Las migrañas no se han detenido, dijeron que desaparecerían en dos semanas y no se han detenido.
Hola, me llamo Antonio Ramos Lerdo. Mi supervisor me dijo que, si quería reportar mi queja, tenía que hablar directamente a la compañía de transporte. Trabajo como encargado de limpieza especializado del sector superior, edificio uno. Básicamente soy un conserje, solo me dan ese otro nombre largo para no sonar despectivos, supongo.
Como sea, mi problema comenzó hace un mes, aproximadamente. Probablemente no esté al tanto con las condiciones de transporte que recibimos en mi área de trabajo, así que lo pondré en contexto, y me explayaré, por el simple hecho de que me siento indignado.
Hace un año, su compañía saco un modelo nuevo de autobús, ese que tanto dio que hablar por "su innovación en el transporte publico y su solución a la incomodidad del mismo", recuerdo perfectamente cuando llegaron las primeras unidades. Pulcros vehículos platinados, con una forma ovalada, y una sola ventana de un color oscuro que le daba la vuelta completa a la estructura. Sus puertas parecían fundirse con el resto de la carcasa al cerrarse, pero al abrirse, elevándose lenta y suavemente, mostraban un interior sacado de una película de ciencia ficción.
El V-3-1.5 o "El Zeppelín" como lo llamábamos, por su forma parecida a un globo ovalado, no solo era una maquina bonita, con un fino acabado y un nombre pretencioso. Como me explicó el doctor Méndez, un físico del edificio donde trabajo, El V-3-1.5 fue ensamblado por un grupo de científicos en colaboración con una empresa de transporte, con la increíble capacidad de separar átomo por átomo a los pasajeros, de tal modo que, en un mismo asiento, pudieran sentarse hasta tres personas sin incomodidades, o incluso, sin notarlo.
No soy ningún científico, no se como esas cosas funcionan, pero escuchar esa descripción era intimidante. La simple idea de que esa cosa podría explotar, incendiarse o cualquier otro fatídico resultado era muy razonable en mi cabeza.
Sin embargo, el doctor, quizá en un tono condescendiente, me intento explicar, como quien explica a un niño a amarrar sus agujetas. El hombre se tomó su tiempo y a continuación relató lo que, ahora, yo les diré en mis propias palabras.
La infraestructura interna estaba fabricada de tal forma, en la que, por medio de distintos tipos de radiación, ponían los átomos de los pasajeros en una especie de "estado gaseoso contenido", si te ibas en la primera onda, como lo llamaban, el lugar se iluminaba de un color amarillo. En la segunda, una luz azul y en la tercera luz, roja. Eras asignado a dichas ondas por el conductor, quien además de un entrenamiento especial para maniobrar dicho monstruo del futuro a cuatro ruedas, llevaban un curso obligatorio de dos semanas en procedimientos, gestión, reparación y manejo del panel de control.
Cuando me fue dicho lo anterior, por supuesto que sentí que era algo que no debería hacerse. Cada parte de mi cuerpo sentía que aquel vehículo era una desgracia apunto de suceder, sin embargo, de una forma tosca y claramente molesto, el doctor se dispuso a explicarme una vez mas sobre el Zeppelín, quizás para calmar mis miedos, o quizá porque ya estaba harto de mi falta de comprensión.
El hombre me dijo mas o menos lo siguiente: El campo ionizado del asiento permite que tu cuerpo, a pesar de no ser sólido, mantenga la forma que tenías cuando entraste. En caso de que eso fallara, el recubrimiento de el V-3-1.5 genera un campo igual, para las tres frecuencias, sirviendo como una especie de estabilizador. Si de nuevo, eso fallara, la forma ovoidal del vehículo redistribuiría la energía alrededor del interior del camión, ¿Has notado como tiene como tres metros de alto entre el suelo y el techo? Esto es debido a que sí, el sistema de ondas fallara y regresara a todos los pasajeros a su misma frecuencia, la energía redireccionada haría que todos se distribuyeran alrededor del espacio disponible, manteniendo a todos intactos. Y aún si todo esto de alguna forma desafortunada ocurriera, el chofer podría actuar con su panel de control y solucionar el problema.
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Una carta de reclamo a la empresa de transporte.
TerrorCartas de un hombre afectado por su entorno laboral y la calamidad sufrida en un autobús.