Pov.
La noche era oscura, con un cielo cubierto de nubes que bloqueaban cualquier atisbo de luz. Alaya se encontraba en la orilla de un lago, el agua reflejando las sombras de los árboles del bosque circundante. Había una calma inquietante en el aire, una sensación de que algo la observaba. Esa sensación de ser vigilada la hacía estremecer, y no podía evitar mirar a su alrededor con desconfianza.
Mientras la brisa fría acariciaba su piel, Alaya se sumergió en sus pensamientos, sintiéndose más sola que nunca. Sin embargo, esa soledad se tornó en inquietud cuando comenzó a escuchar murmullos en la distancia. Sonidos tenues, como susurros que parecían moverse entre los árboles, llamándola, atrayéndola hacia lo desconocido.
—¿Quién está ahí? —preguntó en voz baja, su corazón latiendo con fuerza. No hubo respuesta, solo más murmullos que se mezclaban con el sonido del agua.
El aire se volvió denso, y de repente, Alaya sintió que no podía respirar. Era como si el bosque entero la estuviera apresando, impidiendo que escapara. Se llevó una mano al pecho, tratando de calmarse, pero la ansiedad la envolvía, apretando su pecho cada vez más. Se dio cuenta de que sus piernas temblaban, y la necesidad de huir comenzó a apoderarse de ella.
Caminó lentamente hacia atrás, intentando alejarse de la orilla, cuando de repente su pie tropezó con una raíz expuesta. Cayó de espaldas, el impacto hizo que el aire escapara de sus pulmones. En el suelo, con la vista fija en las copas de los árboles, sintió cómo las sombras se alargaban, como si intentaran alcanzarla.
Fue en ese momento cuando recordó. Un flash, un instante que atravesó su mente como un rayo. La imagen de un evento oscuro que había estado enterrado en su memoria. Una risa burlona, una sensación de traición, el sentimiento de estar atrapada. Algo malo había ocurrido, algo que había cambiado su vida para siempre, pero no podía ponerle un nombre, no podía recordar todos los detalles. Todo lo que sabía era que había un dolor profundo, uno que se manifestaba en cada pesadilla.
Los murmullos se intensificaron, y Alaya sintió que la presión en su pecho aumentaba. Su mente intentaba aferrarse a la realidad, pero cada vez se sentía más atrapada en esa pesadilla. Los ecos de risas y voces se mezclaban, confundiéndose con su propio miedo.
Con un esfuerzo monumental, se incorporó de un salto, respirando con dificultad, sus ojos buscando desesperadamente una salida. El lago, que antes le parecía un refugio, ahora se convertía en una trampa. Sin mirar atrás, comenzó a correr. Las sombras la seguían, los murmullos se convirtieron en gritos, como si todo el bosque se alzara en su contra.
Alaya sabía que tenía que despertar, que tenía que salir de esta pesadilla. Pero mientras corría, el bosque parecía interminable, un laberinto del que no podía escapar. Finalmente, tropezó de nuevo y cayó al suelo, la oscuridad la envolvió. Se sintió perdida, como si todo su ser se desvaneciera en las sombras.
Fue entonces cuando un destello de luz apareció en su mente. Una luz tenue, pero brillante, que le recordaba que, a pesar de la oscuridad, siempre había esperanza. En medio de su terror, luchó por aferrarse a esa luz, por encontrar el camino de regreso a la realidad.
Despertó de repente, su corazón latiendo con fuerza en su pecho. Estaba en su habitación, el amanecer comenzando a filtrarse por la ventana. Todo había sido una pesadilla, pero la sensación de opresión aún la acompañaba. Se sentó en la cama, tratando de calmar su respiración, mientras su mente seguía girando en torno a lo que había recordado.
Ese recuerdo, esa sombra oscura que la acechaba, se interponía entre ella y sus amigas. No podía seguir así, llevándola dentro sin liberarse de su peso. Sabía que tenía que enfrentar su pasado, pero el miedo la mantenía cautiva. Sin embargo, en ese momento de claridad, comprendió que debía encontrar el valor para compartirlo, para liberar su carga.
Mientras se preparaba para enfrentar un nuevo día, Alaya se prometió a sí misma que, aunque todavía no estaba lista para contar su secreto, eventualmente encontraría el momento y la manera de hacerlo. Era hora de dejar que la luz entrara en su vida, y eso significaba enfrentar las sombras de su pasado.
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Más Allá Del Silencio
NonfiksiAlaya Monroy vuelve a clases después de la pandemia, pero algo en ella ha cambiado. Antes era segura y confiada, ahora esconde bajo su sonrisa una oscuridad que nadie parece notar. Llena de inseguridades, atrapada en el dolor y la soledad, Alaya se...