Habían pasado ya tres meses desde aquella noche que, aunque quisiera borrar de mi memoria, seguía apareciendo en mis pesadillas. Tres meses desde que Cassandra y Varek fueron llevados a juicio y, finalmente, ejecutados por sus crímenes. No había un rincón del reino que no celebrara la justicia que se había impartido. Sin embargo, en mi interior, había una sensación de vacío, como si algo en mí aún estuviera roto, esperando ser reparado.
Y ahora, con la boda a la vuelta de la esquina, el nerviosismo se había instalado en mi pecho como una sombra constante. No porque no amara a Nyx, sino porque el peso de todo lo que había sucedido aún pesaba sobre mí. Quería ser feliz, pero una parte de mí aún se aferraba a los recuerdos oscuros de lo que había pasado. La boda, que debería llenarme de emoción, me hacía sentir ansiosa, como si en cualquier momento algo pudiera salir mal.
Me encontraba en mi habitación, acurrucada entre los brazos de Nyx. Había prometido a mi padre que Nyx estaría conmigo para protegerme, para asegurarme de que no habría ningún atentado ni peligro que pudiese amenazarme. Sabía que mi padre aún vivía con el miedo de perderme, y aunque yo trataba de disipar sus preocupaciones, no podía negar que me sentía más segura cuando Nyx estaba cerca.
Nyx estaba casi sentado en mi cama, su espalda apoyada contra los suaves almohadones, mientras yo me acomodaba entre sus piernas, mi cabeza descansando en su pecho. Su calor me envolvía, y la sensación de su mano acariciando suavemente mi cabello y mis hombros era todo lo que necesitaba en ese momento para sentirme en paz. Cada caricia suya era como una promesa silenciosa de que todo estaría bien.
—¿Estás bien? —su voz baja y profunda rompió el silencio, vibrando suavemente contra mi mejilla.
—Sí —mentí con una sonrisa que no llegó a mis ojos—, solo un poco nerviosa.
Nyx me miró con esa mezcla de preocupación y ternura que siempre me hacía sentir tan querida. Sabía que él podía ver más allá de mis palabras, que entendía que no era solo la boda lo que me ponía nerviosa. Había compartido tanto conmigo, había estado a mi lado en mis momentos más oscuros, y aún así, nunca me había presionado para hablar más de lo que podía.
—Todo estará bien —murmuró, inclinándose para besar mi frente.
El simple contacto de sus labios contra mi piel hizo que un calor se extendiera por mi cuerpo. Cerré los ojos y me permití disfrutar del momento, de la sensación de estar con él, de saber que en sus brazos estaba a salvo. Pero no era solo seguridad lo que sentía. Había algo más, algo que había estado creciendo en mi interior desde hacía tiempo. Deseo.
Sin pensarlo mucho, levanté la cabeza y lo miré a los ojos. Nyx me sonrió, sus dedos rozando suavemente mi mejilla antes de bajar por mi cuello, sus caricias siempre tan cuidadosas, como si temiera romperme. Pero yo ya no quería ser tratada como algo frágil. Quería sentirlo, quería que él supiera lo mucho que lo necesitaba.
Me incliné hacia adelante y lo besé, un beso suave al principio, casi tímido. Pero en cuanto sentí su respuesta, el beso se intensificó. Nyx me tomó de la cintura, acercándome más a él, y mi cuerpo respondió instintivamente. Cada roce de sus labios, cada movimiento de sus manos sobre mi piel encendía algo en mí que no podía ignorar.
Cuando nos separamos, ambos respirábamos con dificultad. Mis manos aún estaban en su pecho, sintiendo el latido acelerado de su corazón bajo mis dedos. Lo miré, y el deseo en sus ojos reflejaba lo que yo misma sentía.
—Le prometí a mi padre... —susurré entre jadeos, intentando recordar la promesa que había hecho. La de no hacer nada antes de la boda.
Nyx asintió, sus manos aún en mi cintura, pero no dijo nada. Sabía que él respetaría cualquier decisión que tomara, que se detendría si así se lo pedía. Pero había algo en mí que no podía resistir más. Lo amaba, lo deseaba, y el pensamiento de esperar hasta la boda se sentía como una tortura.
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La Princesa y el Vínculo Mágico ✔
FantasíaEn el próspero reino de Nytheria, donde los bosques encantados se encuentran con el mar cristalino, la princesa Lyriselle vive una vida marcada por la amabilidad y la dedicación. Huérfana de madre y criada con el amor inquebrantable de su padre, el...