聞いておくべきだった(historys with songs letters)

Wish you were sober.

𝑇ℎ𝑖𝑠 𝑝𝑎𝑟𝑡𝑦'𝑠 𝑠ℎ𝑖𝑡, 𝑤𝑖𝑠ℎ 𝑤𝑒 𝑐𝑜𝑢𝑙𝑑 𝑑𝑖𝑝
𝐺𝑜 𝑎𝑛𝑦𝑤ℎ𝑒𝑟𝑒 𝑏𝑢𝑡 ℎ𝑒𝑟𝑒
𝐷𝑜𝑛'𝑡 𝑡𝑎𝑘𝑒 𝑎 ℎ𝑖𝑡, 𝑑𝑜𝑛'𝑡 𝑘𝑖𝑠𝑠 𝑚𝑦 𝑙𝑖𝑝𝑠
𝐴𝑛𝑑 𝑝𝑙𝑒𝑎𝑠𝑒 𝑑𝑜𝑛'𝑡 𝑑𝑟𝑖𝑛𝑘 𝑚𝑜𝑟𝑒 𝑏𝑒𝑒𝑟

La música retumbaba en cada rincón del lujoso bar del hotel Seaside Paradise Tokyo donde la fiesta se desbordaba. Era una de esas noches interminables en las que todo en La Playa parecía fuera de control. Niragi estaba apoyado contra la pared, observando el caos con una expresión vacía. A su alrededor, la gente reía, gritaba, y el olor a alcohol flotaba en el aire y aunque usualmente estaria con alguna chica por ahi disfrutando la fiesta hoy no era asi, su atención no estaba completamente en la fiesta. Toda su atención no estaba en ellos. Estaba en Chishiya, la figura magnética que dominaba sus pensamientos, caminando entre la multitud como si la fiesta fuera su propio escenario.

Chishiya no bebía mucho, nunca lo hacía. Pero cuando lo hacía, las cosas siempre se volvían más complicadas, más turbias, mas peligrosas de lo que a Suguru le gustaría aceptar. Niragi lo sabía bien, y por eso había estado manteniendo su distancia. Sabía que, al final de la noche, cuando el alcohol comenzara a correr por las venas de Chishiya, este lo buscaría, como siempre. Con esa sonrisa encantadora y esos ojos que, en medio de la embriaguez, le harían creer que, tal vez, esta vez era diferente.

Pero no lo era. Nunca lo era.

𝐼'𝑚𝑎 𝑐𝑟𝑎𝑤𝑙 𝑜𝑢𝑡 𝑜𝑓 𝑡ℎ𝑒 𝑤𝑖𝑛𝑑𝑜𝑤 𝑛𝑜𝑤
'𝐶𝑎𝑢𝑠𝑒 𝑖 𝑑𝑜𝑛'𝑡 𝑙𝑖𝑘𝑒 𝑎𝑛𝑦𝑜𝑛𝑒 𝑎𝑟𝑜𝑢𝑛𝑑
𝐾𝑖𝑛𝑑𝑎 ℎ𝑜𝑝𝑒 𝑦𝑜𝑢'𝑟𝑒 𝑓𝑜𝑙𝑙𝑜𝑤𝑖𝑛𝑔 𝑚𝑒 𝑜𝑢𝑡
𝐵𝑢𝑡 𝑡ℎ𝑖𝑠 𝑖𝑠 𝑑𝑒𝑓𝑖𝑛𝑖𝑡𝑙𝑦 𝑛𝑜𝑡 𝑚𝑦 𝑐𝑟𝑜𝑤𝑑

Chishiya se acercó a una mesa donde estaba su amiga Kuina junto con Ann, Usagi y Arisu ellos compartían risas y bebidas. Parecía tener el absoluto control de la situación, como siempre lo hacía, pero Niragi lo conocía demasiado bien.

"No te excedas, Chishiya", pensó Niragi, como si pudiera advertirle desde la distancia.

El ambiente entre ellos parecía relajado, pero Niragi notaba cómo la mirada de Chishiya se suavizaba cuando hablaba con Arisu. Esa cercanía lo enfurecía, aunque sabía que, al igual que con él, Chishiya solo estaba jugando un papel, utilizando a Arisu para sus propios fines. Pero había algo distinto. Niragi lo sentía como un cuchillo clavado en el estómago: con Arisu, Chishiya no solo manipulaba. Había algo más, algo genuino, un interés que no podía ignorar.

Le dolía admitirlo, pero cada vez que veía esa ligera curva en los labios de Chishiya cuando Arisu hablaba, o esa chispa en sus ojos cuando lo observaba, se daba cuenta de que con Arisu no era solo por conveniencia. Era diferente, más real. Y eso lo quemaba por dentro.

"¿Qué tiene él que yo no?", pensaba Suguru, sus dedos apretando la empuñadura de su arma mientras los veía desde la distancia. Sabía que él también era parte del juego de Chishiya, un peón más en su estrategia, y lo aceptaba porque, de alguna forma, estar cerca de él le daba sentido a su propia existencia en ese infierno. Pero ver cómo su frialdad se desmoronaba, aunque fuera un poco, por Arisu, lo hacía rabiar de celos.