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La emperatriz pirata eh. Sonríe de lado. –Hola– dice para después ignorarla por completo y seguir comiendo.

Hancock frunce sus finas cejas aún más sin cambiar de pose. Sus seguidoras la miran intrigadas, sobre todo la abuela parece a nada de desmayarse. –Te he hecho una pregunta– dice con un tono aún más arrogante si eso es siquiera posible. Los pueblerinos parecen extrañados. Ninguno se mueve ni dice nada.

Las kujas finalmente reaccionan y adoptan una pose de ataque, no entienden la situación, pero van a seguir a su líder, incluso si el solo hecho de apuntar a su amado era antes sinónimo de condena de muerte.

La emperatriz gruñe y finalmente se endereza. ¡¿Como se atrevía?! Mueve sus manos delicadamente  preparándose para atacar. El pelinegro voltea ¿Ahora que? Ese día era muy raro. Frunce el ceño y un pequeño destello pasa por sus ojos serios, que molesto.

–¡Los sombrero de paja están aquí!.
Las cabezas giran como resortes en dirección del grito, de está manera se interrumpe la tensión, todos se relajan y Hancock desaparece para aterrizar al lado de Luffy unos metros más lejos.

–¡¡Luffy!! ¡Mi amor!– El almirante Monkey gira curioso su mirada sin dejar de comer ni por un  pequeño momento. De un momento a otro los engranajes de su cabeza se mueven y toma una rápida decisión, agarra cuánto puede de comida, llenando sus cachetes y bolsillos hasta reventar y se para de un salto de la mesa. Así corre como el digno ladrón de comida que es.

–Ya no entendí– comenta uno de los pueblerinos cuando Luffy acompañado de sus nakamas y la emperatriz entran en su campo de visión.

Margot duda una milésima de segundo antes de dirigir su flecha al recién llegado, el resto de guerreras la imitan con muecas serias, las cuerdas se tensan y justo cuando están a punto de lanzar fuego, Hancock interviene alzando su mano. Su impecable pediquiura resalta cuando forma un corazón. La abuela traga en seco, nunca hubiera imaginado ver a la joven lista para atacar a su amado.

Sin embargo el gesto resulta ser una falsa alarma. La emperatriz se sonroja y comienza a murmurar planes de boda mientras pincha un árbol creando agujeros claramente enamorada y feliz de ver al pirata. Los sombrero de paja no le prestan gran atención a excepción de Sanji y Luffy, ambos la saludan enérgicamente de dos maneras sorprendentemente distintas.

Robin es quién da un paso al frente –¿Cómo está la aldea?–

Los aldeanos intercambian miradas y murmullos ¿Qué deberían contestar? Es una niña de no más de cinco años quien se acerca corriendo lista para dar una explicación con una gran sonrisa en la boca  –Su capitán nos salvó– luego vacila un poco, probablemente pensando en si es buena idea continuar –Pero estaba raro–

La arqueóloga se acerca interesada –¿Podrías darme más detalles?.

***

Hace menos de un mes que fue ascendido a almirante de flota y hace tan solo unos años que se convirtió en marine. Todo parece un sueño.  El tiempo corre y aún así siente como si hubiera sido ayer, apenas un día atrás que toda su vida cambió.

Mira el horizonte desde el balcón de Marine Ford. La situacion le parece surrealista, ha logrado uno de sus más grandes sueños. Sonríe, está orgulloso. Un escalofrio le recorre la espalda, de una manera u otra esto le recuerda la realidad del asunto. Asienta con una gran sonrisa regresando a su oficina listo para otro día de trabajo ignorando la posibilidad de que ese escalofrío fuera una advertencia. Sin embargo, aún si se hubiera dado cuenta, ya era tarde.

–¡Hola!– la sorpresiva intervención lo saca de sus pensamientos en un instante. Voltea confundido examinando de pies a cabeza al recién llegado. Es un hombre y lleva uniforme de marine. Sabe que algo está mal. El rostro del contrario le es extremadamente familiar, demasiado en realidad. Su mente nota inmediatamente la ausencia de un objeto.

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⏰ Última actualización: Nov 18 ⏰

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