Capítulo 5 [✓]

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—Hola.

Cuando volteó y me vió buscó a formar una sonrisa que logró parar; ocultó su sonrisa, pero no su mirada brillante. Me vió como si estuviera frente a su salvador o al menos esa fue la impresión que me dió.

—¿Dylan?, que rareza. —me observó sin poderlo creer.

—¿Por? —fruncí el ceño.

—Porque nunca te acercas a mí... De hecho, cuando te acercaste a mí fue para pedirme algo... Tú sabes... —miró para los lados como queriéndo buscar alguna excusa para poder irse de allí.

—Es cierto —Abrí mi mochila y saqué de ella el libro desgastado —. Toma y gracias, me sirvió de mucho. —, le extendí su libro y lo guardó en su mochila junto a sus demás libros y cuadernos.

—¿Te sientes bien? —pregunté confuso por su rara actitud hacia mí.

—Eh... Si... Todo está bien... —se puso más nervioso que antes —Me tengo que ir...

Cuando iba a bajar las gradas lo tomé del brazo parando su paso y haciendo que se sobresaltara por mi toque.

—¿Qué pasa? —lo miré confundió, no tenía idea el porqué de su comportamiento. —¿Te hice algo o qué?

Él siguió buscando la manera de evadirme. Lo tenía agarrado y temblaba como si yo lo fuera a matar. Su comportamiento me dió miedo. Se veía verdaderamente asustado, pero la pregunta era: ¿Porqué?

—¿Interrumpo?

Al oír la voz de Oswaldo detrás de mi espalda corté el agarre, solté su brazo y quedó en la misma posición como si estuviera congelado.

Tomé aire antes de voltear y darle la cara.

—Le estaba dando las gracias a Brayan por el libro. —solté.

Abrió la boca sorprendido —¿Así que el gordo es el del libro viejo?

Su comentario me resultó desagradable y no me imagino cómo se debido haber sentido Brayan cuando Oswaldo se refirió a él como el gordo. El problema no es la palabra sino la forma en que lo dijo. Lo miré decepcionado y voltee en dirección a Brayan.

Quedé con una disculpa pendiente porque ya se había ido, seguro se sintió mal por la actitud de Oswaldo y huyó para no complicar más las cosas...

—¿Así que el gordo no? —reclamó y eso me disgustó.

—No tenías porqué haber sido tan duro con él... Se debió haber ido muy mal.

Me mantuve de espaldas por unos segundos, no quise verlo a la cara, no quería discutir con mi mejor amigo.

El silencio duró hasta que sentí su mano en mi hombro y sin dudarlo la agarré.

—Sé que estás pensando lo peor de mí: que soy un inhumano, un acosador escolar, una mierda de persona. Pero entiende que no me gusta que estés cerca de ese tipo, no da buena espina, no lo paso...

—¿Y porqué? —lo encaré extendiendo mis brazos agresivo.

Él tomó aire, clavó su mirada en otra dirección y respondió: —no me gusta como te queda viendo....

Sentí feo al oírlo decir eso... No soporté mas la situación tan desagradable con mi mejor amigo, el único que tengo... Era demasiado duro para soportarlo...

Cerré mi mochila que aún seguía abierta con la boca abajo y sin decir más, me fuí lejos de su presencia.

Me fuí con el reloj de oro en mi bolsillo... El que le iba a dar a la salida del colegio... Pero no se pudo... No pude dárselo.

Bajo la lluvia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora