Capítulo 2

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Palabras calculadas

" Hemos empezado a criar a nuestras hijas más como hijos... pero pocos tienen el coraje de criar a nuestros hijos más como nuestras hijas".

- Gloria Steinem

Cuando Sana llegó hasta donde se encontraba Dahyun, ella ya había recibido su almuerzo y parecía estar buscando un lugar para sentarse

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Cuando Sana llegó hasta donde se encontraba Dahyun, ella ya había recibido su almuerzo y parecía estar buscando un lugar para sentarse. Se frotó las palmas sudorosas en los pantalones una última vez y avanzó a grandes zancadas.

— ¡Dahyun! -llamó la joven, sonriendo al ver que ella se sobresaltaba. Ella no sabía que la Alfa iba a la escuela allí; en lo que a ella respectaba, aquí nadie la conocía por su nombre.

Cuando esos hermosos ojos chocolate se posaron en sus ojos, Sana disminuyó la velocidad y le hizo una seña a Dahyun para que se acercara a ella. No era el lugar de una Alfa que no había anunciado sus intenciones de ir a agarrar a una Omega desventurada. Tuvo que pedirle a la Omega que se acercara a ella después de haber hecho el primer movimiento. Dahyun la miró con cansancio, pero había una luz evidente de reconocimiento en sus ojos.

— ¿Sana? -preguntó vacilante, moviendo los pies hacia adelante con una deliberación que hizo que Sana levantara una ceja.

— La única e inigualable -respondió suavemente, lanzándole su habitual sonrisa perezosa. Ella se burló a cambio.

— Entonces, ¿qué quieres, Sana? -su voz todavía sonaba insegura. Sana era bastante consciente de que Dahyun no era la misma que cuando era más joven. Esta chica era diferente, nerviosa y ansiosa, completamente distinta. Ya no tenía la beligerancia testaruda de la niña con la que había tenido peleas en el barro y que le había dado patadas en el estómago por quién se quedaba con la última galleta. Dahyun era una omega, y ya no podía negarlo. No es que quisiera hacerlo; ella sería una compañera muy atractiva si pudiera lograr conseguirla.

Después de esta breve evaluación de la aparente actitud cambiada de Dahyun, Sana decidió responderle.

— Me preguntaba si no te importaría sentarte con mis amigas y conmigo - afirmó, obligándose a no plantear la oración como una pregunta. Los alfas tenían que ser exigentes y autoritarios; esa era la única manera de establecer su dominio, de todos modos.

En los ojos de Dahyun apareció algo parecido a una muestra de fastidio, pero ella lo disipó rápidamente.

— Supongo que no tengo otra opción, ¿verdad? -preguntó con un suspiro de cansancio.

— Ahora, ¿por qué querrías decirle que no a mi increíble yo? -preguntó Sana con una risita segura. -Vamos, mis amigas están por aquí -dijo, sin darle realmente la oportunidad de responder. Le quitó la bandeja del almuerzo de las manos a la húngara y comenzó a empujarla hacia adelante con la mano presionando la parte baja de su espalda.

A Flower's Resilience (Saida G!P) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora