Si decides quedarte.

Capítulo 4.

6:00 de la mañana.

El despertador no para de sonar y eso solo significa una cosa, ha llegado el momento de despertarnos para ir a Disney. Estoy deseando que todos vean lo bonito que es ese lugar, sobre todo Gala, quien lleva soñando con esto muchísimos años.

Nos preparamos un café y nos lo llevamos al baño para poder maquillarnos mientras desayunamos. Nos ponemos nuestras sudaderas de los villanos, ya que siempre hemos sido más de los malos que de los buenos y nos dejamos el pelo liso.

Me asomo por la ventana y veo que el día está bastante nublado, cojo el móvil para ver la aplicación de el tiempo y efectivamente, va a llover a cántaros hoy. Menos mal que en Madrid compré chubasqueros para todos. Lo bueno de haber estado ya varias veces en Paris es que conozco el clima, hace frío y llueve la mayor parte del tiempo. Por eso soy precavida, me gusta tener todo organizado, planeado y preparado, porque así nada puede sorprenderme.

Soy un tanto maniática con este tipo de cosas y más si viajo, me gusta organizar todo con tiempo, saber lo que voy a hacer y no llevarme sorpresas después. Las cosas imprevistas no me gustan, nada que altere mi día ni mi realidad, odio cuando algo me cambia la rutina, a veces me gusta hacer cosas a lo loco, pero no siempre. Me estreso demasiado cuando algo, por pequeño que sea, me altera.

Para este viaje, solicité en el trabajo la semana de vacaciones tres meses antes, no quería que nada me impidiese venir y quería tener todo preparado y listo para cuando llegase el día. Compré los billetes y las entradas en cuanto me aceptaron la semana, por si pasaba algo y perdía cualquier cosa lo imprimí y me lo guardé en el teléfono de todas las formas posibles, nada podía fallar en este plan.

Son este tipo de cosas las que me hacen tan maniática y tan ordenada. Nunca puede salir algo mal, nada puede alterar mis planes y sobre todo, nada puede sorprenderme ni cambiarme si soy así.

Una vez que estamos todos listos, cogemos la mochila con los bocadillos que vamos a llevar para comer en el parque y con botellas de agua para pasar el día, salimos de casa dirección a la parada del autobús.

El 17EX aparece en la parada y todos subimos, le entregamos un billete de diez euros y nos da nuestros billetes. Encontramos al fondo del autobús cuatro asientos juntos así que no dudamos y nos sentamos.

Mi hermana y yo hablamos de todo lo que nos espera, de las ganas que tenemos de llegar y rezamos porque no nos llueva aunque sabemos que será imposible y lloverá.

Mi madre y Emilio miran el paisaje por la ventana, sin mediar palabra. No se llevan mal, de hecho para estar divorciados se toleran bastante más que los divorciados habituales, tanto como para hacer un viaje de familia. Al principio nos resultaba raro ver que hablaban de vez en cuando y que incluso se llevasen mejor ahora que cuando estaban casados, pero con el tiempo lo asimilamos y lo normalizamos.

-Tía, ¿crees que podré ver a Rapunzel?-pregunta Gala.

-Podrás ver a quien tú quieras, yo solo deseo poder ver al Capitán Garfio.

Peter Pan ha sido siempre mi película favorita de Disney, pero como siempre he sido más de los villanos, mi favorito siempre ha sido Garfio. Adoro su personaje y su forma tan graciosa de enfrentarse a Peter Pan.

Mi hermana en cambio, es fan de Enredados, ya que dice que no hay un amor más bonito que el de ellos. Mi pareja favorita siempre serán Pocahontas y John Smith, por cómo se aman a pesar de las adversidades.

Al fondo, por el cristal del autobús veo el gran hotel de DisneyLand Paris. Por fin, después de tanto tiempo esperando a que llegase este momento, se ha hecho realidad. Mi hermana mira fijamente, con los ojos llenos de alegría y una gran sonrisa en sus labios. Nos agarramos la mano y bajamos corriendo del autobús.

-¡Vamos corred!-dice mi hermana dirigiéndose a sus padres.

Mi madre y Emilio caminan unos pasos por detrás, también contentos por estar por fin en el grandioso Disney.