Capitulo 4

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Me tiro en la cama y miro el techo, totalmente aburrida

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Me tiro en la cama y miro el techo, totalmente aburrida. Con el accidente y toda la recuperación, he perdido el curso de la carrera y hasta el próximo no puedo volver a matricularme. Asi que no tengo nada que hacer y eso me pone de los nervios.

He llamado a Brenda para intentar que me explique lo de las fotos que me mandó, pero no me responde, y tampoco quiero estar molestando a Lena todo el día, tiene su trabajo.

He pensado en quedar con alguna otra amiga, pero no tengo sus números en el teléfono, lo cual es muy extraño.

Incluso le he propuesto a mi hermano acompañarlo a algún entrenamiento, pero se ha negado, y no entiendo por qué. Muchas veces he ido con él a entrenar, la excusa del accidente y de que tengo que recuperarme empieza a no ser válida cuando lo único que no he recuperado es la memoria.

Miro mi móvil cuando suena y veo que es una solicitud de mi mejor amiga para una videollamada. Voy a empezar a pensar que me lee la mente o algo, porque justo cuando pienso en hablar con ella, me sale esto.

Me levanto de la cama y voy a mi escritorio encendiendo el portátil. Entro en el correo y acepto la solicitud, no tarda demasiado en aparecer mi amiga en la pantalla.

Aynea: Lena, ¿Qué comes que adivinas?
Lena: ¿Por qué dices eso?
Aynea: Estaba pensando en llamarte, pero no quería molestar. Sé que estas trabajando y no porque yo esté todo el día aburrida tienes que dejar de prestar atención a tus obligaciones.
Lena: Hoy tengo el día libre, tenia médico y como ahí no sabes a que hora vas a salir, pues mejor pido el día entero.
Aynea: ¿Al médico? ¿Estas bien?
Lena: Si, tranquila. Todo está bien. ¿Recuerdas que siempre hemos dicho que cuando fuéramos madres por primera vez, la otra seria la madrina?
Aynea: Como para no acordarme, si teníamos 9 años.
Lena: Si lo recuerdas, vas a aceptar entonces.

La miro extrañada y ella se pone de pie girándose para quedar de lado. En ese momento me tapo la boca de la sorpresa, ya se le nota la clásica barriga de embarazada.

Aynea: ¿Pero es enserio?
Lena: Totalmente, el médico de hoy ha sido la ecografía de control.
Aynea: Enhorabuena Lena, Oscar y tú estaréis muy contentos.
Lena: No te lo voy a negar, lo estábamos buscando, pero no pensé que llegaría tan rápido. Ha sido parar con las anticonceptivas y pum.
Aynea: Siempre lo dicen, cuando dejas las pastillas te quedas embarazada pronto.
Lena: Y tanto.

Reímos las dos y no puedo evitar alegrarme un montón. Aparte de que me haya nombrado la madrina de su bebé (que es lo de menos), sé de sobra que ha querido ser madre desde muy pequeña. Y por lo que me ha contado y algunas cosas que recuerdo, Oscar lleva siendo su pareja desde los 14 años, esa criatura va a estar en una familia donde la van a querer muchísimo.

Noto algo en el abdomen y me llevo la mano a él cerrando los ojos. Acabo de comer algo hace nada y mi periodo terminó hace 4 días, no sé qué puede ser.

Lena: ¿Estas bien Aynea?
Aynea: Si, tranquila. Me habrá sentado mal algo, no te preocupes.
Lena: ¿Segura?
Aynea: Que sí, tranquila.

Abro los ojos y vuelvo a mirar la pantalla. La veo mirarme algo preocupada, pero sonrío para que esté tranquila.

Aynea: Estoy muy feliz por ti, enserio.
Lena: Gracias, y espero que te haga ilusión ser madrina.
Aynea: Pues claro que sí, voy a ser la persona que se va a encargar de malcriar a esa criatura, no lo dudes.
Lena: No esperaba menos. Oye, ¿Tienes algo que hacer?
Aynea: No, ¿Por qué la pregunta?
Lena: ¿Te importa ir a mi casa allí en Barcelona? Es que Oscar tiene unas cosas de cuando era pequeño que quiere que las tenga el bebé, y le quiero dar la sorpresa de traerlas.
Aynea: ¿A casa de tus padres?
Lena: No, a la que compartía con Melen, no la hemos vendido con el cambio de equipo.
Aynea: No me importaría, pero no recuerdo donde es, ni tampoco tengo las llaves.
Lena: Te paso la ubicación por mensaje. Y las llaves no hay problema, ¿Recuerdas la chaqueta que te dejé el día que saliste del hospital?
Aynea: La tengo en el armario, no te la devolví.
Lena: Mis llaves están en esa chaqueta, me di cuenta cuando ya estábamos aquí en Granada. ¿Te supone mucho problema ir?
Aynea: Sin problema, me acerco ahora mismo.
Lena: Gracias, te debo una.

Estamos hablando un poco mas hasta que nos despedimos y colgamos la llamada.

La curiosidad es más fuerte que yo y voy a mi armario para buscar esa chaqueta. Cuando la tengo en mis manos, busco en los bolsillos y localizo el juego de llaves que me ha dicho mi amiga.

Cuando lo saco del bolsillo, mi mirada va directa al llavero que tiene. Es una P de color blanco y celeste, pero lo que más me llama la atención es que en la barriga de la letra esta apoyado Perico, una de las mascotas del Espanyol.

Este llavero se lo he visto a mi hermana y a su pareja, sé que son dos partes y es personalizado con las iniciales y las mascotas, los hace el club para sus jugadores. Lo que no me cuadra es que sea Lena quien tenga a Perico y no Oscar (entiendo que la P es por su apellido, Puado).

Es algo muy extraño, pero si ella dice que son sus llaves, no tengo por qué desconfiar.

Es algo muy extraño, pero si ella dice que son sus llaves, no tengo por qué desconfiar

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La mente puede olvidar, pero no el corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora