Desenfocada. (Ian Lucas)

Capítulo 37. Ecos del pasado.

____.

Pasó una semana desde que adoptamos a Milo, la verdad este pequeñín logró ganarse el corazón de todos y también ponerlos un poco histéricos. A veces solía quedarme en casa de Ian y Fede, Milo solía escaparse y husmear en todos los cuartos. Pero a decir verdad, ninguno podía enojarse con él, aunque desordenaba todo y se dormía en la cama que le parecía más cómoda, al fin del día todos estaban haciéndole caricias y peleándose por dormir con él. A todos me refiero a Fede, Teo, Nico y Parce. 

Anoche habíamos dormido en mi depto, Ian pasaba la mayoría de las noches conmigo y luego íbamos con Fede, no quería dejarlo solo, tampoco a mí y yo tenía el contrato del alquiler por un año, lo que significaba que aún me quedaban 3 meses más para vivir aquí. 

Estaba terminando de acomodar las cosas en una mochila para ir a casa de Fede, hoy íbamos a grabar un video para el canal de Fede, varios shorts para YouTube, entre otras cosas. 

—¿Ya estás gorda?— preguntó Ian, entrando al cuarto con Milo detrás suyo.

—Acabo de terminar, vamos.— dije sonriendo. 

—Miralo, ya sabe que esta por salir.— dijo Ian señalando a Milo que movía la cola esperando en la puerta del departamento.

Me reí al verlo, lo alcé en mis brazos y salimos. íbamos en el auto ya que hoy Eli, se volvía para Argentina, estos últimos días había sido de gran apoyo para mí, fue por así decirlo una pieza clave en mi recuperación, era como esa madre que me faltaba. La iba a extrañar mucho.

5 minutos después llegamos a lo de Fede. Entramos directamente y Milo se bajó de mis brazos, empezó a correr por toda la casa buscando a los chicos, gracias a Dios el sótano tenía puerta, de solo imaginar que por sus travesuras podía meterse en ese túnel, me daba muchísimo miedo. 

—Está un poco loquito el sobri.— dijo Teo bajando las escaleras. 

—Bastante, en el depto no tiene lugar para correr así, cuando lo sacamos al parque se pone igual— conté riendo.

—¿Como estás vos?— preguntó Teo abrazándome.

—Mucho mejor, ¿vos?— respondí.

—Me alegro mucho, yo bien, me volvió a hablar la minita que te conté.— dijo en complicidad.

—¿Y que onda? Decime que no le respondiste, vuelve con el ex y después te llama otra vez, yo la mato.— dije riendo.

—Nah.— dijo sin mirarme

—Teo Iván De Mendonca, ¿le respondiste verdad?— pregunté.

—Bueno sí, pero es que que se yo.— respondió encogiéndose de hombros.— No me digas mi nombre completo tonta.— dijo riendo

—Lo único que te digo, es que si te vuelvo a ver hecho una piltrafa, viajo hasta Argentina y la dejo pelada.— lo miré sería y este soltó una carcajada.

—¿A quién vas a dejar pelada, gorda? Deja de pelear.— dijo Ian entrando desde el garaje.

—Este tonto, que lo volvió a buscar la minita esa que lo dejó de hablar porque volvió con el ex.— conté.

—¿Y le respondiste?— preguntó Ian.

—Em, si.— respondió Teo. Ian negó con la cabeza riendo.

—Gordo, ya te dijimos. Esa minita te tiene de hijo.— expresó Ian en tono burlón.

—Bue, ¿qué queres? Soy un romántico.— dijo Teo sonriendo, yo hice una mueca y fruncí el ceño.

—Si, un romántico con pésima puntería enano.— respondí riendo.

—¿Cómo enano? Soy más alto que vos— dijo mientras se apoyaba en mi hombro, le pegué despacio en el pecho mientras reía.