trauma dump

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si sokka tenía que morir algún día podría ser en ese mismo momento. su plan era plan fácil: colocar unas cuantas velas aromáticas por aquí y por allá, deshacerse de su coleta característica, hacerse con una rosa y su propio encanto. nada podría salir mal, pero tenía que empezar a hacerse a la idea de que con zuko nada era previsible.

así que ahí estaban los dos: sokka con una rosa en la boca esperando a suki y zuko, que claramente no era suki, en frente de él.

la rosa se le cayó de la boca en el momento en que lo vio, asomando su pelo negro por las cortinas. zuko se mostró sorprendido, pero le duró un instante, ya que de un momento a otro lo tenía sentado con su ceño fruncido de siempre.

—sokka, necesito hablar contigo —zuko lo miró firme, a lo que sokka se irguió casi por instinto.

—claro, claro. por supuesto no tenía nada más que hacer ahora mismo ni estaba esperando a nadie... dime qué es lo que está atormentando esa cabeza tuya, amigo.

—es sobre tu hermana, me odia.

—¿qué? katara es incapaz de odiar a nadie —dijo entre risas—, bueno, a menos que sea alguien de la nación del fuego —sokka miró sonriente al chico de, casualmente, la nación del fuego y se dio cuenta de su error—. ¡pero me refiero a gente mala de la nación del fuego! ya sabes...

zuko parecía reprimir una sonrisa, pero a lo mejor las velas aromáticas estaban comenzando a hacer que sokka imaginara cosas. —te he entendido. me preocupa lo que piense de mí, aunque ni yo entienda el por qué. solo sé que no quiero que me vea como el enemigo. ya no soy así. ya no.

sokka notó su voz temblar en las últimas palabras. zuko tenía la vista perdida en algún punto de la tienda, dejando a sokka una vista perfecta de su cicatriz: tenía millones de tonos rojizos; miles de pliegues, unos levantados, otros dejando pequeños huecos; y emanaba un sentimiento abrumador que comenzaba a afectar al moreno. acercó su brazo hasta el otro chico y lo dejó en su hombro, indeciso, haciendo que zuko se girara hacia él y lo mirara a los ojos. el dorado que había en los ojos avellana del joven siempre conseguía hipnotizarlo. sokka nunca había visto unos ojos como los de zuko, y cuando lo miraban así, tan de cerca, sentía que le atravesaban hasta el corazón.

—no sé si preguntarte esto pero, ¿me puedes hablar sobre tu madre?

sokka se oyó tragar saliva. nadie le había preguntado nunca por su madre. aunque sabía que la intención de zuko tenía que ver con su hermana, la mirada que le dedicaba le hacía sentirse escuchado. como si por primera vez desde su muerte alguien hubiera reconocido su dolor.

—no es un día que me guste recordar —sokka dejó caer la mano que tenía sobre zuko en su propio regazo y miró al techo de la tienda. con solo mencionarla se le estremecía el cuerpo.

—gracias, sokka.

zuko comenzó a levantarse, sokka lo observaba a cámara lenta. era como aquel día: lo único que hacía era quedarse quieto mirando como se le escapaba todo de las manos. por eso su madre estaba muerta. sokka se aferró a la muñeca de zuko antes de que pudiera hacer un movimiento más.

—yo no estuve ahí, ¿sabes? mientras katara iba a por mi padre y los dos encontraban a mi madre muerta yo estaba deambulando entre soldados de la nación del fuego y ceniza intentando hacerme el guerrero, como siempre me llamaba mi padre. pero en realidad, yo no hice nada. no estuve para verla por última vez viva ni para verla por primera vez sin vida. no recuerdo ni cómo era su cara, zuko —un sollozo rebelde se escapó de sus labios, cada vez el nudo en su garganta más asfixiante. zuko no despegó su vista ni un segundo de él y posó su mano libre sobre la que sokka tenía sobre su muñeca—. aquel dia perdí a mi madre y no me enteré hasta que todo acabó.

hubo una pausa entre los dos en la que sokka se dio cuenta de que estaba a punto de llorar. apretó los ojos fuerte, miró a zuko, luego a su mano sobre piel blanquecina y dejó escapar la primera lágrima.

—lo siento —fue lo único que se entendió entre sollozo y sollozo.

zuko se quedó estático por unos segundos, hasta que decidió romper el agarre de sokka y acercarlo a él en un abrazo. dejó que su cuerpo hablara por él y descansó una de sus manos en la nuca del moreno.

pasó un largo rato hasta que sokka logró soltar todo el dolor reprimido y logró calmarse. tenía a zuko cogido por los hombros en una pose para nada cómoda. levantó la cabeza de encima del chico para ver un espacio enorme mojado de lágrimas y mocos. sokka puso una mueca ante la vista y miró a zuko. lo que encontró en el joven de la nación del fuego fue algo que casi le asustó, un cariño que nunca le habían dedicado. sabía que no era pena (todo el mundo en el polo sur lo miraba con pena desde lo de su madre), era algo más que no se atrevía a intentar descifrar qué era.

la cosa es que zuko no se alejaba y sokka no podía pensar en otra cosa que no fuera él.

—yo también perdí a mi madre. obviamente no es lo mismo que te pasó a ti, no me atrevería a compararlo. ella decidió irse y dejó a sus dos hijos detrás sin pensarlo. nos dejó a los dos solos sabiendo que mi padre era un monstruo y eso siempre vivirá con ella. pero yo siempre viviré sin una madre, solo con el recuerdo de cómo solía ser la vida antes de que se fuera —bajó la vista, recorriendo los brazos morenos de sokka que aún seguían sobre él. llevó ambas de sus manos hasta las oscuras del contrario.

—no habrías podido hacer nada por salvarla, lo sabes, ¿verdad? solo eras un niño, ni tú ni katara, ninguno podría haberlo evitado. no debes culparte, no te lleva a ningún lado, sé de lo que hablo.

zuko le dedicó una sonrisa sincera y sokka soltó una risa suave mientras sorbía los mocos que le quedaban. —no sabía que fueras capaz de consolar tan bien —el chico de la cicatriz bufó en respuesta.

—mi tío iroh me ayudó mucho con las emociones y eso, con encontrarme a mí mismo, por muy cursi que suene.

—al final vas a resultar siendo todo un blandengue —sokka le picó burlón el hombro a lo que zuko alejó su mano de un manotazo. el moreno rio mientras veía a zuko levantarse airado —¡vale, vale, lo retiro! ya veo que aún no llevas bien las bromas.

nunca habría imaginado que acabaría la noche llorando encima de zuko y teniendo que darle las gracias por escucharlo. lo más raro de todo es que si tuviera la oportunidad de pasar la noche con suki como lo había planeado, no lo haría.

—oye, antes de irte... gracias por escucharme y no salir corriendo cuando empecé a llorar como un loco y... eso —sokka sintió que empezaba a tener demasiado calor en aquella tienda bajo los ojos afilados de zuko.

el joven de tez blanca lo miró una última vez antes de desaparecer tras las cortinas, tan solo dedicándole otra sonrisa y un vistazo rápido a sus labios. por supuesto, sokka estaba demasiado ocupado en mostrarse "desinteresado" para darse cuenta de los matices escondidos en zuko. aunque zuko había conseguido dejar su rastro por el corazón de sokka aquella noche. 

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⏰ Última actualización: Oct 05 ⏰

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