No se sentía orgulloso de escapar de la situación en vez de enfrentarla, en realidad, para él era muy difícil admitir que por primera vez en mucho tiempo, no sería capaz de lidiar con las consecuencias de sus acciones. No había hecho nada mal, estaba seguro de eso, pero aun así quedarse en ese lugar significaría enfrentarse a todo lo malo que lo atormentaría por el resto de su vida.
Por mucho tiempo, estuvo seguro que no existiría algo o alguien que lo detuviera de construir la vida que siempre soñó, sin importar las circunstancias que se presentaban lograba salir adelante, ya sea solo o con el apoyo de su amorosa familia. Pero, esta vez las cosas eran más complicadas, no podía contar con su familia pues sabía que sería un gran problema si se llegaran a enterar de lo sucedido, y realmente no quería que salieran perjudicados.
Frustrado paso los dedos por su hermosa cabellera rubia, para luego dar una calada al cigarrillo que posaba entre sus delicados dedos. No debería estar fumando, y menos bebiendo, pero en ese momento se encontraba al otro lado del país, por primera vez, lejos de su familia y escapando de su dura realidad, con esperanzas de iniciar una nueva vida en la que los fantasmas de su pasado no lo encontraran jamás.
Era su primera noche en Seúl y odiaba lo vacía que se sentía esa aglomerada ciudad, extrañaba la calidez de su barrio y la tranquilidad de Busan, y haberse metido a un bar lleno de personas ebrias, bailando locamente en lo que el trataba de evadir su realidad no era muy reconfortante, se sentía agobiado pero al menos, en ese momento nadie le prestaba atención y podría actuar de la manera miserable en la cual se sentía.
- Otro whisky, por favor. – Soltó al barman antes de dar el último trago. – Que sea doble. – El muchacho tras la barra asintió y rápidamente puso otro vaso lleno de esa bebida frente al omega.
- Al parecer no es una buena noche. – Una grave voz retumbó a su lado acompañada de un agradable aroma amaderado que lo hizo cerrar los ojos, pensando que lo haría sentir mejor esa deliciosa esencia.
- No es una buena vida, en realidad. – Comentó burlón antes de voltearse a ver al desconocido. Se sorprendió ligeramente al ver a un hombre pulcramente vestido, de expresión seria que destellaba un brillo sin igual en sus ojos y una leve sonrisa que parecía de burla, pero que al mismo tiempo transmitía un aura de intimidación y poder.
Un alfa.
Al escuchar la respuesta del bello omega, solo pudo reír discretamente para luego contestar. – No tengo porque discordar, has dicho la verdad. – Al escuchar eso, el omega alzó su vaso y le hizo una leve seña de afirmación antes de dar un leve trago. – Un gusto, soy Agust.
- Un coreano con nombre extranjero, interesante. – Soltó con una sonrisa. - ¿No será que me das un nombre falso para coquetearme libremente?
En ese momento el alfa se sorprendió y su expresión lo delató, tanto que el omega soltó una carcajada que le permitió al alfa observar como sus bellos ojos se desaparecían a la par que su sonrisa crecía. – Te atrapé, Agust.
- En mi defensa, no te miento, es uno de los seudónimos que utilizo. – Trato de explicarse rápidamente bajo la divertida mirada del omega. – Además, ¿qué te hace creer que quiero coquetear contigo? – Arqueó una ceja y la expresión de diversión del omega se esfumó y dio lugar a una mirada, que se podría describir como, azucarada, por no decir lujuriosa.
- La verdadera pregunta es. – Se volteó lentamente hasta quedar frente a frente al alfa que estaba apoyado sobre la barra. - ¿Qué me haría creer que no quieres coquetearme? – Alzó su mano y acercó levemente al rosto del alfa, quién se sentía ansioso por tener el tacto del omega, pero nunca llegó.
Un poco divertido por la situación, volvió a apartar su mano que siquiera llego a tocar la filosa mandíbula del alfa para volver a agarrar su vaso sobre la bancada. Acto qué, de cierta forma, frustró con demasía al alfa. – Sabes muy bien lo que haces, ¿verdad? – El omega abrió una enorme sonrisa para luego asentir.
Se acercó peligrosamente a la oreja del alfa, quien no se inmutó ni por un segundo. -Tal vez arruiné tu juego de predador y presa, pero... Al menos, te lo pongo más fácil. – Su respiración caliente chocó contra el lóbulo del hombre, cosa que lo tensó y simplemente se rindió a la provocación.
- Siquiera sé tu nombre y ya me tienes fascinado, omega. – Soltó a la par de que su brazo derecho rodeaba su cintura con posesividad, atrayendo aquel pequeño cuerpo al suyo. – Al parecer, te gusta jugar con fuego bonito. – Imitó la acción del omega, pero fue más atrevido, y pegó sus labios a la oreja del menor.
- No solo jugar, también me gusta quemarme. – Los brazos que estaban suspendidos al lado de su cuerpo, pasaron a rodear lentamente el cuello del alfa, provocando así que todo el espacio entre sus cuerpos desaparecieran. – Y puedes llamarme, Evan.
- Me das un nombre falso para coquetearme, que bajo caes, omega. – Soltó en tono burlón el alfa, arrancando otra carcajada al precioso hombre que tenía entre sus brazos. - ¿Te pedo invitar a tomar algo?
- Me encantaría, Agust. – Sonrió levemente mientras, finalmente pasaba su mano por la cara del alfa que lo miraba con esa miraba filosa cargada de lujuria. – Pero, antes me gustaría probar algo más.
Una sonrisa lateralizada apareció en el rostro del alfa y observó cada detalle del delicado rostro del omega, pero toda su atención la tuvo esos carnosos labios que estaban llamándolo a cada momento desde que los vio. Eran ligeramente rosáceos, con leves marcas de mordidas que sospechaba que el mismo omega se habría hecho, humedecidos por el whisky, pero sobretodo, tan llamativos y tentadores que ya no pudo hacer más nada que caer en la divina tentación que eran.
Como si su vida dependiera de ellos, chocó sus finos labios a los carnosos del omega quien no recibió con la misma intensidad que el alfa fue a él, fueron cuestión de segundo para que sus bocas empezaran un baile llenó de deseo y lujuria, viendo quien sería el que gobernara al otro. Los brazos que ya estaban aferrados al cuello del alfa, se afirmaron aún más y el agarre en la cintura el omega se intensificó tanto, que siquiera una ráfaga de aire podría pasar entre el cuerpo de ambos.
En ese beso, perdieron la noción del espacio y tiempo, no sabían y tampoco sentían nada de lo que estaba sucediendo a su alrededor, solo eran ellos disfrutando el dulce de sus labios mezclados con el amargo sabor del alcohol, una combinación que hipnotizo a ambos y los hizo querer cada vez más.
Jimin sabía que esto sería algo que mañana lo atormentaría, que era un error pero aun así se permitió librarse de sus preocupaciones mientras estaba en los brazos de ese desconocido alfa que lo hacían sentirse en casa.
Yoongi solo quería embriagarse y por un momento tener algo de tranquilidad de su agitada vida, pero, no esperaba que el hermoso omega le robara su última gota de tranquilidad para convertirla en un dulce tormento.
Era un error y un tormento, pero demasiado delicioso para detenerlo.
¡Hola bonixs!
Después de mucho tiempo, vuelvo a escribir. Después de perder mi cuenta en 2020, nunca más me animé a escribir pero realmente lo extrañaba. Lo bueno, es qué escribía horrible y no quedaron evidencia de eso hahaha
Estoy aquí con una nueva historia, tiene como referencia la canción "Kintsugi" de Humbe que salió a tan solo unos días y es mi nueva obsesión. Espero poder llenar mis expectativas con esta historia y que a ustedes también les agrade.
Gracias por leer.
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KINTSUGI | YOONMIN
FanfictionBelleza, imperfección y resilciencia. Jimin sabía que esto sería algo que mañana lo atormentaría, que era un error pero aun así se permitió librarse de sus preocupaciones mientras estaba en los brazos de ese desconocido alfa que lo hacían sentirse...