Capítulo 47

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Sunny

Cuando regreso al departamento, siento un peso menos en los hombros. Nunca pensé que después de tanto tiempo, una simple conversación con mi padre me haría sentir tan ligero. Abro la puerta, y lo primero que noto es el aroma a comida recién hecha. Tae está en la cocina, moviéndose con gracia, y cuando me ve, suelta todo y lanza un suspiro de alivio. Se dirige hacia mí, preocupado.

- Ahí estás. - me dice, frunciendo el ceño. - Hoy te desapareciste de la oficina y no he sabido de ti desde entonces. Me dejaste muy preocupado, Sunny. Te he llama...

Antes de que pueda terminar, lo tomo por sorpresa. No quiero que siga hablando, solo quiero sentirlo cerca. Coloco mis manos en su rostro y lo beso con una intensidad que incluso a mí me sorprende. Al principio, siento cómo se tensa, pero luego se deja llevar, correspondiendo al beso con la misma pasión.

Después de unos segundos, Tae se aparta levemente, con el ceño fruncido y una mezcla de preocupación y curiosidad en su mirada.

- ¿Qué sucedió? ¿Dónde estuviste? - me pregunta, aún con las manos apoyadas en mis brazos. - ¿Estás borracho o qué? Estás demasiado contento.

Suelto una risa baja y niego con la cabeza, mirándolo a los ojos.

- No, no estoy borracho. - respondo, y una sonrisa genuina se dibuja en mi rostro. - Estoy contento porque te amo, Tae.

Tae me mira con más preocupación, como si esperara que le dijera algo más serio, pero yo solo siento esa felicidad pura.

- En serio, dime qué tienes. Me estás asustando - insiste, sin soltarme.

Suelto un suspiro y finalmente dejo escapar lo que llevo dentro.

- Hablé con mi padre. Tuvimos una charla a corazón abierto. Le dije que no me interesa ser socio del bufete. Que ni siquiera estoy seguro de si quiero seguir siendo abogado. Y lo más importante... le dije que tú eres mi novio. Que eres quien me hace feliz, y mi prioridad es nosotros. 

Observo cómo su expresión cambia por completo. La preocupación desaparece, y una sonrisa amplia y brillante se apodera de su rostro. Sus ojos se iluminan de orgullo, y antes de que pueda reaccionar, es él quien ahora toma mi rostro entre sus manos y me besa, esta vez con una intensidad igual o mayor a la mía.

- Estoy tan orgulloso de ti, Sunny. - me dice en un susurro contra mis labios antes de separarse.

Siento una calidez en mi pecho, una calidez que solo Tae puede darme. Le devuelvo la sonrisa y le tomo de las manos.

- No habría podido hacerlo sin ti. - le confieso, mirándolo a los ojos. - Tú me has impulsado a ser mejor, a ser más valiente. A enfrentar lo que realmente quiero.

Tae suelta una pequeña risa, esa risa suave que me encanta escuchar.

- Recuerdo el gruñón que eras cuando te conocí. - dice con un tono divertido. - Ese día en el bufete. Estabas tan cerrado, como si el mundo entero te molestara.

Pongo los ojos en blanco, aunque sonrío también.

- En mi defensa, me tomaste desprevenido. - le digo, recordando el momento en el que Tae se lanzó hacia mí y me abrazó sin siquiera conocerme bien. - ¿Cómo esperabas que reaccionara?

Tae me da un leve empujón en el pecho, riéndose.

- ¿Y qué me dices de cuando tú me tomaste desprevenido? - replica, alzando una ceja juguetona. - Cuando me estampaste contra la pared del elevador...

Frunzo el ceño ligeramente, avergonzado por ese recuerdo. Aún me pregunto cómo pude ser tan impulsivo.

- Perdón por eso... - murmuro, rascándome la nuca.

Si (no) te hubiera conocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora