Capitulo Catorce: Honor

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(Alex)

"Alexandra Danvers, serás la perfecta soldado" Repitió mi padre el día en que le prometí que seguiría sus pasos. Creo que ese fue el punto de inflexión para mí, pues incluso antes de unirme al DEO, sentía que mi vida estaba destinada a la disciplina y el orden que solo las fuerzas armadas podían ofrecer. Mi padre, el coronel Jeremiah Danvers, había sido su héroe desde que tenía memoria. Recordaba vívidamente su porte imponente, su determinación inquebrantable, y la seguridad que siempre sentía cuando él estaba cerca. Pero lo que más se grabó en mi memoria fue su sacrificio.

Jeremiah había muerto en una misión clasificada, defendiendo a su país, a su familia. La noticia llegó un día lluvioso, cuando tenía apenas 15 años. El dolor me consumió por completo, pero fue la carta de despedida que dejó lo que nos mantuvo en pie. En ella, recordaba que la lealtad, el deber y el honor eran lo que definían a un verdadero soldado, que estaba orgulloso de lo que podría llegar a ser y que debía hacer lo posible por mantener el legado que él y Eliza construyeron desde el momento en que decidieron adoptar a un alienígena todo poderoso como su propia hija, salvaguardando así la seguridad del mundo contra demonios que nos acechaban desde muchos siglos atrás.

Desde entonces, había seguido ese código de vida con fervor, intentando llenar el vacío que mi padre dejó, pero nunca fue suficiente mi esfuerzo. Kara había sido visitada por el demonio apenas pocos años después y desde entonces fue atacada por esa fiebre de amor que arruino nuestro legado. Si ella tan solo lo entendiera, que todo lo que he hecho ha sido para protegerla, para evitar que se convierta en un ser moribundo y repulsivo como la Red Daughter quizás no me vería de esta forma. Lo siento Kara, es mi deber ¿No puedes verlo?

Lamentablemente años más tarde, finalmente me encuentro frente a una traición que temí. Kara, una de las mujeres que había jurado proteger, se había entregado por completo a la oscuridad, siguiendo a Lena, una criatura vampírica y, más que eso, el demonio mismo que asesino a nuestro tátara abuelo a sangre fría. Creo que el dolor de perder a Kara me consumía, pese a que mi deber como agente del DEO era claro. Ella era mi hermana después de todo, y encontrarme tratándola como a un ser hostil, reduciéndola en más de una forma para evitar que llegase a asesinar humanos y luego tener que encerrarla para su protección, son cosas que nunca imagine hacer. ¡Dios perdóname! Le he fallado a mi familia.

Ahora, derramo algunas lágrimas mientras el DEO está en alerta máxima. Lena, ese demonio de ojos seductores había logrado infiltrarse, escurriéndose probablemente como una sombra y junto a Red Daughter, se convertían en una amenaza directa para la seguridad nacional. Tuve que colocarme mi traje táctico casi de inmediato y con mi equipo a mi lado, marcho hacia mi destino (Puede que muera hoy, debido a una amenaza que en el fondo no fue lanzada en vano) Me tomo un momento final para visitar la celda de seguridad máxima donde Kara aún se encuentra retenida.

Las luces parpadeaban, en una señal clara de que Lena había logrado desactivar varios sistemas de seguridad. El enfrentamiento era inevitable, no obstante, al abrir la celda siento que el ruido de fondo se hace nulo. Kara apenas se gira del escrito en donde se encuentra leyendo. No desea mirarme, no lo ha hecho desde aquel día hace algunas semanas atrás. Aun así, le digo que es probable que el DEO caiga ya que Lena ha vuelto de la muerte. Los puños de mi hermana se presentan y por primera ocasión me habla tan solo para exigir que la libere. Lo hago de inmediato permitiéndole salir despedida de allí prácticamente a la velocidad de un rayo.

No tengo que ser un genio para adivinar hacia donde se dirige. Es el mismo lugar al que debo ir, no sin antes dar la última advertencia por los altavoces para que todo el personal no esencial abandone el edificio. Cuando llego finalmente al área de contención, el pequeño ejercito a mis espaldas es testigo del horror que los demonios pueden causar. La celda esta por completo destrozada, los guardias partidos en dos adornan el suelo y la sangre casi nos llega a los tobillos. Todo a nuestro alrededor no es más que una escena enferma de muerte y el olor es terriblemente nauseabundo.

Sombras de TerciopeloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora