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[Leehan]

— Leelecito — al salir del salón, me encontré con Isa. Ella notó que tenía puesta mi mochila — Hoy tengo educación física, ¿no vas a esperarme para salir? — preguntó confundida, pues yo siempre la esperaba para volver a casa juntos.

— Ah, cierto, olvidé decírtelo. — me di un golpe mental — Iré con Taesan hasta casa. Él tiene que hacer una portada, o las chicas de literatura tienen que hacerlo, no sé bien, pero...

— ¡Caray! ¡¿Tendrás una cita con él?! — gritó. Giré mi cabeza hacia mis compañeros que salian del aula. Me miraron con rareza y se fueron murmurando cosas.

— ¡Isa! — regañé, tomándola de los hombros para alejarnos de la entrada — Deja de decir eso, es sólo una ayuda que voy a darle, no una cita. Iremos a mi casa para probarme un traje, después saldremos y tomará fotos de mi para su portada.

— Suena cómo una cita para mi.

— ¿Pero qué clase de citas has tenido tú? — pregunté retórico.

— Hey. — Taesan apareció.

— ¡Taesan! — saltó ella.

— Aish, Isa...

— ¿Así que van a una cita?

Taesan alzó las cejas, sorprendido.

— En un término netamente literal, sí es una cita.

— ¡Lo sabía!

— ¡Le estás dando el contexto erróneo! — volví a regañarla.

— ¡Vamos, Leelecito, dejame soñar!

— Ah, así que así te llamas. — dijo él. Fue entonces que me di cuenta de que no le había dicho mi nombre.

— Jo, perdón, soy Kim Leehan.. — estiré mi mano para darle un apretón.

Él la tomó, saludandome.

— ¿Cómo es que recién te presentas? ¡Eres tan raro, Leelecito!

— Por dios, Isa, cambia ese apodo.

— ¡Jamás!

— Bueno, ¿nos vamos ya, Hanie? — awawawawawa... ¿Como?

Hanie, Hanie, Hanie, Hanie, Hanie, Hanie, Hanie.
Hanie, Hanie, Hanie, Hanie, Hanie, Hanie, Hanie.

Detector de cringe: no hay tal.

— Oh, vaya... Ese apodo...

— No te gusta, ya lo sabemos — terminó Isa, cruzandose de brazos.

— De hecho, ese apodo sí está bien. — confirmé.

— ¡Pero si es parecido al mío! — se quejó.

— El tuyo me hace parecer un bebé. ¿Qué tal si empiezas a llamarme hanie también? Si no quieres Leehan.

— Bueno, yo... — abultó sus labios juntos. Sonreí, porque sabía que iba a acceder.

Pero...

— No puede. — Taesan dijo aquello muy seriamente. Ambos lo miramos. — Yo soy quien puede llamarlo así.

Ella soltó una pequeña risa aireada.

— Perdón, Taesan, pero creo que puedo usar el apodo que se me antoje con mi mejor amigo, ¿Okey? — ella estaba molesta. ¿Ya les había dicho que a ella no le agradaba que alguien más quisiera tener posesión de mi?

— Me vale. ¿Nos vamos de una vez? — tomó mi mano con delicadeza, pero firmeza a la vez y caminó, llevándome con él.

— Uh, ahm... Perdón, Isa, nos vemos mañana. — la saludé, mirando hacia atrás y ella otra vez volvió a cruzarse de brazos.

no tan heterosexual | gongfourz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora