Capitulo 01: Mierdas del mismo caballo.
La normalidad de la temperatura a mediados de enero era relajante, como poco a poco y cada mañana la neblina desprendía sobre la superficie lágrimas de despedida a su temporada de invierno, como poco a poco, y finalmente después de un par de meses, las orquídeas marinas daban la bienvenida a esta época y señalando las semanas provenientes de lluvia y escarpo. El invierno medio en Sudamérica, lleno de frescura nocturna y mañanera, mediados de enero, inicio de año.
Tiempo perfecto para que 25 entidades caribeñas estuvieran en la sesión de coñazos e insultos temprano a las 7:10 am, donde ya tenían 30 minutos en esa practica llena de hermandad y ¡eh!, amor...
─¡El primero en desmallarse no desayuna hoy!.─ Gritó el país al mando, Venezuela de no ser por tener el compromiso con la ONU, jamás en su miserable vida de dictadura hubiera reunido a todos sus estados, mucho más si eso incluía a la capital.
─¡Nos tienes en ayuna desde anoche, mamarracho!.─ Respondió Miranda recibiendo una patada en la cadera por parte de Apure.─ ¡PUTO MUDO DE MIERDA!.─ Apure se limitó a mostrar ambos dedos del medio de sus manos y sacar su lengua en respuesta.
─¡El que no llora, no mama; no tiene efecto aquí, Miranda, y cuidado a tu izquierda!.─ Alertó Venezuela, estaba sentado en el punto más alto de los estrados de cancha popular sin cercar abandonada a kilómetros de Puerto Ayacucho, no era demasiado grande, pero los daños que ahí se iban a proporcionar no serían de importancia. Después de todo, el pueblo donde fue construida ha estado desierto por más de 12 años.
Miranda no le dio chance de reaccionar cuando un cuchillo se clavo en su hombro y puñetazo fue enviado del lado contrario a su cara. Venezuela hizo una mueca de dolor, no fue a él, pero juro que le dolió de igual manera.
─¿Quieres?.─ Al costado de Venezuela estaba amazonas con dos termos grandes que él aseguro que era café, y una olla envuelta en paños y goma, posiblemente para que lo que sea que estuviera ahí permaneciera caliente.─ Hice arepas, te traje una.
─Dale, gracias.─ Dijo tomando la comida en manos, miró como Amazonas, esta mujer que era
de las fuertes en habilidades y resistencia, servia el café con una sonrisa.─ ¿Estás segura que no quieres participar?.─ Ella negó entregándole el vaso desechable mediano con el café.
─Nah, no estoy tan interesada en ir a eso que hace ONU, y más si lo HACE ONU, si lo hiciera Mr.Beast o el panadero que me regalo el pan de guayaba antier, lo haría con gusto, pero para ONU no.
─Mm.─ formuló mientras masticaba y tragaba un mordico de la arepa, desde que todo había empezado juraba que algo estaba mal, no recordaba que era, probablemente el apagón de esa misma noche le hicieron perder parte de algo importante, no era grande, pero lo había olvidado y eso era lo que le molestaba.─ Siento que olvide algo.─ Le comentó a Amazonas y la chica respondió con un "uh hum".─ ¿Sabes qué es?.
─Sip, me lo dijiste añoche cuando te dije que no iba a caerme a coñazos con los demás.─ Habló con simpleza señalando a Caracas.─ Él no debería estar ahí, de todas formas a juro y porque si tiene que ir.─ Venezuela se ahogó con el café.
─¡¿POR QUÉ NO ME LO DIJISTE?!.
─ Es que lo vi tan feliz dando coñazos por aquí y por acá, miraló, "mira esa carita ta' boñita, pareche un gatito".
─Soy más de perros.─ Respondió con un aura oscura mientras veía como Zulia sacaba de los limites que se habían pautado a Apure.─ ¡Apure fuera!.─ Gritó y su mirada se dirigió a Caracas.