La Luna recibe una gran noticia

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A las 10 de la noche la marea estaba subiendo, escucho a mi hermano llamándome de fondo, no le hago caso, ya se que es para que vaya a cenar. Solo necesitaba unos momentos con mi elemento favorito, el agua, me quite la bata de playa y me quede en bikini, me introduje en el agua cálida lentamente sintiendo como la marea me arrastraba con ella. Esta arena me había enamorado, donde yo vivo tiene muchos segmentos de conchas que te dañan los pies, pero aquí, en Barcelona era distinto. Salí del agua y me puse la bata. Le mando un beso a la luna.

- Que pases bonita noche Luna - dije mientras le daba la espalda y me dirigía a casa.

Afuera de la casa, en la parte que daba a la playa había un pequeño porche donde estaba sentado mi hermano en los primeros escalones. Fumar es una cosa que me repudia.

- No me gusta que fumes y menos si no lo sabe madre - le cogí el cigarro y la apagué en la arena de la entrada.

- Yo también te quiero hermanita - me dijo cogiéndome la mano para entrar en casa.

Yo me deje guiar. La entrada contenía dos columpios situados a ambos lados mirando al mar, la puerta era blanca con unos cristales muy limpios. Al entrar por ella vi una mesa puesta con platos color verde esmeralda y vajilla de plata, también había comida y 4 servicios. Mi hermano y yo nos sentamos uno al lado del otro, dejando delante de nosotros dos servicios libres. Escuchamos la puerta delantera abrirse, dimos por hecho que sería la nueva pareja de mi madre. Y así era, llegaba de trabajar. Era la primera noche y cena que teníamos todos juntos desde que mi madre nos dijo que tenía novio. Su aspecto era formal y serio, al aparecer por el comedor con su esmoquin y maletín, pero al verlo saludando a mi madre con un beso en la frente, me pareció tierno y simpático. Era alto, su pelo era negro y con muy pocas canas, su rostro no conservaba ninguna arruga, sus ojos eran azul escuro como las profundidades del océano, sus dientes estaban perfectamente alineados y conservados y sus labios eran muy finos y pequeños. Mi madre acababa de servir todos los platos mientras yo observaba a su pareja. Había estado con nuestra madre mientras había ido a recoger el primer plato a la cocina y el había cogido una botella de cava. Aparecieron los dos de nuevo por la puerta que conducía de la cocina al comedor, mi hermano y yo nos levantamos a saludarlo. Mi hermano le dio la mano y yo le di dos besos, mientras nos sentamos el iba poniendo en unas copas, un poco de cava para brindar.

Se sentó y todos levantamos las copas.

- Bueno... Al fin nos reunimos, brindemos por un nuevo comienzo, todos juntos, por la familia que algún día espero pertenecer - dijo chocando las copas de todos.

- Salud y libertad - dijimos mi madre, mi hermano y yo.

- Bueno, Jan, en que trabajas, parece que no es mal empleo - dijo Ethan, mi hermano

- Bueno, tengo una empresa de joyería que comparto con mi hermana pequeña, la mejor amiga de tu madre - contó mirando a mi madre.

Después de esto seguimos conversando de muchos más temas hasta que llegó la hora de irse a dormir.

- Bueno subiendo las escaleras a mano derecha están vuestras habitaciones ya preparadas, la primera es la de Ethan y la segunda la tuya, Luna - dijo abrazando a mi madre por la espalda.

- Vale muchas gracias - asentí con la cabeza tomando mi último trago de tila.

- Bueno, hasta mañana chicos nos retiramos a nuestro dormitorio, disfrutad de la casa, como si fuera vuestra.

Mi hermano recogió su vaso, me dio las buenas noches y un beso en la cabeza, se retiró también a dormir. Yo me quedé un rato en el salón, viendo la tele. Me fui a mi dormitorio me puse mi pijama a cuadros blanco y negro, revise mi computadora por si tenia Gmails, luego me heché con la luz apagada y destapada, con el ventanal de mi habitación entre abierto, observe como la cortina se movía al compas de la brisa fresca que entraba. Solo en ese momento saque una sonrisa desde mi corazón pensando en lo feliz que estaba mi madre desde que mi padre falleció. Mis ojos se fueron cerrando hasta quedarme completamente dormida.

La luz del amanecer chocó con mi rostro, me había despertado hacía dos horas y ya eran las 7. Me incorporé en la cama, pasé mis manos por la cabeza, me levanté poco a poco para no marearme, cogí la botella de agua que tenía en el suelo y me dirigí a la terraza de mi habitación me senté en una butaca a observar el amanecer. Ya el sol completamente levantado, sentí que llegaban mensajes a mi computador, me dirigí a la cama, me senté como los indios en ella, y miré los mensajes.

Entre ellos se encontraba uno que me hizo saltar de alegría, era un mensaje de Albert, mi manager, que había encontrado un nuevo campeonato del tiro al plato.

Se hacía en Barcelona y comenzaba en 3 meses, gracias que esta noticia ya me pillaba en Barcelona y no en Sanxenxo le respondí al Gmail con un amplio, si, luego de recibirlo me confirmó que ya estaba apuntada. Estaba demasiado emocionada, me juré en ese mismo momento, que tendría que ganar el campeonato. Ya que en el pasado quedé de segunda con tan solo una medalla de plata. Y, para variar, la que quedó en primer lugar fue mi ex mejor amiga. Con tanta rabia, me marché de ese sitio, que nunca volví a tocar Grecia. Me puse un vestido de playa color lila y bajé a desayunar, mi hermano me esperaba con los desayunos ya hechos, había preparado café descafeinado como a mi me gusta y había hecho una rosca de nueces, mi favorita. Me acerqué a él y le di los buenos días con un beso en la mejilla, mientras él disfrutaba de una tostada con mermelada de fresa, le pase la mano por su pelo mojado para despeinarlo. Me senté a su izquierda en la isla de la cocina y comencé a desayunar.

- Que tal descansaste - pregunta Ethan con la boca medio llena de comida.

- Bien, me costó dormirme, pero bien - conté mientras mecía el café.

Madre apareció por la parte del salón con una gran sonrisa.

- Buenos días mis pequeñas constelaciones - dijo sirviéndose un poco de café - Como os ha ido la noche.

- Bien, tranquila, hemos dormido bien, por cierto, me ha caído muy bien Jan, parece que os entendéis.

- Me alegro Luna. Por cierto qué tal con el último campeonato de tiro al plato, no me dijiste cómo te fue, aunque creo que no como esperabas, por que como no recibí noticias, se que quedaste en segundo lugar porque me lo contó tu hermano por teléfono.

- Creo que es lo único que necesitas saber madre, no me gusta hablar de ese torneo - conteste con un tono molesto llevando a lavar la taza de café.

- Vale no quería hacerte molestar, solo me interesaba por ti - me dijo apoyando una mano sobre mi hombro.

- Cosa... que haces tan solo... desde hace... 4 meses... - le aparté la mano

- Amor...

No le dejé terminar la frase, me marché fuera de la casa, saliendo por la entrada principal. No pasaron ni 2 segundos y ya tenía a Ethan detrás mío.

- Te has pasado - me dijo encendiendo un cigarrillo.

- Lo sé... pero no soporto lo que me hizo, yo... sabes... siempre he estado por y para ella... al fin había encontrado a alguien, que me cuidaba y me amaba y lo destroza, lo siento no puedo permitir que sepa nada mas de mi, espero que lo entiendas mejor que nadie.

- Lo se, me paso lo mismo, pero ya sabes como es - me rodeó con sus brazos por la espalda mientras sostenía el cigarrillo con sus labios

- Ay... quítate... sabes mejor que nadie que odio el humo del tabaco - le dijo empujándolo hacia atrás y con tono juguetón.

- Seguro que te molesta tanto... - responde con una media sonrisa en su cara mientras se dirige de nuevo a la casa. 

- Oye... - lo detengo antes de que entre en casa - Me han encontrado otro campeonato, aquí en Barcelona, empieza en 3 meses osea que me tendrás mas cerca, pero ya sabes que hoy me vuelvo a Sanxenxo, necesito unos días de paz y tranquilidad ya llevo aquí más de un mes y mis amigos me quieren ver, además son las fiestas de allí, tengo ganas de estar con ellos así que me volveré en agosto.

Un beso bajo la lluvia de estrellas, entre el Dios Sol y la Diosa LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora