Capítulo 11: Una Última Oportunidad

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    🔞🔞🔞: Este capítulo contendrá contenido sexual explícito, por lo cual se pide proceder con discreción. Prohibido menores. 🔞🔞🔞

    ~Alhaitham POV~

    Kaveh cerró sus ojos, pero parecía asustado. Observé a aquel hombre, el cual parecía mucho más corpulento que yo. Estaba seguro de que era más fuerte, pero jamás permitiría que tocaran a Kaveh, así que debía dar mi vida por protegerlo, lo haría.
    —Tranquilo, amigo. —Alzó las manos como señal de rendición y luego sonrió cínicamente—. Lo que debía hacer aquí ya lo he hecho, así que no hay necesidad de que peleemos. Con permiso.
    El tipo se alejó de una manera tan apresurada, que ni siquiera me dio tiempo de ver hacia dónde se dirigió. Era evidente que poseía grandes habilidades físicas, mejores que las mías, probablemente. No me había gustado el hecho de que se fuera así, con una explicación tan ambigua, pero no podía hacer nada al respecto. Sólo podía esperar que jamás se acercara a Kaveh nuevamente.
    Me agaché, observando a Kaveh durante algunos segundos. Verlo frente a mí, sabiendo que él sabía que yo estaba frente a él, que yo lo protegería... saber que confiaba tanto en mí hacía que me sintiera feliz y pleno. Había deseado contemplar a este Kaveh consciente de mi presencia por mucho tiempo. Me sentí tentado a acariciar su rubia cabellera, pero detuve mi mano antes de cometer un error que pudiera llevar a la ruina el poco progreso que había conseguido hoy. Lo removí ligeramente para que dejara de taparse los oídos.
    —¿Ya...?
    —No hubo necesidad, el tipo huyó, pero no entiendo precisamente por qué lo hizo. —Miró a su alrededor, luego a mí, rehuyó la mirada y asintió—. ¿Estás bien?
    —¿No crees que yo debería preguntar eso? —Se incorporó para sentarse en el suelo—. Realmente creí que... estabas muerto.
    Su mirada... su tono de voz. No parecía haber estado feliz con aquella noticia, por el contrario, su rostro indicaba lo mal que parecía haberle puesto aquella noticia. Su corazón latió a gran velocidad, y su respiración se agitó. Kaveh no se había alegrado al pensar en mi posible muerte, por el contrario, parecía que realmente había estado afligido.
    —¿Te dolió pensar que morí?
    —¿Eres tonto? —Me dio un ligero golpe en el hombro—. Es obvio que me dolió. Nunca había sido tan infeliz, ni siquiera cuando mi mamá me dejó. Realmente deseaba morir. No quería vivir en un mundo donde tú no estuvieras.
    —¡Hey! Ni siquiera se te ocurra pensar... así. —Primero me enojé, pero después me di cuenta de lo que Kaveh había dicho, quién me miraba con ojos de cachorro—. Espera... ¿por qué no lo querrías? Pensé que tú...
    —Pensaste mal. Sé lo que dirás, pero no hay un sólo día en el que no te amara o no te pensara. El aire era difícil de respirar sin ti, la comida ya no tenía el mismo sabor que antes, aprendí a fingir una sonrisa y tuve que enseñarme a mí mismo como dejar de llorar durante la noche. —Sentí que mi corazón pesaba al escuchar esas palabras—. Todo me dolía, sentía que mi cuerpo estaba roto sin ti. No pude aprender a vivir sin ti, por mucho que quisiera. Tampoco pude odiarte, por mucho que intentara.
    —Kaveh...
    —Quiero... realmente quiero que volvamos a intentarlo, porque no puedo... no puedo vivir... sin ti. —Kaveh hizo varias pausas para evitar llorar, pero al final, su voz se quebró y comenzó a llorar sin parar—. Realmente lo intenté, pero no puedo.
    —Kaveh, por favor perdóname. —Me abalancé a abrazarlo, recargando su cabeza sobre mi pecho, y a la vez, yo también lloraba—. Por favor, perdóname. No sabes lo mucho que te amo. Te amo tanto que a veces siento que mi corazón podría estallar, y pienso tanto en ti que no puedo evitar pensar que mi cerebro saldrá de mi cráneo. No hay día... No, no hay segundo en el que no te piense.
    Kaveh me regresó el abrazo, enterrando su cabeza en mi pecho mientras lloraba desconsoladamente. Yo acariciaba su cabello, intentando consolarlo, a pesar de que yo también lloraba como un infante. No sabía que el amor podía ser así, que el amor podía doler tanto y a la vez brindarte felicidad; que podía romperte y repararte. Nunca había sentido esto, y tampoco comprendía por qué amar era tan complicado, pero sabía que amaba a Kaveh, y que sería mi único amor por el resto de mi vida.
    —Pero escúchame bien, idiota. —Se separó de mí, con los ojos y el rostro completamente hinchado y rojo, y una cara que, probablemente, intentaba atemorizarme—. Esta es la última oportunidad que te daré. Si vuelves a dañarme de esa manera, si vuelves a jugar con mis sentimientos sólo para alimentarte y todo esto es un engaño, yo me iré y arrancaré La Marca de tajo. ¿Me entiendes?
    —Kaveh, ¿por qué un ladrón de tesoros dejaría ir una reliquia? —Besé sus manos—. Fui como un idiota ladrón de tesoros que pensaba que tenía una simple piedra, cuyo valor no era importante para él, sino hasta que comenzó a tomarle cariño y notó que era una preciosa reliquia. Poco a poco comencé a amarte, y veo lo valioso que eres para mí. No te dejaré ir jamás, ¿lo comprendes? No importa cuánto luches y te aferres por salir de mi vida. Esta vez me encargaré de no dejarte ir.
    —Alhaitham...
    —¿Por qué te sangra la mano?
    Lo interrumpí en cuanto lo noté, incluso me sentí mal por no haberlo notado antes. Era una herida bastante profunda y parecía dolorosa. No entendía por qué no me había dicho que tuviese cuidado con semejante herida en la palma de la mano.
    —Fue mi manera de llamarte. No sabía cómo encontrarte, pero realmente quería reunirme contigo, así que me corté y me... ¡Alhaitham! —Lo cargué en brazos y lo llevé a la orilla del mar—. ¡¿Qué haces?!
    —Voy a lavar tu herida. —Tomé su mano y la acerqué al agua para lavarla—. Si te duele mucho, puedes apretarme o morderme. Además, no fue tu herida lo que me llamó, sino saber que estabas en peligro.
    —Alhaitham, ¿cuánto llevas sin alimentarte? —preguntó con una cara llena de preocupación—. ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que bebiste sangre?
    —Eso no es importante ahora.
    —¡Lo es para mí! —Intentó bajarse, pero no lo solté, así que ambos caímos al mar—. ¡Estás completamente golpeado y herido por el accidente! ¿Crees que no noté todos los golpes que llevas contigo? Obviamente estarías así de herido tras aquel espantoso accidente. Así que bebe mi sangre y...
    —Estas heridas no... no son del accidente. —Lo interrumpí, provocando que quedara atónito—. Hay mucho que debo contarte, pero lo más importante es que sé dónde está la página extraviada del diario de Deirdre.

El Colmillo en mi Hombro: La Página Extraviada || Haikaveh AU || Segunda Parte||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora