29. Un largo Viaje

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"¿Se le ofrece algo, su majestad?"

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"¿Se le ofrece algo, su majestad?"

"¡Roberto!" Brincó sorprendido al verle, no esperaba que estuviera por allí a esas horas.

Los ojos del chico miraron al rey, luego miraron a la silla de caballo que llevaba en brazos. Se notaba que no tenía ni idea de lo que hacía pues sus delicadas manos apenas y podían con la silla.

"Yo— yo sólo—" Carraspeó, no sabía qué decirle.

Roberto no se inmutó. Miró la vestidura de su rey, luego lo que estaba tratando de ponerle al caballo. No había que ser científico para saber que lo que llevaba era para un viaje. Posible razón podría ser esa mejilla herida y ese labio partido, ya había visto gente así antes de que Alexis llegara al reino, se hacía una idea de toda la situación.

"¿Se está yendo?" Preguntó tranquilamente.

"Por favor, no le digas a nadie." Le pidió el rey con un tono suave y algo asustado. Roberto se le comenzó a acercar, sin avisar le quitó la silla y lo demás para dejarlo en el suelo antes de comenzar a quitarle todo lo que anteriormente Alexis le había puesto a el corcel. "Roberto, por favor..." murmulló tratando de detenerle.

"Estaba mal puesta." Le respondió el moreno comenzando a preparar correctamente al corcel. Ante esas palabras el corazón de Alexis sintió esperanza y alegría.

"Nunca fui experto en esa parte." Murmuró con algo de vergüenza.

Roberto acomodó todo como era debido y con un suspiro pesado volvió a mirar a su rey. "No le juzgaré por tomar su decisión, pero le pediré una sola cosa..."

"¿Qué es?" Preguntó Alexis abriendo los ojos atento, su sorpresa creció cuando le vió arrodillarse frente a él.

"Permítame llevarle en su camino." Soltó bajando su cabeza.

"¿Qué? ¿Qué?" Los ojos del rey estaban tan abiertos que parecía que querían salirse de su órbita. "¿Por qué quisieras hacer eso?"

"Usted es mi rey." Respondió sin dudarlo alzando la cabeza para mirarle. "Sería un honor para mí poder guiar a su corcel en el camino correcto a su destino y poder cuidar de este también." Soltó. "En todos mis años viviendo en este reino, ningún rey ha mostrado su preocupación por mantener a su pueblo y a sus sirvientes en las mejores condiciones. Usted ha sido un verdadero rey."

Las mejillas del contrario se sonrojaron ante los halagos, hasta hizo que se sintiera un poco incómodo por tanta adoración.

"Su alteza, le soy leal de pies a cabeza, yo moriría por usted." Le dijo con firmeza mientras tomaba la delicada mano de su rey entre las suyas. "Por favor, permítame seguir sirviéndole hasta el final de mis días."

Alexis esbozó una suave sonrisa al escuchar todas esas palabras. No podía decirle que no.



[...]



La noche cayó y Alexis caminaba con una capa cubriéndole desde sus pies hasta su cabeza. Un carruaje le esperaba escondido con su corcel amarrado a este, sus cosas estaban guardadas y su mascota ya estaba dentro, sólo faltaba él.

Se acercó a la puerta donde le esperaba Rafael, mismo que la abrió para ofrecerle una mano ayudándole a subir.

"Me hubiera gustado que vinieras..." le dijo Alexis a su sirviente una vez estuvo sentado.

"No puedo." Le sonrió el castaño con cariño tras su sonrisa y ojos. "Pero si algún vuelve, no dude en que aquí estaré para servirle." La respuesta de el rey fue sonreírle con tristeza, lo entendía, no podía separarlo de su amado luego de estar alejados tantos años.

"Gracias por cuidar de mí y de Micha." Le susurró Alexis.

"Su majestad, fue un honor servirle." Le dijo el castaño haciendo una última reverencia ante su rey. Por primera vez, el rey hizo una pequeña reverencia de regreso en forma de respeto. Fue lo último que vió Rafael de su rey.

Cerrando la puerta el pelinegro soltó un suspiro sintiendo tristeza, se había encariñado mucho con el reino y su gente, era triste soltarlo todo. Unos suaves golpes le hicieron saber que Roberto ya estaba listo y subiéndose al caballo para comenzar su salida del reino. Iba a ser un largo viaje, pero valía la pena.

La noche disfrazaba su huida, misma que fue exitosa. Saliendo de las murallas fue que se atrevió a abrir la pequeña ventana que mostraba la espalda a quien le llevaba y el camino.

"¿Ya salimos?"

"Sí." Respondió Roberto asintiendo. "Ahora queda el camino, será una noche larga, le recomendaría acomodarse."

Alexis asintió y dejó la puertita abierta para tomar una cobija y recostarse en el acolchonado asiento. Micha se acercó a él y se acurrucó entre sus piernas para cerrar los ojos, parecía que también estaba cansada.

"¿Para qué quiero a un hombre si te tengo a ti, Micha?" Sonrió el rey acariciando a su mascota con delicadeza, la felina maulló, parecía que le respondió.

Momentos después se acomodó con ella y cerró los ojos para descansar, no era lo mismo que su enorme cama acolchonada con miles de almohadas y cobijas, pero sí le ayudó a dormir unas horas.




[...]




"¿¡Qué quieres decir que no está!?" El ruido de vidrio rompiéndose resonó en esa grisácea y nublosa mañana.

"Todos los guardias le están buscando por todo el reino desde que salió el sol, pero nadie le encuentra." respondió Sebastián sin perder su seriedad.

"Cuando lo encuentre..." Masculló Iván saliendo de su oficina para pisotear marchándose, esto hizo que Rafael y Sebastián se quedaran solos.

"¿Dónde está?" Le preguntó el moreno a su amante con el ceño fruncido, el mayor sólo negó. "¿No qué?"

"Se ha ido." Murmuró.

"¿Se fue? ¿A dónde?" La respuesta fue una simple encogida de hombros, esto hizo suspirar a Sebastián.

"Es mejor así. Yo tampoco soportaría quedarme a tu lado si me golpeas y me tratas mal." Le dijo dejándole saber todo lo que debía saber.

"Maldita sea..." El moreno se llevó las manos a la cabeza. "Los problemas que traerá esto serán enormes..." Murmuró sintiéndose estresado, Rafael no comentó nada más.

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Heartless tyrant [Spreeckity]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora