Capítulo 3: Francia, Andy y ¿dormimos juntos?

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La "señorita azafata beta" nos trae nuestras bebidas exactamente cuándo Damien me está haciendo cosquillas, la volteamos a ver con risas y después me mira desafiante, le regreso la mirada. Se va.

El resto del viaje nos la pasamos durmiendo, comiendo, hablando de nuestras vidas y ahora es cuando me entero que mi futuro esposo es un hombre que le gusta coquetear, que le gustan las cosas dulces, que duerme mucho y que trabaja en la empresa de sus padres le heredaron.

Sus padres..., en algún momento tendré que conocerlos.

Cuando nos bajamos del avión y salimos del aeropuerto de Francia, hay un auto esperándonos afuera, Damien entrega las maletas y las suben a la cajuela, me abre la puerta del auto y me subo en la parte de atrás y el hace lo mismo, se sienta a mi lado y me agarra la mano, no me molesta entrelazar la mía con la de él, se siente agradable y cálido.

-A mi casa por favor.

-Claro, como desee señor Akron.

-Nathan...

-¿sí?

-¿crees que puedo serte infiel por ser un coqueto?

Me rió a carcajadas, tanto que mi risa se le contagia al chofer, me mira por el retrovisor y yo le sonrió.

-Puede ser, pero tú dijiste que soy tuyo y tu mío.

-Lo dije.

-Lo dijiste.

-Lo prometo.

-Igual.

-Quiero besarte.

-Está el chofer, será incómodo.

Damien hace un mini puchero con su labio inferior y se me hace lo más tierno en el mundo, me siento arriba de él y a la mierda el chofer, lo beso y el me agarra de la cintura, me besa con fiereza y adentra su lengua en mi boca.

-Ngh...

-Tu celo ya paso ¿verdad?- dice separándose de mí.

-Creo, solo dura unos días ¿Por qué?

-No tengo control de mí mismo- hace una mueca extraña con su rostro.

-¿Cuántas veces lo has hecho Damien?

-Nunca- me mira a los ojos y sé que está mintiendo.

-No te creo.

-Ya pues... no lo sé, no tengo una cuenta, pero no fueron muchas... evitaba a toda costa a las omegas, son muy latosas.

-¿y los omegas?

-Con ninguno.

-¿en serio?

-Serás el primero.

Me sonrojo y me bajo de sus piernas, me siento a un lado y bajo la mirada, saco mi celular y me pongo a jugar en él. Damien solo se ríe y jala mi mano para entrelazarla de nuevo, no la quito y solo espero a que lleguemos de una buena vez.

Veo todo Francia por la ventana, según mis padres hemos venido pero no lo recuerdo, así que disfruto de las vistas que me ofrece Francia, Damien contesta todas mis preguntas y de vez en cuando el chofer hace comentarios entre risas por la actitud tan infantil de Damien que decía en cada que podía "iremos ahí algún día" o "una cita ahí sería muy romántico, dado que es la ciudad del amor" y cosas por el estilo que solo hacía que me sonrojara.

Pensar que hace días nunca me hubiera imaginado que estaría en Francia, a no sé cuánto tiempo de casarme con un alfa rico y sin control con respecto a lo sexual.

Jamás te olvide.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora