Pov.
Alaya no había podido dormir bien. Después de la revelación de Lucas, su mente no dejaba de divagar sobre quién podría ser la persona que le gustaba. En su cabeza aparecían rostros conocidos: ¿sería Clara, Celeste, o incluso una de las nuevas chicas, como Jasmine o Selena? Las posibilidades la abrumaban, pero se forzó a apartar esos pensamientos para poder concentrarse en lo que realmente importaba: su relación con Kiara.
Esa mañana, Alaya decidió que tenía que hablar con Kiara. No podía seguir ignorando lo que estaba pasando entre ellas. Cada día que pasaba sin aclarar las cosas, sentía que se distanciaban más, y eso la carcomía por dentro. Tomó su teléfono y le escribió un mensaje simple a Kiara:
"Podemos hablar después de clases?"
Pasaron unos minutos antes de recibir una respuesta. Kiara aceptó, pero el tono del mensaje era frío, distante. No era la Kiara de siempre, la que solía responder con emoticones o bromas. Alaya lo notó al instante, y eso no hizo más que aumentar su ansiedad.
Las clases transcurrieron lentamente. Alaya trataba de enfocarse, pero su mente siempre regresaba a lo mismo: la conversación pendiente con Kiara. Mientras tanto, Kiara no parecía estar mucho mejor. Frida le había estado diciendo que no debería seguir dándole tanta importancia a lo que Alaya pensaba, pero algo en su interior no le permitía dejarlo pasar tan fácilmente.
Al final del día, cuando ambas se encontraron en el patio trasero del colegio, el ambiente estaba cargado de tensión. Ninguna sabía exactamente por dónde empezar.
—¿De qué quieres hablar? —preguntó Kiara, cruzándose de brazos.
—Quiero saber qué vamos a hacer con nosotras —respondió Alaya directamente, tratando de no dejar que el miedo la paralizara.
Kiara suspiró y miró hacia el suelo por un momento antes de volver a levantar la mirada. —No lo sé, Alaya. Siento que estamos siempre en el mismo ciclo: peleamos, hacemos las paces, y luego volvemos a pelear.
—Pero tú sabes por qué pasa eso —insistió Alaya—. Es por Frida. Es porque siento que cada vez que estás con ella, me olvidas.
—¿Y qué pasa con Sophie? —replicó Kiara—. Tú también pasas más tiempo con ella, y yo no te estoy diciendo nada.
—No es lo mismo —dijo Alaya, pero su voz sonó menos convincente de lo que le hubiera gustado. Sabía que Kiara tenía razón en parte, pero también sentía que la situación con Frida era diferente. Sentía que Frida estaba desplazándola.
La conversación continuó, con más reproches y frustraciones. Ninguna de las dos estaba dispuesta a ceder del todo, y aunque ambas querían arreglar las cosas, las palabras que salían de sus bocas solo las alejaban más. La discusión terminó de manera abrupta cuando Kiara, visiblemente molesta, dijo:
—Tal vez necesitamos un poco de espacio. Quizás estar tan pegadas todo el tiempo no es lo mejor para nosotras.
Alaya sintió un nudo en el estómago, pero no pudo responder. La palabra "espacio" resonaba en su cabeza como una sentencia. Kiara le dio la espalda y se fue, dejándola sola en el patio.
Esa tarde, Alaya no sabía a quién recurrir. Pensó en Sophie, pero sus palabras de "no lo fuerces" seguían presentes en su mente. Recordó entonces lo que Luisa y Celeste le habían dicho el día anterior: "No puedes dejar que una pelea acabe con una amistad tan buena." Pero ahora no estaba tan segura de si la amistad con Kiara seguía siendo tan buena como antes.
Finalmente, decidió hablar con Lucas. A pesar de que no había hablado mucho con él desde que descubrió que le gustaba alguien, sentía que podía confiar en él. Se encontraron en el parque cercano al colegio, donde solían ir de vez en cuando para hablar de cosas más ligeras.
—¿Todo bien? —preguntó Lucas cuando la vio.
—No realmente —admitió Alaya, sentándose junto a él en un banco. Le contó de forma resumida lo que había pasado con Kiara, tratando de no romper en llanto.
Lucas la escuchó en silencio, como siempre hacía. Después de un rato, dijo:
—Mira, yo no soy el mejor dando consejos, pero lo que te puedo decir es que si de verdad valoras a Kiara, deberías intentar hablar con ella cuando ambas estén más calmadas. Las amistades pasan por altibajos, pero si hay algo real, se puede arreglar.
Las palabras de Lucas no resolvieron su problema, pero le dieron una pequeña chispa de esperanza. Tal vez no todo estaba perdido después de todo.
Mientras caminaban de regreso, Alaya recordó lo que había escuchado el día anterior en la sesión de trabajo: que a Lucas le gustaba alguien. La curiosidad volvió a surgir.
—Oye... el otro día mencionaste que te gusta alguien —dijo, intentando sonar casual—. ¿Ya me puedes decir quién es?
Lucas se sonrojó un poco, pero sonrió. —Tal vez pronto te lo diga —respondió, con un aire misterioso.
Alaya no pudo evitar sonreír, aunque su corazón seguía pesado por todo lo que estaba ocurriendo en su vida. El misterio sobre quién podría ser la persona que le gustaba a Lucas seguía sin resolverse, pero al menos ahora tenía algo más en qué pensar, aparte de Kiara y sus problemas.
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Más Allá Del Silencio
No FicciónAlaya Monroy vuelve a clases después de la pandemia, pero algo en ella ha cambiado. Antes era segura y confiada, ahora esconde bajo su sonrisa una oscuridad que nadie parece notar. Llena de inseguridades, atrapada en el dolor y la soledad, Alaya se...