Capítulo 15.

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Ha sido uno de los viajes en barco más agradables de mi vida, sobre todo porque la compañía no podría ser una mejor ahora mismo y también porque me ha dejado conducir a mí, aunque me ha dado miedo por si podía llegar a hacer algo mal, así que puso sus manos sobre mí y me ayudó a manejar todo.

Quizás esté siendo una de las noches más especiales que haya tenido en veinticuatro años, también porque realmente no es que yo salga mucho de mi casa y cuando lo hago, son planes mucho menos divertidos. Soy más de ir al cine o a cenar un buen sushi con Hugo en Madrid a nuestro buffet favorito y suelo llegar pronto a mi casa porque al día siguiente trabajo, así que esto para mí es demasiado.

Estar con este hombre al lado, manejando un barco por el río Sena, es mucho más de lo que hubiese imaginado nunca antes. No creo que vaya a olvidar tan fácilmente este viaje ni todo lo que he sentido en mi corazón y en mi alma. He disfrutado, descansando, sonreído y sobre todo, por primera ve en mucho tiempo, me he dejado llevar por mi corazón en vez de por mi cabeza.

Sigo pensando en el trabajo, en mi casa y en la rutina a la que vuelvo mañana, por mucho que mi cuerpo esté ahora aquí, una parte de mi mente sigue en Madrid, agobiándose por todo lo que tengo que hacer y por lo poco que me queda de disfrutar.

El trabajo me cambia, me vuelvo más organizada y exigente de lo que ya soy en realidad, me comprometo conmigo misma en cosas que ni siquiera dependen de mí, a veces quiero solucionar más cosas de las que están en mi mano y más.

-¿Tienes hambre?-me pregunta.

-Un poco.

-Ven-dice dándome la mano.

Subimos de nuevo a la parte de arriba y veo que la mesa que había visto antes ahora tiene un mantel y muchos platos de comida encima, una botella de agua y otra de vino, postres dulces y también fruta.

-¿Pero y esto que es?-le pregunto.

-Una cena-me dice.

-Eso ya lo sé, pero me preguntó él porque...

-Porque llevamos todo el día andando por París y porque tienes que meter alimentos a tu cuerpo.

-Eso ya lo sé, pero me refiero al motivo real, ¿por qué lo has hecho?

-Porque quería que tu día fuese perfecto, me gusta que si conozco a alguien y su familia me trata bien, creo que es lo menos que puedo hacer.

-Pues que sepas que sin duda alguna, esto es más de lo que tendrías que haber hecho-digo sentándome en la silla.

Me ayuda a acomodarme y le miro extrañada. No estoy acostumbrada a todo esto, la mayoría de los chicos que conozco me llevan a cualquier restaurante de barrio, por supuesto que no me colocan la silla y mucho menos me llevan a pasear y a conocer rincones de la ciudad, si no que todos intentan acostarse conmigo en la primera noche y si no, no muestran interés en algo más que no sea en mi físico.

Cenamos mientras que las luces de París nos iluminan, el aire frío del río nos da en la cara y disfrutamos de la maravillosa comida que ha preparado Antoine. Ahora entiendo que el hombre de antes sabía exactamente lo que tenía que hacer y ha preparado todo mientras nosotros estábamos manejando el barco.

La vida te lleva a miles de lugares, a lugares especiales y a otros que no lo son tanto, a rincones con encanto y a otros que son más comunes, pero siempre te lleva a donde tu corazón desea, tarde o temprano la vida sabe a dónde necesitas ir y sobre todo, a dónde quieres llegar, por eso ahora quizás entienda que la vida haya querido que venga aquí. Ha tenido que ser aquí y ahora.

Siempre he pensando que sabía todo de la vida, que tenía todo controlado y que todo dependía de mí, pero quizás haya tenido que venir a París a darme cuenta de que nada depende de mí, si la vida quiere algo, da igual lo que hagas y cuanto te esfuerces, que llegará a ti tarde o temprano.

-Cuéntame algo de ti-me pregunta.

-¿Qué quieres saber?

-Pues algo que no le hayas contado a nadie, un secreto.

-Tengo varios-digo riéndome-No, en realidad no, lo que ves es lo que soy.

-Alguno tienes que tener, yo después te diré uno mío.

-Me da miedo no progresar, quedarme estancada y no tener más, me da miedo fracasar y no conseguir triunfar en la vida.

Antoine me mira mientras le explico todo más detalladamente, como si de verdad le interesase saber todo eso de mí, como si sirviese de algo haberle contado mis miedos o uno de mis secretos, como si quisiera saberlo con algún propósito.

-Pues mi secreto es que me gustaría que tu vuelo saliese otro día.

-¡Eso no vale!-digo riéndome-Aunque a mi también.

Me sincero con él, es cierto que me gustaría disfrutar de su compañía un par de días más y poder conocerle mejor, pero todo lo bueno acaba y todo principio tiene un final y en cuestión de horas, llega nuestro final.

-Esta bien, mi secreto es que a veces pienso que no estoy a la altura de mi trabajo. Me da miedo que un día no lo haga bien y uno de los niños que vienen a verme salga decepcionado por mi culpa.

Veo sinceridad en sus ojos y me da pena ver como alguien que parece tan fuerte puede tener sus puntos débiles y sus miedos también.

Si decides quedarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora