Capítulo 1 [✓]

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6:49 a.m.

Caminar hasta el colegio está dejando de ser estresante y aburrido, lástima que no será para siempre; apenas termine la temporada de lluvia, el calor junto con el estrés volverán de sus vacaciones y me darán un fuerte abrazo por la ausencia de tres meses.

El calor no es buena compañía para mí. Lo mío es el frío y la leche caliente, el café casi no lo paso. Mientras todos en casa toman café yo tomo leche, aunque me vean raro por no tomar lo mismo que ellos eso no me impide disfrutar de lo que me gusta.

La leche de hoy estuvo más caliente que la de ayer; hoy hace más frío que ayer y por eso quise tomar la leche más caliente que ayer.

Se me pasó la alarma. Salí de la casa a prisas, apenas me dió tiempo de elegir un suéter rayado y unas botas de granja con el mismo pantalón de bota ancha con el que pasé la noche.

No me dió tiempo de peinarme el cabello ni de lavarme los dientes.

Peinarme el cabello es algo que no puedo dejar pasar, me lo dejé crecer un par de dedos en la parte de arriba, y en vista de que no me daba tiempo de arreglarlo con gel tuve que sujetarlo con una liga fina.

Pero a pesar de lo mal que me veía y del regaño de papá, no todo está mal este día.

No hace falta alzar la vista para ver el cielo cubierto de nubes oscuras. Supe que iba a estar así cuando ví mi ventana empañada y lo demás dejó de importarme.

Lo único que llevo en mi mochila es un libro de física que me prestaron, un lápiz, dos hojas de papel y una moneda de chocolate. Tengo lo necesario para el exámen de hoy; estuve casi toda la noche en vela, repasando y prácticando cada ejercicio del libro; no tengo dudas de que voy a salir bien en ese exámen.

No tengo mucho de qué preocuparme, tengo lo necesario y el clima está hermoso, perfecto para un día como hoy, un día de exámen y una discusión pendiente con papá.

Me fijé en la hora de mi celular: 6:57 a.m.

—Voy tarde.

Traté de no entrar en desesperación y aceleré el paso lo mas rápido que pude, no faltaba mucho para llegar así que no tuve necesidad de correr.

Logré llegar hasta las paredes pintadas y me detuve un segundo a darme suerte.

«Suerte Dylan, suerte. Todo va a salir bien. Recuerda lo que estudiaste, no lo olvides»

Tomé aire antes de subirme a la acera y entrar por el portón negro para que la revisión diaria.

—Buenos días Jhon —saludé al vigilante de elegante uniforme negro y como es su costumbre, me dejó con el saludo en la boca.

—Súbete el cierre —señaló con su dedo y por poco sentí que me iba a tocar.

Con toda la pena del mundo me subí el cierre frente a él y lo miré esperando su permiso para pasar.

—Adelante Marqués. —me abrió espacio para dejarme pasar y olvidé lo sucedido.

Justo cuando entré empezó a llover y fue inevitable sonreír, la lluvia me pone de buen humor y me gusta sentirme así, tranquilo.

Sonó el timbre y el ambiente principal se llenó de filas formándose para entrar a sus salones.

—¡Dylan! —oí aquella voz ronca y supe de inmediato quién era —¡Quítate gordo! —. Empujó al más burlado del salón y siguió como si lo que acababa de hacer fuera lo más normal del mundo.

Dió un brinco quedándo a mi lado con una expresión de satisfacción.

—Fuiste muy cruel con Brayan —En verdad me molestó su actitud.

Bajo la lluvia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora