Único

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Las luces de neón iluminaban el club, un espacio oscuro lleno de humo y música alta. El aire estaba cargado de energía, un torbellino de risas y susurros mientras la gente bailaba al ritmo frenético de las canciones que retumbaban a través de las paredes. Era una atmósfera intoxicante, un refugio donde las preocupaciones se desvanecían y las realidades del mundo exterior quedaban atrás. En medio del caos, Namjoon se encontraba de pie, observando el escenario con una mezcla de admiración y anhelo. Sus ojos se posaron en Seokjin, quien, bajo las luces parpadeantes, parecía brillar con una intensidad que le quitaba el aliento.

Había algo en el ambiente esa noche, algo salvaje y vibrante, como una corriente eléctrica que corría por sus venas. La canción "Blow" empezó a sonar, y fue entonces cuando todo cambió. Seokjin, siempre tan despreocupado y elegante, dejó que el ritmo lo envolviera. Sus movimientos eran fluidos y naturales, pero había una fuerza en ellos que Namjoon no había visto antes. Cada giro, cada paso, parecía cargar con una tormenta de emociones contenidas, y Namjoon no podía apartar la mirada.

—¡Mira cómo se mueve! —exclamó un amigo a su lado, sacando a Namjoon de sus pensamientos.

—Es increíble. —respondió Namjoon, sin poder evitar sonreír. —Se ve tan libre.

Namjoon no podía evitar sentir una mezcla de admiración y deseo. Habían pasado tantas noches como esta juntos, compartiendo risas y bailando, pero algo en la energía de la canción hacía que esta vez se sintiera diferente, más intensa, más significativa. Era como si el universo mismo hubiera conspirado para reunirlos en ese instante, para hacerles entender que su conexión iba más allá de la amistad, una conexión que ambos habían estado evitando explorar.

Seokjin, como si sintiera la mirada de Namjoon, giró su cabeza y sus ojos se encontraron. El mundo pareció detenerse por un instante, el aire entre ellos cargado de electricidad. Seokjin sonrió, esa sonrisa suave que siempre tenía, pero había algo más detrás de sus ojos. Una invitación, un reto. Era un desafío cruzar la línea que había permanecido entre ellos, una línea que, en ese momento, parecía desvanecerse.

—¿Vienes? —preguntó Seokjin, alzando una ceja y extendiendo la mano hacia Namjoon. —No te quedes ahí parado.

Namjoon, con el corazón latiendo más rápido, avanzó entre la multitud hacia él. Cada paso era una mezcla de nerviosismo y determinación, la música retumbando en sus oídos como un llamado irresistible. Cuando llegó a su lado, Seokjin extendió la mano sin decir una palabra. Era un gesto sencillo, pero lleno de significado, un puente entre sus mundos.

La tomó, y el mundo pareció girar alrededor de ellos. La música era como un viento feroz que los empujaba, pero ellos se mantenían firmes, conectados. Bailaron juntos, como si el ritmo los hubiese poseído, como si la canción los estuviera llevando a un lugar donde solo existían ellos dos. La energía entre ellos era palpable, cada movimiento resonaba con la música, sus cuerpos en perfecta sintonía.

—¡Eres un gran bailarín! —gritó Namjoon, intentando hacerse oír por encima del volumen de la música.

—Tú tampoco te quedas atrás. —respondió Seokjin con una sonrisa deslumbrante. —¡Vamos, sigue el ritmo!

Se sintió como si el tiempo se hubiera detenido, y todo lo que importaba era esa conexión mágica que estaban compartiendo. Cada giro de Seokjin, cada paso, era un recordatorio de que había algo más entre ellos, algo que ambos habían ignorado durante demasiado tiempo. La química era palpable; era como si el aire entre ellos vibrará con una intensidad que no podían ignorar.

—¿Sabes? —dijo Seokjin, con un tono más serio, mientras se acercaba a Namjoon. —He estado pensando mucho últimamente.

—¿Sobre qué? —preguntó Namjoon, sintiendo que el corazón le daba un vuelco.

El susurro del viento [N.J][OS][✓]Where stories live. Discover now