Obedient

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"¿Está bien así, amo Spreen?" Farfadox movió sus dedos en el estrecho interior del líder de la mafia, intentando ignorar la pequeña cola afelpada de este que tiembla con cada pequeño roce de sus dedos contra el manojo de nervios en su interior

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"¿Está bien así, amo Spreen?" Farfadox movió sus dedos en el estrecho interior del líder de la mafia, intentando ignorar la pequeña cola afelpada de este que tiembla con cada pequeño roce de sus dedos contra el manojo de nervios en su interior.

El híbrido de oso gruñó, sus orejas bajas camuflándose en su cabello mientras su mano mantuvo su agarre en el arma, presionando con más firmeza el cañón en la clavícula de su subordinado, obligándolo a alzar su cabeza.

"Seguí" sus órdenes son claras, arrastradas en un gruñido exigente que Farfa no duda en tomar con gracia; no puede tomar tan en serio a su amo sí sus lentes yacen en el suelo, revelando sus ojos brillantes y esas largas pestañas que cualquiera envidiaría, expresando tantas emociones que está completamente seguro de que son en gran parte nuevas para él.

Bien, tiene que complacerlo, esas fueron sus órdenes iniciales y cumpliría todo lo que le pida, desde acabar con deudores hasta acabar dentro suyo.

Con sus tres dedos da una estocada directa en su interior, repitiendo la acción en ascenso hasta que la velocidad fue lo suficientemente buena como para aumentar el volumen de sus gemidos, pudiendo escuchar como el lubricante provocaba un sonido acuoso cada vez que lo embestía. Fue satisfactorio ver como su cuerpo se sacudía con cada estocada estando recostado sobre su escritorio, su mano titubeando ante el agarre de su arma pero intentando continuar apuntando en su dirección, la saliva resbalando lentamente por la comisura de sus labios.

Abrió sus dedos en su interior y un espasmo invadió el cuerpo de su amo, encantado por la forma en que perdió la cordura por algo tan simple, sus sentidos gritando lo mucho que necesitaba adentrarse en su caliente interior y moler sus entrañas hasta que su jefe perdiera la razón y le rogara por más. Por tanto decidió obedecer a sus instintos, sacando los dedos para bajar torpemente el pantalón de su traje junto a su ropa interior, su largo y grueso miembro erecto y palpitando ante la necesidad.

Pero Spreen lo detuvo, gruñendo mientras el arma presionó ahora en su boca, obligado a abrirla hasta que el cañón se adentró en su cavidad bucal y saboreó la no muy agradable pólvora con su lengua, gimiendo ahogado.

"Sentáte, putito"  sacó el arma de su boca, utilizando su propia lengua para limpiar toda la saliva que Farfadox dejó en la misma.

"Si, amo" obedeció inmediatamente aunque algo atontado, su trasero desnudo contra el cuero de la silla, sus ojos blancos apreciando la figura pálida del menor tomando asiento en el escritorio, con su miembro derramando algo de líquido preseminal mientras la punta se encuentra enrojecida; sintió la saliva acumulándose en su boca, quiso tomarlo y chupar hasta sacar toda su dulce esencia, pero permaneció quieto justo como se le pidió.

Spreen descendió del escritorio, sus piernas temblando mientras se acerca al contrario, depositando el arma en la mesa antes de subirse encima suyo y sentarse de piernas abiertas hacia él. Sus miembros rozaron, ambos gimiendo en voz baja hasta que el híbrido de oso movió sus caderas hacia adelante y frotó su miembro con el ajeno, aumentando el volumen de su voz.

"¿Te gusta?" sonrió con burla el más joven, su mano libre tomando ambos penes para frotarlos de forma más ruda, sacudiendo sus caderas simulando embestidas bruscas que provocan que el mayor suspire complacido.

"Spreen" lo llamó jadeando, pero el roce del miembro ajeno con el suyo se detuvo y en cambio su pene fue sujetado con fuerza, gimiendo y retorciéndose de dolor mientras el gruñido del híbrido de oso resonó por sus oídos "Amo, amo Spreen" se corrigió como pudo, sintiendo como fue liberado y recompensado con suaves caricias en toda su extensión.

Cerró sus ojos y apoyó su cabeza en la silla cuando las caricias aumentaron, intentando empujarse contra la mano del pelinegro sin mucho resultado, su vientre cosquilleando anunciando su pronta liberación. Sin embargo el menor pareció percibir ese detalle, deteniendo cualquier caricia e interrumpiendo su nubla de sensaciones placenteras.

Jadeó cansado, no lloraría por algo tan estúpido como eso principalmente porque eso era lo que buscaba el menor, pero no pasó por mucho tiempo más hasta que el frío de su pene fue reemplazado prontamente por el calor del interior del contrario, quien gimió con fuerza una vez todo entró y su trasero rozó contra los testículos del mayor. Deseó tocar el delgado cuerpo de Spreen, abriendo sus ojos para disfrutar de la pequeña cintura que posee por más que su cuerpo este algo trabajado, pero no tiene el permiso de tocarlo, por lo que clava sus uñas en el cuero de la silla.

Su corazón late frenético cuando el cuerpo del híbrido de oso se alza antes de dejarse caer bruscamente sobre su pene, gimiendo con fuerza antes de que el contrario apoyara su frente en su hombro, jadeando como si le faltara el aire, maldiciendo un poco antes de repetir la misma acción, de forma más constante hasta que subió la velocidad y lo único que se podía escuchar eran sus gemidos acompañados del sonido de sus cuerpos chocando.

Podía escuchar la bonita voz del pelinegro gimiendo su nombre cada que su pene daba de lleno contra su punto, adorando la forma en que en ocasiones su tono se agudizaba y sus manos temblorosas intentaron aferrarse a sus hombros, sus garritas clavándose en su piel. El ritmo de sus saltos flaqueó en el momento en que sus fuerzas se acabaron, y fue entonces cuando se permitió finalmente tocarlo, acariciando su cintura antes de clavar sus dedos en su piel y ayudarlo a subir y bajar por su miembro, aumentando el ritmo salvaje que había marcado el menor.

Las orejas afelpadas de Spreen saltaron con cada embestida, flácidas ante la falta de control de su cuerpo, sus ojos cerrados mientras su boca permanece abierta, su voz elevada y sin temor de ser escuchado. Lo escuchó maldecir nuevamente y percibió como su tono se agudizó ligeramente, sonriendo antes de llevar una mano al miembro ajeno y acariciar rápidamente, elevando sus caderas con el fin de que sus cuerpos choquen.

Spreen no aguanta mucho más y prontamente su estómago es manchado por el semen que ha salido disparado de su miembro, gruñendo en voz baja cuando su interior se apretó alrededor de su pene, forzando un par de embestidas más hasta que pudo correrse en su interior, escuchando el quejido molesto pero sin tanta energía de su amo ante ese hecho.

"Disculpas, mi amo" no tiene aliento, pero alcanza a pedir perdón antes de abrazar el cuerpo ajeno y permitirle al más joven refugiarse en su cuello, repartiendo caricias en su espalda en lo que ambos recuperan algo de aire, un gesto dulce tomando en cuenta que lo único que el menor buscaba en un principio era un encuentro y nada más.

"O me limpiás, o te meto un tiro en la verga" amenazó con cansancio el híbrido de oso, restregando inconscientemente sus orejas contra el cuello del mayor, buscando algo de afecto con el fin de disminuir todo el ruido molesto que crece en su cabeza con el pasar del tiempo.

"Como usted pida, amo Spreen" Farfadox accede sin más, acariciando el suave cabello del menor hasta ascender y centrarse en las orejitas de este, escuchándolo ronronear con gusto.

Obedient - SpreendoxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora