16. Cama

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Mmmh; Kai. (QUE PEDAZO DE CANCIÓN🫦)

Su habitación era más grande de lo que esperaba, ya que era la que normalmente usaba un matrimonio. Su cama seguía siendo la misma, en la esquina. Su escritorio y computadora estaban frente a la ventana y tenía unas pesas y muebles de ropa al otro lado de la habitación.

—Compraré una cama más grande. —murmuró en su nuca, moviendo sus manos bajo su suéter, acariciando su estómago. Ella sabía que era para que pudieran dormir juntos con mayor comodidad.

Sarada se volteó y volvió a inclinarse por más besos, sus manos recorriendo su cuerpo sobre las telas, añorando lo que llenaba sus noches en vela.

Al estar en la cama, con ella dándole la espalda y moviendo sus caderas contra la ingle de Boruto. Con sus ansias creciendo, deseando estar sin ropa que los detuviera.

—Levanta los brazos. —Boruto tomó los bordes de su suéter, quiándoselo y dejándola con su brasier negro. Él se inclinó para besar su espalda, empujado hacia adelante para simular embestidas.

Sarada jadeaba su nombre, apoyándose en sus rodillas y manos temblorosas, sus brazos se sentían a punto de fallar por la expectación. Boruto estaba desabrochando sus pantalones y tirandolos hacia abajo, con solo sus bragas obstaculizando su objetivo.

—Hazlo ya —Miró hacia atrás, dirigiendo una de sus manos a la marcada erección del rubio—. Por favor. —Levantó su culo a él, enseñando la tela húmeda que daba contra su intimidad.

Boruto bajó su pantalón y ropa interior de una vez, frotando la punta contra su humedad, gruñendo y quitándose la camisa con brusquedad.

—No tengo condones. —Bajó sus bragas y empujó la punta contra su entrada, volviendo a gemir por lo caliente que se sentía contra su pene.

—Puedo tomar una pastilla después —Murmuró por lo bajo, retrocediendo para hacerlo entrar en ella—. Boruto... —gimió, cayendo en sus codos—. Necesito que me folles. —No le importó escucharse como una perra necesitada, porque estaba segura que se estaba volviendo una.

—Oh, bonita... —lamió sus labios y se metió de una sola vez, empujando a sus paredes a recibirlo, y haciendo que ella gimiera de placer y dolor. Boruto palpitaba dentro de ella, balanceándose hacia adelante y hacia atrás, llevándose gritos consigo—. ¿Duele? —Apretó su agarre en sus caderas para mantenerla en su lugar, observando como el coño de Sarada se abría para recibirlo y lo apretaba cuando retrocedía. Fue empujando más duro cuando la sintió mojarse más para que se moviera más fácil, los sollozos de Sarada lo alentaban a ser más brusco y rápido, obligándola a recibirlo.

—Me gusta, me gusta... Boruto. —Terminó de caer en el colchón, mordiendo su labio inferior para tratar de no gritar, y temblando por cada golpe que el rubio le daba a su interior.

Boruto apoyó sus manos a los costados de sus hombros, empujando más profundo y rudo, obligándola a retorcerse bajo él. En un momento salió casi por completo y esperó a que ella pudiera respirar correctamente para arremeter con una fuerte estocada, encontrando el punto que hacía a Sarada gritar de placer.

—¡Dios mío! —no tenía que ver su rostro para saber que las lágrimas de gozo se deslizaban por sus mejillas.

—Baja las caderas. —murmuró con un gemido, y ella lo hizo obedientemente. Usó sus piernas para que ella le diera mayor acceso y no pudiera cerrarlas, porque Sarada tenía esa manía cuando estaba por correrse; y volvió con embestidas profundas y duras, apoyándose en sus codos y pegando su pecho y abdominales a la espalda de la Uchiha.

Ella seguía gimiendo y sollozando, moviendo por inercia sus caderas contra las de él para provocar mayor fricción. Estaba tan cerca del final que le daba vueltas la cabeza.

ULTRAVIOLENCE (borusara)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora