único

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Sergio Pérez tenía 16 años, pero ya era el tipo de chico que hacía que todo el mundo se detuviera cuando entraba en una habitación. Era algo bajo, con pecas, de cabello castaño y revuelto, con una sonrisa tan brillante que parecía iluminar incluso los días más grises. Tenía esa mezcla de carisma y bondad que atraía a todos, desde profesores hasta sus compañeros de clase. No había una sola persona en la escuela que no lo conociera, o que al menos no hubiera oído su nombre en los pasillos.

Era el chico que lo tenía todo: popularidad, amigos, y una facilidad natural para hacer que cualquiera se sintiera especial. Era la clase de persona que todos querían tener cerca, no porque lo intentara, sino porque simplemente era imposible no notarlo. Y aunque era amigable y siempre sonreía, había un aire de intangibilidad en él, como si estuviera destinado a algo más grande, como si perteneciera a un mundo mejor, más brillante.

Max Verstappen, por otro lado, tenía 17 años y se sentía como si siempre estuviera en segundo plano. A pesar de ser mayor que Sergio, se consideraba a sí mismo un completo don nadie. Max era un chico callado, con una mirada melancólica que escondía todo lo que jamás diría en voz alta. No era tímido exactamente, pero tampoco buscaba ser el centro de atención. Mientras que Sergio brillaba, Max prefería las sombras, los rincones donde no tenía que enfrentarse a las miradas de los demás.

Max siempre había sentido que no encajaba. No tenía muchos amigos y pasaba la mayor parte de su tiempo solo, leyendo libros en la biblioteca o trabajando en sus deberes en silencio. Aunque no era malo en los deportes ni en las clases, nunca había sido destacado en nada. Para el mundo, Max era invisible. Y él lo aceptaba, o al menos eso intentaba creer. Pero cada vez que veía a Sergio cruzar el patio o reírse con sus amigos, una punzada de dolor lo atravesaba. No era envidia lo que sentía, era otra cosa, algo mucho más profundo y difícil de ignorar.

Max estaba enamorado de Sergio. Lo había estado desde el momento en que lo vio, en primer año de preparatoria, cuando Sergio había ayudado a un compañero que había tropezado en las escaleras. Desde ese momento, Sergio se convirtió en el centro del mundo de Max, aunque este nunca lo admitiría. Era absurdo, lo sabía. Sergio jamás lo notaría. Para Sergio, él no existía, era solo un chico más en el fondo de la multitud. Y Max había aprendido a vivir con esa realidad, pero eso no cambiaba lo que sentía.

Durante meses, Max había alimentado en silencio ese amor imposible. Cada vez que veía a Sergio, su corazón latía más rápido, pero nunca se atrevía a acercarse. Cada sonrisa de Sergio, cada palabra amable que decía a los demás, hacían que Max se sintiera aún más pequeño, aún más invisible. Era doloroso, y a la vez, inevitable. No podía dejar de pensar en él, en lo perfecto que era, en cómo parecía estar hecho de pura luz mientras él se desvanecía en la oscuridad.

Fue una noche, cuando estaba solo en su habitación, que Max tuvo una idea. Si no podía hablarle directamente, si nunca sería lo suficientemente valiente como para acercarse a Sergio, tal vez podía escribirle. Podía ser honesto en las palabras, sin la presión de tener que enfrentarse a su mirada. Tal vez nunca sabría quién era Max, pero al menos sabría lo que sentía alguien por él. Max quería que Sergio supiera lo especial que era, incluso si nunca descubriría que era él quien lo pensaba.

Así que Max tomó un trozo de papel y comenzó a escribir. Su corazón latía rápido mientras las palabras se derramaban de su pluma, llenas de todo lo que jamás había tenido el valor de decir en voz alta.

Carta 1:

Sergio,

A veces me pregunto si te das cuenta de lo increíble que eres. No me refiero solo a lo popular o lo querido que eres, sino a la luz que llevas contigo a todas partes. Cuando sonríes, es como si el mundo se detuviera por un segundo. Lo sé porque lo he visto. Lo veo cada día, y no puedo evitar sentirme agradecido por esos pequeños momentos en los que existes en el mismo lugar que yo.

atentamente, Nadie / chestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora