Melifluo - Hyunminin

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Se conocieron cuando ambos tenían 6 años, sus madres eran mejores amigas desde la infancia y ambas habían prometido que apenas Seungmin y su madre regresaran a vivir a Corea presentarían a sus hijos y, si era necesario, los obligarían a ser amigos.

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04 de Julio, 2007. pasado.

–¿mami?

–Caramelo. –Respondió su madre con aquel apodo dado por ella misma debido a su olor.

–¿Por qué tengo que ser amigo de ese niño?

–Ya te lo dije, vida. –dijo mientras guiaba a ambos dentro de ese edificio de departamentos donde vivían aquellas personas con las que se encontrarían en breve.– Jeongyeon y yo fuimos mejores amigas desde la infancia, cuando eramos unas adolescentes prometimos que si ambas teníamos hijos los presentaríamos para que se hagan mejores amigos, como nosotras.

–Pero ¿Y si ese niño no quiere ser mi amigo?

–Entonces lo obligamos a que lo sea, pero, dime caramelito ¿Por qué dices que no querría ser tu amiguito? Eres el niño más amable y lindo que he conocido en toda mi vida.

–Minho me dijo que no podía ser amigo de todos.. Oye, mamá ¿Por qué solo venimos nosotros y mi hermano no?– Pregunta, poniendo ojos de cachorro mientras mira a su progenitora.

–Bueno, tiene razón, pero eso no sería tu culpa, bebé –Hace una pausa, mientras entran al ascensor y presiona el botón del piso al que se dirigen, el diecinueve siempre le traerá recuerdos hermosos de su juventud.–  y Minho tiene doce años, es muy mayor como para presentarlo de golpe con un niño tan pequeño como Jeongin.

–¿Cuántos años tiene él?

–Tiene seis, como tú, bolita de azúcar, solo que Jeongin nació unos meses después que tú y eso hizo que sean de años diferentes.

Antes de que Seungmin pueda responder ya estaban frente a una puerta, el niño pidió tocar el timbre y segundos después ya estaba cara a cara con otro niño, ambos se quedaron viendo fijamente. Mientras el mayor tenía una sonrisa y una mirada de curiosidad el menor lo miraba serio, analizándolo de pies a cabeza.
El encuentro se terminó cuando Jeongyeon asomó la cabeza.

–¡Nay!–Exclamó, apartando a ambos niños de un empujón para poder envolver en sus brazos a  su amiga, Nayeon solo pudo librarse de su asfixia cuando ambas escucharon a Seungmin hablar, emocionadas por ver la primera interacción de sus hijos.

–Hola, mi nombre es Seungmin.

–Ya lo sabía, mi mamá me dijo y la correa de tu mochila dice eso.

–¿¡Sabes leer?!

–¿Tú no? Eres mayor que yo.– habló el menor en el pasillo, juzgando con la mirada a ese niño ligeramente más alto que él.

Avergonzado y con un pequeño sonrojo el niño de Kim respondió–Sólo se leer bien en inglés, viví en los ángeles hasta hace poco y mamá solo me enseñó a hablar coreano cuando viviamos allá, pero no a escribir, solo ahora estoy aprendiendo. –Luego de aquella interacción agarró a Nayeon del brazo y observó a la alfa en la habitación.

–Holi, soy Jeongyeon.

Y con eso acabó toda la interacción, bastaron unos meses y varios regaños de Jeongyeon a Jeongin para que ambos comenzarán una amistad.

Amistad que con el pasar del tiempo Seungmin terminaría, sin darse cuenta, dejando que se vuelva algo más, que pase a ser amor, que esté enamorado de su mejor amigo, verdaderamente un cliché de película trágica. Oh, y todo se puso peor cuando un Jeongin de 16 años llegó a su casa con una mueca confusa, preguntándole acerca de si sabía si un alfa podría sentirse atraído a otro alfa.

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07 de Abril, 2017. pasado.

–Bueno, si puede pasar, pero no entiendo a qué viene tu pregunta, ginnie.–Dijo mientras le acariciaba el cabello a su amigo, quien descansaba la cabeza en su pecho mientras ambos estaban recostados en la cama del mayor.

–Hay un alfa, en la cafetería, es nuevo, entró hace unos días, pero desde que lo vi mi cuerpo se siente raro, me pongo nervioso y hoy él se me acercó y me comenzó a hablar, me preguntó si estaba soltero y si me gustaban los alfas, pero no le supe responder y solo corrí hasta aquí, no sé qué me pasa, nunca me ha gustado nadie y él es la única persona que me ha puesto así.

Seungmin sintió su pecho doler, eso solo podía significar una cosa, Jeongin no correspondía su amor, y se estaba interesando en un alfa.

–Bueno, no podemos apresurarnos y decir que te gusta, pero si podríamos decir que te sientes atraído a ese alfa.– Habló el, aún, no presentado adolescente conteniendo un nudo en la garganta.– Podrías preguntarle si quiere salir contigo, quizás y se vuelven pareja con el tiempo.

–Me da vergüenza, voy a esperar a que el dé el primer paso.

–Eres un alfa, Jeongin ¿Cómo te va a dar vergüenza eso?

–Tú aún no te presentas, no tienes derecho a hablar si no sabes de esto.

–El doctor dijo que podía ser beta, Jeongin.

–Siempre has actuado como un alfa, no creo que seas un simple beta.

–Un alfa no puede tener olor a Caramelo, Ginnie, además, tu actuabas como omega y eres un alfa.

–Soy un caso especial, pero, en serio, no creo que seas beta, quizás omega, pero beta no.

–¡Dios, no! No quiero ser omega.–Empujó a su mejor amigo a un lado, haciendo pucheros y levantándose de la cama.

–¿Por qué no? Serías lindo de Omega.–Habló el menor, siguiéndolo escaleras abajo.

–No quiero estar todo necesitado porque me tomen, además tu sabes como juzgan las amistades entre omegas y alfas, no quiero que la nuestra se vea afectada por la opinión de la gente.

–La gente importa una mierda, Seungmin, Y nuestra amistad nunca se vería afectada solo por nuestras designaciones.

–Mmmh ¿Por qué mejor no te preocupas por ese alfa?–llegando a la cocina comenzó a sacar ingredientes para cocinar, se le habían antojado panqueques.– Oye, voy a hacer panqueques ¿Quieres?

–¡Si! Amo como te quedan de suaves y esponjosos.

Meses después de aquella conversación el mayor temor de Seungmin se hizo realidad, y Jeongin consiguió pareja. Le agradecía a los dioses porque cada que Jeongin los quería presentar ocurría algo que terminaba por impedir el encuentro. Pero no podía atrasarlo más ¿no? Tarde o temprano ocurriría, solo esperaba que fuera de buena manera.