Habían pasado varios días desde mi pelea con Tzuyu, y aún no encontraba el valor para hablarle. Mina lo sabía todo, pero había respetado mi decisión de mantenerlo en silencio. Sana, por su parte, había hecho esfuerzos por acercarse, pero yo la rechazaba cada vez, y eso solo intensificaba mi sentimiento de culpa y autodesprecio.Hoy, la clase de deportes se presentaba como un desafío. Compartiríamos el gimnasio con otro grupo, en el que estarían Mina y Sana. Sabía que sería un día interminable.
Al entrar, intenté esquivar sus miradas, pero por más que las ignorara, podía sentir cómo me estaban viendo.
Comenzamos con el calentamiento; primero trotar, luego correr alrededor de la cancha. En la quinta vuelta, un mareo intenso me envolvió, como si todo el peso de mis preocupaciones me empujara al suelo. Intenté detenerme y buscar un lugar donde sentarme, pero antes de poder hacerlo, el mundo se volvió negro.
Cuando abrí los ojos, estaba en la enfermería. Mina y Sana me miraban con preocupación. No dije nada, simplemente las observé en silencio hasta que el sonido abrupto de la puerta al abrirse me hizo parpadear. Tzuyu entró con el rostro desencajado y se acercó rápidamente.
—Chaeyoung, ¿por qué no dijiste que te sentías mal? Me angustié tanto al enterarme —dijo, su voz temblando entre preocupación y culpa.
—Lo siento... No quería que me vieran así —murmuré, mi voz apenas un susurro.
—¿Así cómo? ¿Como alguien que necesita ayuda? ¿Por qué te avergüenza tanto eso? —preguntó, su mirada llena de dolor.
Miré a Tzuyu, incapaz de retener las lágrimas que se acumularon en mis ojos.
-No puedo seguir callando esto. Chaeng, tienes que decírselos —miré a Mina y después a las chicas, que me observaban confundidas.
Hubo un silencio cargado, hasta que finalmente no pude más. Mis manos temblaron y las lágrimas cayeron sin control.
—Es... mi padre. Él... me lastima. No sabía cómo decirlo; tenía miedo.
El impacto de mis palabras dejó a Sana y a Tzuyu en silencio, con los ojos muy abiertos mientras procesaban lo que acababan de escuchar. Sana fue la primera en reaccionar, acercándose con lágrimas brotando de sus ojos.
—¿Por qué tenías miedo de contárnoslo? Somos tus amigas; debimos ayudarte desde el principio.
—No quería ser motivo de lástima... No quería que me miraran diferente. Si supieran lo que está pasando, solo verían a una carga —dije, mientras el nudo en mi garganta se deshacía y las lágrimas comenzaban a caer.
Tzuyu respiró hondo, sus ojos reflejaban el dolor de mis palabras.
—¿Una carga? Chaeyoung, jamás pensamos eso de ti —Tzuyu se acercó, y su voz se quebró—. Nos duele verte así porque queremos estar contigo y ayudarte, no porque seas un peso.
Sana apretó los labios, intentando contener las lágrimas, pero finalmente habló
-creí que ya no confiabas en nosotras, que nuestra amistad se había roto. Pero estabas enfrentando todo esto sola, y eso me duele más de lo que puedo expresar
Mina, hasta ese momento en silencio, se arrodilló junto a mí y me tomó de la mano con ternura.
—Pedir ayuda no te hace débil, Chaeyoung. Te hace fuerte porque reconoces que ya no puedes soportar esto sola. Y no tienes por qué hacerlo. Estamos aquí para ti.
Las lágrimas seguían fluyendo, pero en medio de ese torrente sentí un alivio inesperado. Mis problemas aún estaban ahí, pero también lo estaban ellas. Y con eso, por primera vez en mucho tiempo, sentí que no estaba completamente sola.
Espero lo disfruten.💗
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wounds |Michaeng
Nouvelles"Chaeyoung, estoy aquí intentando ayudarte, ¿por qué no lo ves?"