más real.

"Me alegra que estés aquí", le dije finalmente, rompiendo el silencio que había caído entre nosotros.

Oscu me miró con una sonrisa suave, esa que hacía que todo se sintiera más fácil. "No me lo perdería por nada."

Sabía que aún había muchas cosas que no habíamos hablado, muchas preguntas sin responder. Pero por ahora, tenerlo aquí, a mi lado, antes de uno de los momentos más importantes de mi vida, era suficiente.

El resto de la tarde la pasamos caminando por la ciudad, perdiéndonos en calles llenas de historia, disfrutando del tiempo juntos sin las presiones del mundo que nos esperaba. **En una semana** estaría en el ring, y Oscu estaría ahí, cantando la canción que marcaría el inicio de mi momento. Pero antes de todo eso, teníamos este pequeño respiro, esta calma antes de la tormenta.

Y aunque el futuro aún era incierto, sabía que, pase lo que pase en la Velada, tener a Oscu a mi lado lo haría todo mucho más especial.

𝐬entimientos vedados ࣪˖ ִֶָ Oscu  Tnજ⁀➴𝐬ofia𝜗𝜚˚⋆ ⌇🟣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora