— Hola Kyouka, ¿cómo estás? — Preguntó Lucy, la nueva pareja de Atsushi.
— Estaba bien. — Contestó la menor enviándole un mensaje a Akutagawa
— Uy, quiero ir a comer unos completos, wn.
— ¿Unos completos? — Hizo un sonido de desagrado con su boca —. Puta, que eri apretado.
— ¿Apretao? ¿Yo?
— Sipo, ahora que eri millonario, rajate con unas pizza ph — Dijo Kyouka mirando a Tanizaki con unos ojitos de cachorro. — No por nada te casaste con Tachihara. Vamo a la pizzeria.
— Atsu viene enojado — habló la dueña de Yasha.
—¿Y por qué? — Preguntó Dazai junto a Chuuya.
— Qué voy a saber yo — Viró los ojos y se sentó a comer un plato de leche con avena mañanera.
Hace semanas, en la agencia estaban buscando un importantísimo documento que se le había perdido a Yukichi, y le ofreció a cada uno de sus empleados un día libre y 10000 yenes a quien lo encontrase; todos estaban buscando como locos. Hasta que cierta niña de hebras azuladas y un pequeño adorno de conejito lo encontró, y gritó como si fuese el último día de su vida.
— LO ENCONTRE POR LA CRESTA.
Estaba Atsushi llegando a su casa como siempre; después de un día agotador en la agencia necesitaba con urgencia una sesión de relajación con su esposo. Sin mencionar que últimamente su hija Sakura estaba algo mucho rebelde. La verdad es que se lo veía venir; después de todo, estaba entrando ya a la tan indecente adolesencia, y tenía que aceptarla como sea.Algo que le sorprendió en total fue ver a todo el grupo de amigos de su hija fuera de su casa, todos vestidos de color negro y unos extraños accesorios de calaveras y púas en su cuello, un pelo que pareciera que nunca se lava y un maquillaje de mapache.
—¿Qué hacen aquí? —preguntó el albino educadamente mientras los subtítulos de su rostro mostraban preocupación por los adolescentes.Sin respuesta por parte de los contrarios, una niña igual de maquillada que los demás salió entre ellos, solamente que esta se le hacía conocida. — Hola, mamá — dijo la niña. Sí, era Sakura, tenía el cabello alborotadamente, y parece que se lo había teñido en su totalidad, pues el cabello de la joven originalmente era de color negro con lunares blancos, algo así como el cabello del albino, pero con los colores invertidos.Atsushi, con una clara sorpresa de ver a su hija con esa ropa, ese cabello, ese maquillaje y esos accesorios que él nunca le compró, le llamó por su nombre.
— ¡¿Sakura?! ¡Pero mi princesa, qué te hiciste!
De vuelta a la casa, Atsushi traía de una oreja a Sakura, obligándola completamente a entrar a la casa para después decirle:
— Ya, partiste, sácate esa ropa y ese maquillaje.
— ¡No! ¡No quiero!
— ¡¿Cómo que no quiero?! Te lo vas a sacar igual, te vas a sacar esa ropa y te vas a quitar ese maquillaje horrible que tienes puesto en la cara. Mírate con ese delineado hasta la oreja que tienes
— ¡¿Por qué?! Si así me siento, dark, gótica. — Dijo simulando unos cachos con su mano, levantándole la voz a su madre.
— ¡Eso mismo decia tú papá a tu edad! ¡Partiste o llamo al abuelo Fukuzawa!
— ¡Ay, pero mamá, no me dejas ser feliz! — Lo dijo y se fue a encerrar con un portazo a su habitación. Casi rompe la puerta.
— Ese anillo que traes es más falso que un billete de tres dólares. — Le gritó a Chuuya, una chica que bien conocía a la perfección; era quien había decidido abusar de Dazai en el hospital para que aquel consiguiera información. Se la había encontrado fuera del hospital en donde trabajaba aquella mujer; ¿qué hacía Chuuya ahí? Simplemente estaba esperando a su jefe, quien le pidió amablemente ir a recogerlo a él y a Elise.
—¿Eso crees? — le respondió el pelirrojo siguiéndole el juego.
—¡Si! Obvio, lo único que podría darte el naco ese de tu novio, es una vil imitación. — Dijo la mujer acercándose cada vez más a Chuuya, haciendo un gesto con sus manos bastante gracioso a los ojos azules.
— ¡Mi amor! Que bueno que llegas; justo estaba enseñándole a la señorita mi anillo. — Fingió sorpresa al ver a Dazai llegar con Ougai y Elise. Chuuya corrió rapidamente a los brazos de su esposo, besándole la comisura de sus labios y rodeando su cuello con los brazos.
— ¿Eh? Chibi bonito, ¿quién es ella? — Dijo mientras le abrazaba la cintura, pues verdaderamente no se acordaba ni un poco de la mujer, pero aquella sí que la recordaba bastante, y claro que reconoció al jefe del hospital en donde trabajaba.
— ¿Qué esta pasando aquí? ¿Hay algún problema Chuuya? — Pregunto el azabache cargando a Elise.
— Ningún problema Mori-Sama, no se preocupe. Y Daz, no es nadie importante, ¿podemos irnos? Tengo que arreglar lo ultimo de la boda con Tachihara. — Respondió el pelirrojo a ambos. Para después guiar a su pequeña familia al carro que estaba esperándoles, así cerrándole la boca a la chica con tan solo unas palabras.
ESTÁS LEYENDO
El mundo de los actores - Shin Soukoku y Soukoku
Storie d'amorePequeñas historias sobre el shin soukoku y el soukoku