Capítulo 2.

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-¡Despierta Natt vamos!

Oigo los gritos de mi hermana por toda la casa, corriendo y saltando de alegría. Hoy es el gran día, por fin nos vamos a Paris.

24 de Septiembre, tendré esta fecha grabada el resto de mi vida. Hoy es uno de los días más importantes de mi vida y también de la de mi hermana.

Soy feliz con verla feliz a ella, a parte de ser feliz por volver a Disney y poder sentir esa gran magia que desprende ese sitio. Dicen que Disney es el lugar soñado de los niños, pero yo tengo veinticuatro años y sigue siendo el mío también. A pesar de haber conocido África, más lugares de Francia, Italia y mil lugares más, Disney es sin duda, mi sitio seguro. Allí siento que todo está bien y los problemas desaparecen.

Me levanto de la cama y veo que mi hermana ha preparado los cafés para desayunar por el olor que hay en la casa.

Camino a la cocina y me siento a tomar mi café mientras me despejo tranquilamente. Mi hermana se sienta en frente y también se toma su café.

-Gracias por el café-digo.

No soy muy habladora por las mañanas, necesito despejarme con el café y que pasen un par de minutos antes de mantener una conversación con nadie. Mi hermana mira las redes sociales en el móvil y yo mantengo la mirada en un punto fijo de la cocina.

Las paredes blancas me resultan relajantes. Por eso la mayor parte de mi casa es de ese color. Es una casa pequeña pero acogedora, minimalista y sencilla, pero es mi casa y me gusta tal y como es. Lo único que resalta es que los muebles de la cocina son rojos, todo lo demás es en tonos blancos y beige, salvo mi habitación que es en tonos rosas y blancos.

-¡Es hoy!-digo chillando de alegría.

Mi hermana se sobresalta y da un golpe en la mesa.

-¿Puedes parar de hacer esas cosas? Me asustas.

-Es que ya me he despejado y estoy feliz-digo dando un beso en su mano.

-Estás loca-dice ella.

Recogemos la cocina y nos vamos a arreglar a mi habitación. El vuelo es a la una de la tarde y tenemos que estar dos horas antes el aeropuerto, por lo que solo tenemos un par de horas para arreglarnos, vestirnos y dejar todo recogido antes de que el padre de mi hermana venga a por nosotras.

Nos sentamos en mi tocador a maquillarnos mientras escuchamos música de las películas de Disney y cantamos a pleno pulmón.

-Estoy deseando que llegue mañana para poder estar allí por fin, no puedo esperar a que llegue la hora de conocer aquello-me dice.

-Te encantará ya lo verás.

-Natt, gracias de verdad, eres la mejor hermana del mundo, no sé cómo lo haces para siempre conseguir todo.

-Es que el motivo eres tú, así que me esfuerzo más de lo normal.

-Te quiero.

-Yo a ti siempre más, ya lo sabes.

Una vez maquilladas, nos alisamos el pelo. Yo me pongo un chándal beige y mi hermana unos pantalones y un jersey. Nos hacemos una foto y estamos listas para salir de casa.

Cierro la puerta con llave y bajamos en el ascensor hasta la calle donde nos espera mi madre.

Ahí está, con su pelo negro al igual que sus ojos que he heredado de ella, vestida de forma casual como siempre y con la mochila para el viaje.

-Hola chicas, qué nervios-nos dice.

La saludamos con un abrazo y nos reímos de ella por su miedo al avión.

-Que ganas tengo-dice.

-Así me gusta, que tengas ganas y no miedo-la digo.

Emilio, el padre de mi hermana aparece en un Uber de su amigo para recogernos e ir al aeropuerto.

Dejamos las mochilas en el maletero y subimos al coche. Nos saludamos todos y ponemos rumbo.

En el camino vamos hablando de Disney, de las ganas que tenemos de llegar y de todo lo que esperamos ver allí.

Cualquier persona pensaría que es una situación extraña y en el fondo lo es, mi madre y Emilio llevan casi diez años sin estar juntos y ahora estamos aquí, yendo al aeropuerto para pasar unas vacaciones en familia, algo que cuando estaban juntos nunca hicimos, salvo alguna vez que fuimos a la playa, pero
nunca nos imaginé yendo en avión los cuatro juntos.

Si decides quedarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora