Capítulo 13.

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Después de haber visitado la gran mayoría de las cosas, nos queda la torre Eiffel. También hemos aprovechado para entrar a tiendas de souvenir y comprar detalles para nuestros conocidos, yo no he comprado nada, porque el único regalo que iba a comprar lo compré ayer en Disney, pero mi hermana en cambio le ha comprado un detalle a cada uno de sus amigos, algo que me parece bien para que así se sepan que se ha acordado de ellos.

Luego Antoine nos ha invitado a comer a un restaurante muy bonito, estaba ambientado en los años sesenta y la comida estaba deliciosa. Insistimos varias veces en pagar nosotros la comida, ya que no había hecho el favor de enseñarnos París en su día libre cuando podría haber estado haciendo cualquier otra cosa, pero él se negó y pagó la cuenta con gusto, así que después nosotros le invitamos a merendar unos crepes que hay justo al lado del carrusel del río Sena.

En la comida, hemos hablado de un montón de cosas, le hemos explicado la historia familiar, porque él al principio no entendía como hacíamos un viaje de familia, sin ser realmente una familia a día de hoy, ya que mi madre y Emilio están divorciados desde hace muchos años. A él le pareció increíble y bonito, a la vez que yo hubiese sido capaz de juntar a todos para este viaje, y le hizo un par de bromas a mi hermana llamándola " la gran protagonista" por ser ella el motivo del viaje.

Ahora nos sentamos en un banco debajo justo de la torre Eiffel admirando la gran altura que tiene y lo bonita que es en persona, mi familia se queda asombrada por la gran belleza que tiene y yo, aunque la haya visto más veces sigo estando igual de asombrada que ellos por volver a estar debajo de mi monumento favorito del mundo

-Tengo algo para ti-me dice Antoine.

-¿Para mí?-pregunto asombrada antes su comentario.

-Es una tontería, pero quería que lo tuvieses-me dice dándome una pequeña caja de color rojo.

Abre una caja con delicadeza, y veo que es un collar de la torre Eiffel. Le miro asombrada y sin poder parar de sonreír.

-No tenías porque hacerlo...-digo.

Me sorprende la amabilidad de Antoine, ya que realmente no me conoce de nada como para regalarme un collar que al parecer no ha debido de ser barato. No entiendo el motivo del regalo, pero me gusta tanto que no soy capaz de decir absolutamente nada, simplemente observo la belleza que tengo entre las manos y le miró fijamente a los ojos, sin parar de sonreír, como si fuese una niña pequeña abriendo su primer regalo de Navidad.

-Espero que te guste-dice.

-Es precioso, de verdad, gracias-digo-¿Te importa?

Le entrego el collar para que sea él quien me lo ponga. Al no tener el pelo suelto, le es más fácil atármelo al cuello.

Me estremezco cuando noto sus manos cerca de mi lóbulo, cierra los ojos y tragos saliva al notar el calor que desprenden sus dedos. Mi familia nos mira extrañados, pero ahora mismo me da absolutamente igual lo que puedan estar pensando.

He de reconocer que estoy extrañada por cómo se están comportando con él, ya que nunca les había presentado a nadie y mucho menos había conocido a un chico en este tipo de situación. Si yo fuese madre y mi hija conociese a una persona, jamás se me ocurriría invitarle a cenar y mucho menos dejaría que pasara un día con nosotras en París sin conocerle de nada, pero supongo que ellos están incluso más contentos que yo con todo esto, todavía no les he preguntado que les ha parecido Antoine ni hemos hablado nada al respecto pero por cómo le están tratando y como están llevando la situación de bien supongo que ellos están igual de encantados con él como lo estoy yo.

-¿Os hago unas fotos?-pregunta.

-Si, claro.

-De acuerdo, pero os llevaré a un sitio mejor para hacerlas.

-¿Trocadero?-pregunto.

-Vaya, pues sí que conoces París-me dice.

Efectivamente, el sitio donde quiere llevarnos Trocadero, es una gran plaza donde se ve la torre Eiffel a la perfección y donde casi todo el mundo suele hacerse fotos cuando viene a París.

Nos dirigimos allí y cada uno nos hacemos la respectivas fotos por las que hemos venido hasta aquí y esta vez para mi sorpresa, Antoine me pide que le haga una foto.

-No te muevas, aquí sales perfecto-le digo.

Sonríe avergonzado ante mi comentario, pero me obedece y no se mueve para que yo pueda fotografiarle. me quedo mirando la pantalla de mi móvil, viendo cómo sale de bien en las fotos, es una persona muy fotogénica, aunque a él no le guste admitirlo.

-¿Me acompañas?-invitándome a que me sitúe a su lado para que nos haga mi hermana una foto.

No respondo, y simplemente le entrego el móvil a mi hermana, quien está igual de sorprendida que yo ante el comentario.

Me sitúo cerca suya, él me mira y yo fracaso en el intento de no reírme por los nervios. Simplemente espero que la foto haya salido bien.

Mi hermana me devuelve el teléfono y veo que la foto es preciosa y pienso en la suerte que tengo de haberle dado mi teléfono para quedarme con esa foto para siempre en el móvil.

Si decides quedarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora